Viva Ho-Chi- Min! /
el faro del proletariado!/ Viva Stalin!/ el gran árbol eterno! / Abrigando la paz
bajo su sombra!/ Matad, matad, que la mano no se detenga un minuto! (To Huu,
comisario cultural vietnamita, citado por Jean Louis Margolin en Corea del Norte, Vietnam, Laos: la simiente del Dragón
en el Libro negro del comunismo)
Dos grandes partidos
parecen disputarse la hegemonía en la cultura Argentina: no son la derecha y la izquierda sino el de los ignorantes y
el de la voluntad de ignorar. Funcionan como etnias que luchan por el derecho a
mentirse a sí mismos y arrastrar al mayor número.
Unidos jamás serán vencidos.
Unidos jamás serán vencidos.
Algunos han optado por
divertirse ante esta farsa general. Mientras tanto la inflación continúa su
tarea deletérea y la ANSES tira a la calle títulos públicos para adormecer al
dólar, el desempleo y la miseria avanzan y se recrean las condiciones que la producen.
El default está mostrando las consecuencias: la plancha oficial y la parálisis
opositoria se miran sin espantarse como dos familiares que no se soportan pero
compartirán la mesa en las navidades.
Lo curioso es que todos están contra todos pero a su vez están de acuerdo en todo lo que lleva al parasitismo económico y la parálisis mental.
Lo curioso es que todos están contra todos pero a su vez están de acuerdo en todo lo que lleva al parasitismo económico y la parálisis mental.
Mientras 6,7,8
ataca a Macri como candidato del neoliberalismo y la corpo, los radicales le muestran su fobia y otros polemizan si tiene que teñirse o no el cabello, Carlos
Maslatón, a propósito de la red samaritana que está creando “que te cuide en
todas las etapas de su vida”, ve un eco de 1948, la novela de Orwell y escribe:
“Evidentemente el PRO es un partido pro comunista cuya menta final es la
creación de un enorme Estado totalitario que controlará y someterá a sus
súbditos, que serán eternos esclavos del sistema. Y aun no puedo comprender
como puede haber liberales que apoyan al PRO”.
Paso por alto al
programa oficialista por obvio. Me parece que las opiniones de Maslatón son
desopilantes pero no delirantes: hay, es cierto, un giro de Macri hacia las banderas
progres pero esto tiene que ver con la busca de votos y sacarse de encima el
sanbenito de derechista que en nuestro contexto significa ser inhumano y pese a Milani estar con la dictadura militar. Se dice
que esa red es para ayudar a que una madre que tiene un hijo pequeño pueda
terminar el secundario o a un señor mayor a usar el cajero automático y no con
una programada revolución bolchevique. Nada del otro mundo. Me
parece que Maslatón salvo cuando se refiere a Medio Oriente- defiende muy bien
a Israel- y ante un horizone opaco ha optado por divertirse con la política local
escandalizando a tirios y troyanos.
No pienso hacer aclaraciones a favor del boquense sino contribuir más a la confusión general pero sin oportunismo ni faltar a la verdad- que me equivoque es otro cantar- y siguiendo mi ética de perder lectores antes de haberlos encontrado. Creo que Macri no tiene nada que ver con el totalitarismo soviético ni con el chavismo afín al gobierno. Si fuera así, la legisladora del PRO, Lía Rueda, no hubiera propuesto celebrar la caída del Muro de Berlín como el comienzo de "una nueva era de respeto a la libertades individuales y el triunfo de los ideales democráticos", algo que saben muy bien los países del Este que vivieron bajo las stasi, desde la República Checa hasta Lituania, quien quiera enterarse de algo no tiene más que darse una vuelta por las embajadas. Estas palabras resultaron heréticas y fueron rechazadas por legisladores de UNEN, el kirchnerismo y Libres del Sur, Marcelo Ramal entre ellos, para los cuales la ideología más criminal de la historia humana “nunca violó derechos humanos”. Que le pregunten a los más de cincuenta mil balseros ahogados por intentar huir de la dictadura castrista qué son los derechos individuales y si la palabra libertad tiene significado. Esto muestra hasta qué punto alcanzan los niveles de descerebramiento en nuestra cultura cuyos representantes son verdaderos zombies que todavía tienen como ideal una sociedad a la que se refiere Maslatón y que define a la ideología argentina más como la impotencia de constituirse en Dictadura- los militares asesinaron a miles de personas y terminaron en el caos- que en poder lograr una modesta democracia como cualquier país vecino. Pero no es el macrismo como cree sino la ideología argentina en su conjunto cuyo capital moral renueva y estratifica cada acto de discurso que tiene como destino el perpetuo atolladero sesentista del cual no se quiere salir como si fuera un carnet de protección contra la muerte.
