Por no tener cabeza
( versión cristinista del tango de Gardel)
Por un tal juez Griesa
toda esa locura
un buitre que besa
El Fondo protesta
Obama que pide, el Papa que reza
calman la amargura
Por
un tal juez Griesa
viejo imperialista
soy una abogada exitosa
dejá el pari passu
comprate un marcapasos
si no es de prestado
para qué vivir
Basta de endeudarse
se acabó la timba
a los muchachos
ya no sé qué decir
un final reñido
no vuelvo a tener
pero si el Fondo se acuerda
de aquellos nobles tratos
y me tira una fija
aunque carta abierta`pida mi cabeza
yo me juego entera
qué le voy a hacer
Por un tal juez Griesa
maldito imperialista
un buitre que besa
ni siendo arquitecta egipcia
por no tener cabeza
pude zafar de ti
Lo peor para un liberal no es un peronista sino un libertario.
El libertario, que viene de la Revolución Francesa, el socialismo y diversa utopías es capaz de liberticidio y guillotinar la libertad. Apuntan también al sexo como las actuales feminazis que postulan una sexualidad absolutamente instrumental..
El peronista, como lo muestra el giro de Cristina, necesita de la libertad y del mercado para poder robar.
El liberal viene de las revoluciones inglesas y norteamericana pero el liberalismo es anterior a ellas.
Un liberal asustado se diluye en licuador del populismo.
Un libertario asustado es peor que un peronista contento.
Un liberal valiente sabe que hay una guerra de los mundos y hay que tomar partido
No fueron los buitres, los caranchos lo hicieron.
La comparación de la próspera Hiroshima actual con Buenos Aires demuestra que la economía en manos de incompetentes y ladrones puede ser más devastadora que una bomba atómica. Los japoneses no tienen petróleo ni soja y están entre las primeras economías del mundo. Lo mismo que Israel, atacado masivamente desde su fundación por las dictaduras árabes. Sus economías, basadas en la invención tecnológica, se han adaptado al siglo XXI y no han sufrido sucesivos default ni hablado de fondos buitres.
La Argentina es un país que nunca ha tenido enemigos, salvo los que inventó a su medida la clase política- hoy casta- que ha embrutecido a un país con una ignorancia que coexiste con su pasión delictiva que es una bomba atómica en potencia. Ha pasado al acto demasiadas veces. Hay que invertir el planteo nacionalista que suele hacerse: si este gobierno lleva el nivel de estafa hasta hacerle juicio a los jueces que fallan en favor de los jubilados esperando que mueran, cómo no va a estafar también a los acreedores externos a los que al principio se llamó y acudió como salvavidas. Estamos ante una casta política que desde los años setenta estafa a los de afuera y expropia a los de adentro a través de devaluaciones y licuaciones y trata patrimonios y fondos públicos como propios. Ella y sus amigos siempre salen ilesos y más ricos y todos se unen cuando como en el 2001 está en riesgo su supervivencia. Entonces elige diabolizar al mundo en vez de mirarse en su propio, patético espejo, aplaude un default y mira fascinada a los dictadores.
El concepto de “fondo buitre" es
jurídicamente inexistente: no existe en ningún mercado del mundo, incluyendo a
oriente y a países endeudados. Carlos Maslatón lo argumentó el pasado año, anticipando lo que iba a ocurrir. Es uno de los tantos desgraciados inventos
argentinos victimizantes como el de “sinarquía internacional” de otras épocas para aludir a una oscura conspiración planetaria que ejerce el poder real
bajo otro tipo de apariencia contra el país. La estanflación es otro fenómeno inédito en el mundo donde
coexisten la inflación y la recesión que
se ha dado en otras décadas y reaparece hoy por tercer año en la economía.
Habla de la mentalidad argentina y de un país que desconoce los contratos que
firma: la Corte Suprema norteamericana, en octubre del año pasado, le dijo a Lorenzino
que tenía que cumplir lo firmado y punto. Pero lo único que nuestra cultura conoce
es el “arreglo”, como si el tenedor de un título público no tuviera derecho a
cobrarlo. Nuestra comisiones hablaron
con Griesa como si se tratara de un intendente mafioso del conurbano o de
Oyarbide: arreglá, viejo, o no te pagamos. Griesa no entiende nuestra lengua
mongo y su dialecto argento que tiene que ver con una concepción precapitalista de la usura que fue
predicada por el fascismo. Es también una entrada para entender a la ideología
argentina y sus costumbres que dado lugar a un capitalismo depredador y
prebendario contra las mayorías y aplaudido por ellas que han sido educadas por décadas en una cultura que hasta hoy permanece intacta. En las relaciones
sociales, el argentino acude a un amigo a que le preste plata, considerándolo
un benefactor, pero ni bien esto acontece comienza a hacerse el distraido,
tratando incluso de miserable a quien le prestó. En algunas circunstancias está
justificado pero en la mayoría de los casos quien puede pagar no muestra ninguna
voluntad de hacerlo. Es lo que las comisiones argentinas y sus abogados geniales
hicieron ante el juez Griesa. Demostraron no sólo no saber inglés sino
castellano para leer los contratos que se firmaron en 1994 cuando los K eran
funcionarios menenistas.