No pienso hacer aclaraciones a favor del boquense sino contribuir más a la confusión general pero sin oportunismo ni faltar a la verdad- que me equivoque es otro cantar- y siguiendo mi ética de perder lectores antes de haberlos encontrado. Creo que Macri no tiene nada que ver con el totalitarismo soviético ni con el chavismo afín al gobierno. Si fuera así, la legisladora del PRO, Lía Rueda, no hubiera propuesto celebrar la caída del Muro de Berlín como el comienzo de "una nueva era de respeto a la libertades individuales y el triunfo de los ideales democráticos", algo que saben muy bien los países del Este que vivieron bajo las stasi, desde la República Checa hasta Lituania, quien quiera enterarse de algo no tiene más que darse una vuelta por las embajadas. Estas palabras resultaron heréticas y fueron rechazadas por legisladores de UNEN, el kirchnerismo y Libres del Sur, Marcelo Ramal entre ellos, para los cuales la ideología más criminal de la historia humana “nunca violó derechos humanos”. Que le pregunten a los más de cincuenta mil balseros ahogados por intentar huir de la dictadura castrista qué son los derechos individuales y si la palabra libertad tiene significado. Esto muestra hasta qué punto alcanzan los niveles de descerebramiento en nuestra cultura cuyos representantes son verdaderos zombies que todavía tienen como ideal una sociedad a la que se refiere Maslatón y que define a la ideología argentina más como la impotencia de constituirse en Dictadura- los militares asesinaron a miles de personas y terminaron en el caos- que en poder lograr una modesta democracia como cualquier país vecino. Pero no es el macrismo como cree sino la ideología argentina en su conjunto cuyo capital moral renueva y estratifica cada acto de discurso que tiene como destino el perpetuo atolladero sesentista del cual no se quiere salir como si fuera un carnet de protección contra la muerte.
Macri viene de la
patria contratista que ha sido uno de los flagelos de la Argentina y hoy lidera
el kirchnerismo con el cual tiene negocios compartidos y los políticos que
tiene como referencia son Piñera en Chile o Lacalle en Uruguay aunque su
política impositiva no tiene nada de liberal y no difiere del kirchnerismo. A
mi entender la mejor manera de ayudar a los jubilados es bajar los impuestos,
incluso lograr que no paguen porque no llegan a fin de mes y obrar para que el gobierno respete los falllos de la Corte a su favor a la espera que mueran.
Su inauguración al
monumento al líder vietnamita Ho Chi Min- que hace unos años estaba esperando
en Congreso y Balbín bendecido prematuramente por las palomas- no responde a que sea comunista
sino a que toca de oído. En la concepción cultural de Macri, Ho-Chi Min puede
ser lo mismo que la estatua del Super Hijitus- para el que hubo un decreto de
la jefatura- o el premio a Tinelli.
Lo cierto es que
mito de Vietnam sigue siendo intocable como cada uno de los siniestros tesoros
oxidados de la ideología argentina que sostienen su capital moral como si se tratara de un partido único. El monumento podría haber sido inaugurado por una
asociación de superburros compuesta por el kirchnerismo, los
socialistas, partidos de izquierdas y narcos rosarinos invitados “ sin
distinción de banderías”.
Unos por
ignorantes, otros por la voluntad de ignorar hacen a la ideología- religión-
argentina como la Biblia al hebreo y el Corán al árabe.
El monumento a Ho Chi Min es una aberración histórica y un insulto a la libertad.
Vietnam fue un cambio de paradigma donde comenzaron a tallar las universidades norteamericanas- humanidades- cooptadas por un nuevo tipo de estanilismo enunciado por los Chomsky en nombre de la democracia que considera a éstas como totalitarias y a las dictaduras comunistas como sinonimias de la libertad. Su poder es tanto que ha llegado a cooptar retroactivamente a Mauri por ausencia de crítica. Esto es lo que debe llamar la atención a futuro para evitar que la corporación de la cultura se refuerce todavía más y sólo se tenga que repetir lo que ella dice como sucede hoy salvo excepciones. Hoy Chomsky es pro cubano, pro chavista, pro Hezbollah y pro Hamás. La consecuencia es el cretinismo suicida humanoide del zombi planetario que se agudiza en la Argentina, un país desquicidado no por falta de cultura sino por exceso de ilustración.descerebrada y la confusión general que comprobamos en el lenguaje político donde la incertidumbe se resuelve siempre en optar por lo peor como lo más seguro.
El monumento a Ho Chi Min es una aberración histórica y un insulto a la libertad.
Vietnam fue un cambio de paradigma donde comenzaron a tallar las universidades norteamericanas- humanidades- cooptadas por un nuevo tipo de estanilismo enunciado por los Chomsky en nombre de la democracia que considera a éstas como totalitarias y a las dictaduras comunistas como sinonimias de la libertad. Su poder es tanto que ha llegado a cooptar retroactivamente a Mauri por ausencia de crítica. Esto es lo que debe llamar la atención a futuro para evitar que la corporación de la cultura se refuerce todavía más y sólo se tenga que repetir lo que ella dice como sucede hoy salvo excepciones. Hoy Chomsky es pro cubano, pro chavista, pro Hezbollah y pro Hamás. La consecuencia es el cretinismo suicida humanoide del zombi planetario que se agudiza en la Argentina, un país desquicidado no por falta de cultura sino por exceso de ilustración.descerebrada y la confusión general que comprobamos en el lenguaje político donde la incertidumbe se resuelve siempre en optar por lo peor como lo más seguro.
Cuando en 1950,
Corea el Norte invadió al Sur todo el mundo lo vivió como injusticia, hasta
Perón quiso enviar tropas porque había adherido al TRIAR y fueron frenadas por
las huelgas obreras. El libreto del PCV estalinista de Vietnam fue el mismo que
el de Kim Il Sung pero esta vez para la media occidental estaba del lado del
Bien porque las universidades ya habían comenzado su lavado de cabeza. Nadie quiso escuchar las primeras crónicas de Olivier Todd que
caracterizaba al tío Ho y denunciaba sus prácticas estalinistas. La guerra fue
perdida por los hippies- Clinton, uno de ellos, eludió el servicio militar-,
los drogones, las madres que lloraban sobre los ataúdes y las batallas que se
ganaban durante el día se perdían en los medios de prensa yanqui a la noche. No
se les creyó a Todd o a Revel sino a los Noam Chomsky que se daba el lujo de
comparar la censura en Estados Unidos con la de la Unión Soviética mientras
vendía millones de ejemplares. Una escaramuza era descrita como masacre y la
foto truchada del niño vietnamita envuelto en napalm recorría el mundo. El
accidente de Man Lay- los vietnamitas se escondían en la aldea- fue considerado
el colmo de la violación de los derechos humanos pero Todorov demostró que los
crímenes de Ho Chi Min superaban holgadamente a los norteamericanos. Man Lay
cumple en el paradigma vietnamita la misma función que la masacre de los
palestinos en Sabra y Chatila, atribuida a Israel y nunca a la Falange Libanesa
que la hizo en respuesta a la masacre de Damour en la cual Arafat, carnicero
del Líbano, asesinó a más de quinientas personas.En Estados Unidos e Israel los acusados de crímenes de guerra son denunciados por la prensa e incluso juzgados como el caso de Ariel Sharon. En los países comunistas o nazislamitas son considerados héroes como el que asesinó a un niño en Jerusalem.
Los contextos
históricos son amputados arbitrariamente en función de los consumidores
contestatarios de robotluciones. No puedo aquí narrar en detalle todo lo que no
se sabe de Vietnam. Pero aparte del ensayo de Jean Luis Margolin, están los
libros de Don Van Toai, Le gulag vietnamen o los de Georges Bouardel, Cent
fleurs ecloses en la nuit vietnamen, que muestran que nada tiene que envidiarle
al Lagoai chino también ignorado como el notable libro Como terminan las democracias de Jean
Francois Revel que narra en detalle las violaciones de los pactos de los
dirigentes vietnamitas que se hicieron cuando se firmó la paz. Todo eso fue blanqueado por los revisionismos progres. Las
matanzas masivas del Tío Ho en las aldeas, las cuotas del 5% copiadas del
maoísmo, las torturas, la entrada devastadora en la ya indefensa Saigón- el
asesinato de religiosos, católicos, budistas y extranjeros, incluyendo a
comunistas que luchaban en el Frente del Sur- luego del retiro norteamericano
en 1973, todos y cada uno de los discusos de exterminio de disidentes fueron
olímpicamente ignorados. Unas 500000 personas fueron confinadas en campos de
reeducación. Si Estados Unidos hubiera ganado la guerra hoy Vietnam sería un
país de instituciones y libertad de prensa y más próspero como lo es Corea del
Sur.