Argentina se sometió voluntariamente a una legislación extranjera y ni Néstor ni Cristina pidieron un cambio de juridicción entonces o protestaron al recibir los fondos en plena fiesta menemista. El contrato no habla de "buitres", dice con todas las letras que si hay un canje de deuda tiene que haber un ciento por ciento de aceptación, algo que siempre fue negado y los mismos acreedores que seguían litigando fueron borrados de las estadísticas. Kirchner en el 2005 consiguió un 75% y lo presentó como un triunfo. Colorín colorado, la deuda estaba paga, festejaban, mientras la seguían emitiendo. Que aprendan también a sumar: 75% no es cien, tampoco es el 93%.
Argentina se sometió voluntariamente a una legislación extranjera y ni Néstor ni Cristina pidieron un cambio de juridicción entonces o protestaron al recibir los fondos en plena fiesta menemista. El contrato no habla de "buitres", dice con todas las letras que si hay un canje de deuda tiene que haber un ciento por ciento de aceptación, algo que siempre fue negado y los mismos acreedores que seguían litigando fueron borrados de las estadísticas. Kirchner en el 2005 consiguió un 75% y lo presentó como un triunfo. Colorín colorado, la deuda estaba paga, festejaban, mientras la seguían emitiendo. Que aprendan también a sumar: 75% no es cien, tampoco es el 93%.
La performatividad ocupó en centro de
la escena: bastaba con denostar a los acreedores como buitres con ideología chapucera y ridícula, sin la menor noción de cómo funcionan los
contratos en el capitalismo. Griesa demostró buena voluntad pero se
hartó de estos caranchos que le expresaron su no voluntad de pagar. Son estas las verdaderas aves de
rapiña que viven endeudando al país, matando impuestos a los que crean riqueza,
emitiendo papel pintando a falta de inversiones, utilizando los préstamos para clientelismo político y llevándolos primero a su
bolsillo y luego depositándolos en cuentas extranjeras. El canje de deuda de 2010 plantea serias preguntas acerca de si hubo tráfico de influencias respecto a los bonos defaulteados desde el dos mil cinco al dos mil nueve que permitió inmensas ganancias a quienes tuvieran información privilegiada según la denuncia de Claudio Lozano.
Los llamados fondos buitres se relacionan con la teoría del imperialismo que en un principio fue oligárquica: Figueroa Alcorta en el discurso del centenario de 1910 afirma que la Argentina practicará un "sano imperialismo" a diferencia del de Estados Unidos. En ese momento la balanza de pagos desbordaba de riqueza por el comercio con Inglaterra, pero ya comenzaba una hostilidad que luego constituiría la única base del pensamiento populista y de izquierda. Figueroa Alcorta se anticipa al libro de Lenin, El imperialismo etapa superior del capitalismo de 1914, donde explica que la riqueza de los países desarrollados se debe a que explotan a los subdesarrollados, algo que la historia de ha cansado de desmentir. Esta teoría se continúa en Los fundamentos del leninismo de Stalin para el cual el Emir de Afganistán es más progresista que un diputado laborista inglés y da lugar al tercermundismo. Cristina Kirchner fue una de las que aplaudió con frenesí el default argentino y luego a la visita de Fidel Castro al Congreso y después de más de diez años de mentiras nos entera que estamos sin haber avanzado paso. No son los fondos buitres sino los caranchos criollos que destruyen sistemáticamente la moneda, estafan al que vive del sueldo con la inflación que niegan, endeudan al país desapareciendo los fondos públicos y utilizándolos en función del clientelismo político y quedándose con gran parte del vuelto. Las posiciones de Scioli y de Massa se asociaron al oficialismo y hubo apenas balbuceos de la oposición que en general se mostró unida al kirchnerismo, parte de la cual aceptó viajar a Nueva York aceptando el tono de epopeya galtierista del gobierno. Lo que hay que pagar no es mucho en proporción al demencial gasto público. La oposición en los temas fundamentales no piensa muy diferente del kirchnerismo y en ella se hallan muchos integrantes de la Alianza que no han hecho la más mínima autocrítica. Lo mínimo que puede hacer la oposición es resistirse al default al que parece querer ir el comunista Kicillof, al que lo indigna el sólo hecho que se mencione la seguridad jurídica o se proponga un clima de negocios para el país. Los países prósperos se caracterizan por atraer y seducir la inversión, Kicillof las diaboliza y emite papel pintado. ¿Su ideal es Cuba, Venezuela o Zimbabwe? Un nuevo default sería catastrófico, los miles de pobres que dejaría tras de sí parecen no importarle a este nihilista con tal de seguir con su megalomanía estalino- populista.