Pero los
mandarines de Hanoi, luego de pasar varias hambrunas, en 1993, siguiendo el modelo chino, arreglaron con el FMI y entraron en el capitalismo global pero siempre bajo una dictadura de
Partido Unico que tiene en el tío Ho a un gran patriarca. ¿Alguién oyó que criticaran al FMI o al capitalismo desde entonces como nuestros ideólogos de la burguesía prebendaria? En 1986 se pasan definitivamente al libre mercado mediante las reformas conocidas como Doi Mói-, alentando la propiedad privada en el campo y las empresas, las exportaciones y la inversión extranjera hasta convertirse en la economía de más rápido crecimiento en el mundo. Es esto lo que habría que examinar porque no padecen de nuestros letales industriales parasitarios en vez de insistir en el mito. El encuentro entre Ho
Chi Min con el Super Hijitus sobre una bicisenda puede definir la ideología de
Macri: es el buenismo. Se le pueden sumar Tinelli y Boca Juniors y la red samaritana. Seduce porque parece no tener
ideología pero ahí está el tío Ho tratando que Hijitus asuma una nueva
identidad justiciera y participe otra vez en los relatos de liberación nacional
que sólo han esclavizado a las naciones.
Ho-Chi Min tiene que ser incluido en el mausoleo totalitario con los Lenin, los Stalin, los Mao, los Enver Hodja, los Eric Honechker, los Pol Pot, los Ceaucescu, los Mengustu y otros y así hasta llegar a los Castro y los Chávez.
Ho-Chi Min tiene que ser incluido en el mausoleo totalitario con los Lenin, los Stalin, los Mao, los Enver Hodja, los Eric Honechker, los Pol Pot, los Ceaucescu, los Mengustu y otros y así hasta llegar a los Castro y los Chávez.
A medida que la
derechización del kirchnerismo avanza se agudiza el progresismo del PRO como si
se tratara de dos hermanos gemelos complementarios El kirchnerismo quiere
probar que la seguridad ha sido siempre un tema que le ha preocupado y el
macrismo quiere demostrar que no es de derecha que es en nuestro contexto una
calificación vergonzante como si el solo hecho de pronunciarse de izquierda
fuera estar del lado del Bien. En el inicio de su gestión, el kirchnerismo se
apropió de banderas que eran de la izquierda pero también de toda la sociedad y
la política de derechos humanos que hasta entonces era bien llevada- las leyes
del perdón estaban a punto de caer- y por la cual demostraron una indiferencia
total prohibiendo a las Madres en Santa Cruz y comprando a Bonafini y a la
banda de Carlotto. Nora Cortiñas en un reportaje de 2003 anticipó lo que iba a
pasar pero nadie la escuchó, todas las madres no oficialistas fueron
silenciadas y los derechos humanos se transformaron en Sueños compartidos: un
negocio fenomenal. Kirchner pasó de exaltar a los asambleístas de Gualeguaychú
a condenarlos cuando negoció con Mujica. Los policías del PRO reciben una
instrucción ilustrada: leen a Cortázar y la cultura que describo en detalle en
Cortázar y los escolares siniestros. TN, aparentemente un medio opositor, idolatra
un Cortázar ahistórico para un jardín de infantes inevitablemente siniestro que
se traga como sapo a la revo pop cubana que sigue en el lugar sartreano de
momento histórico “insuperable”, incluso para la izquierda no oficialista. Nadie
tiene la más mínima noción de los hechos ocurridos y compite para demostrar que
es más progre que el otro. Una mujer policía parece una excepción: lee Marina
Tsvietáieva, pero la coloca a la altura poética de Pablo Neruda, apólogo
de Stalin. Es como si lo peor de la Universidad que idiotizó desde el sesenta a
sucesivas generaciones se hubiera infiltrado en la nueva policía y lo único que
falta en la Metropolitana es la foto del Che y Mauri
El kirchnerismo adopta una vía contraria, abandona el zafado zaffaronismo y apunta a apropiarse de banderas que eran de la derecha y de toda la sociedad en cuanto a la seguridad. Mientras tanto en el nuevo código penal “acusatorio” da todo el poder a los fiscales que nombrará directamente la soldado cristinista Gils Carbó constituida en Encubridora general de la nación y se multiplican los incendios que queman documentos comprometedores.
La lectura es una cosa seria y los hombres de partido la confinan a una función ornamental y así ni bien llegada la democracia en el 83, los ideólogos del cub socialista estructuraron la Universidad en los ochenta en torno a Raymond Williams- sin dar a leer un libro que valga la pena-, el intelectual orgánico de Gramsci y la Utopía que culmina en La Tablada. Beatriz Sarlo, supuestamente opositora, puede ir hoy a un programa de TV aferrada a Literatura y realidad política de David Viñas, un notable novelista pero autor del libro más estanilista que se ha escrito sobre literatura argentina en todos los tiempos, anunciado la cultura que se viene mediante el matrimonio del club socialista y sus amigos cartabiertistas que no afectará a ninguno de los fetiches culturales que axfisian y aplastan. Gramsci, que consideraba a la etapa del Terror jacobino de la revolución francesa como la más positiva, afirmaba que el capitalismo y sus dogmas prevalecían en el siglo XX en el mundo occidental y el único modo de vencerlos era infiltrar los aparatos culturales y de enseñanza hasta sustituirlos definitivamente por el partido comunista. El trabajo se hizo muy bien en la Argentina durante toda la década del ochenta y hoy son evidenes sus frutos.
Este libro se escribió en la década del sesenta y no resiste el análisis- el cual hice en Una generación de granito- pero funciona como una especie de capital moral que todavía el marxiquiosco puede explotar. No habría que compartir ni repartirse nada de nada y someter a la cultura a una partición de origen en función de un sujeto sustraído a la servidumbre voluntaria, negada por todos y por tantos practicada y enterrar definitivamente los paradigmas cubano, vietnamita y chavista que producen al sujeto repetidor compulsivo de grandes gestas inexistentes. El niño K que quiere que haya kirchnerismo para la eternidad es el último fruto de la generación de granito y la utopía totalitaria que ha cooptado sucesivamente a las generaciones. De haberse leído en los ochenta Ante la guerra- comparación de Estados Unidos y la Unión Soviética durante la llamada guerra fría- o El avance de la insignificancia- lectura de los exterminios del marxismo leninismo- de Castoriadis- pensador clave para una izquierda no estanilista- la historia cultural argentina hubiera sido otra. El, Lefort, Leys, los grandes escritores cubanos anticastristas fueron cuidadosamente excluidos de las universidades por los ideólogos del club socialista y afines y el populismo capitalizó esa herencia- sus travestidos ideólogos vienen de los sesenta- haciendo más caja que ideología. Estoy citando intencionadamente autores de izquierda aunque hubiera bastado con Pasolini para bajarle el pulgar al castrismo porque de entrada calificó a Castro de fascista por apoyar la represión de la primavera checa.
Ahora los
responsables de todo son los inmigrantes extranjeros y el sistema judicial de
la puerta giratoria que Los K alentaron en diez años de gestión. Las
expresiones de Berni recuerdan las de la mano dura de Ruckauf. Ante este
espectáculo se puede decir que lo único seguro en la Argentina es la Cultura parasitaria
– no me refiero a la de los los llamados márgenes que en realidad son fronteras
del lenguaje, de un lenguaje de fronteras- que tiene como sujeto al mismo zombi
terminal de siempre que a largo plazo convalidará los pactos que blanquerán la
megacorrupción K y sus respectivas asociaciones delictivas que no resisten
comparación para quien conozca los casos en detalle con otras que abundaron en
el país.
Y a escala global aquello que comenzó en Vietnam y Cuba culmina hoy en Obama, producto de esa universidad que describe Phillipe Roth en La mancha humana, que es el líder indiscutido como solapado del Gran Jihadistán- sucesor del comunismo- hoy en pleno avance y con vía libre para exterminar poblaciones y con la Argentina asociada a regímenes como Cuba, Venezuela, Rusia, Irán y China que coinciden en suprimir todo asomo de libertad y prohibirían hasta el mismo Anteojito.
Y a escala global aquello que comenzó en Vietnam y Cuba culmina hoy en Obama, producto de esa universidad que describe Phillipe Roth en La mancha humana, que es el líder indiscutido como solapado del Gran Jihadistán- sucesor del comunismo- hoy en pleno avance y con vía libre para exterminar poblaciones y con la Argentina asociada a regímenes como Cuba, Venezuela, Rusia, Irán y China que coinciden en suprimir todo asomo de libertad y prohibirían hasta el mismo Anteojito.
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