Los llamados fondos buitres se relacionan con la teoría del imperialismo que en un principio fue oligárquica: Figueroa Alcorta en el discurso del centenario de 1910 afirma que la Argentina practicará un "sano imperialismo" a diferencia del de Estados Unidos. En ese momento la balanza de pagos desbordaba de riqueza por el comercio con Inglaterra, pero ya comenzaba una hostilidad que luego constituiría la única base del pensamiento populista y de izquierda. Figueroa Alcorta se anticipa al libro de Lenin, El imperialismo etapa superior del capitalismo de 1914, donde explica que la riqueza de los países desarrollados se debe a que explotan a los subdesarrollados, algo que la historia de ha cansado de desmentir. Esta teoría se continúa en Los fundamentos del leninismo de Stalin para el cual el Emir de Afganistán es más progresista que un diputado laborista inglés y da lugar al tercermundismo. Cristina Kirchner fue una de las que aplaudió con frenesí el default argentino y luego a la visita de Fidel Castro al Congreso y después de más de diez años de mentiras nos entera que estamos sin haber avanzado paso. No son los fondos buitres sino los caranchos criollos que destruyen sistemáticamente la moneda, estafan al que vive del sueldo con la inflación que niegan, endeudan al país desapareciendo los fondos públicos y utilizándolos en función del clientelismo político y quedándose con gran parte del vuelto. Las posiciones de Scioli y de Massa se asociaron al oficialismo y hubo apenas balbuceos de la oposición que en general se mostró unida al kirchnerismo, parte de la cual aceptó viajar a Nueva York aceptando el tono de epopeya galtierista del gobierno. Lo que hay que pagar no es mucho en proporción al demencial gasto público. La oposición en los temas fundamentales no piensa muy diferente del kirchnerismo y en ella se hallan muchos integrantes de la Alianza que no han hecho la más mínima autocrítica. Lo mínimo que puede hacer la oposición es resistirse al default al que parece querer ir el comunista Kicillof, al que lo indigna el sólo hecho que se mencione la seguridad jurídica o se proponga un clima de negocios para el país. Los países prósperos se caracterizan por atraer y seducir la inversión, Kicillof las diaboliza y emite papel pintado. ¿Su ideal es Cuba, Venezuela o Zimbabwe? Un nuevo default sería catastrófico, los miles de pobres que dejaría tras de sí parecen no importarle a este nihilista con tal de seguir con su megalomanía estalino- populista.
Dicho en la lengua de Shakespeare: To be, or not to be, that is the
question. Ahora
o se paga los mil trescientos millones o se defaultea. Esta sublime y patriótica epopeya no terminó
siquiera en un sainete pero puede dar lugar a una de terror porque los
caranchos son muy vivos y van hacer que lo pague Mongo. Pero vamos a
ser nosotros los que paguemos, mientras nos juran que son inocentes palomas y proyectan
subirse más el sueldo, multiplicar caranchos en la administración del estado para
continuar su festiva rapiña y que el gobierno entrante esté atado de pies y manos si es que llega a
ocurrírsele alguna idea, por ejemplo, que los caranchos que rapiñaron a gusto estas décadas respondan con sus patrimonios y devuelvan lo que se han robado. El domingo gana Argentina en el Mundial y volvemos a ser los
mejores.
librospeligrosos 2.blogspot.com
La Corte Suprema norteamericana no
desdice normalmente fallos previos cuando esos fallos han sido unánimes.
Los fallos previos eran algo más que una espada de Damocles: claramente
decían que la Argentina estaba en falta y que el mundo había sido
excesivamente comprensivo y tolerante con una transgresión que se
extendió por muchos años.
El punto de partida de la Corte
norteamericana es el reconocimiento de derechos vulnerados. No es un
punto de vista ético. No se vincula con un pensamiento religioso. Habla
de derechos legalmente consagrados. Estos derechos legalmente
consagrados son válidos para quienes, normalmente, en el libre juego del
sistema financiero compran obligaciones con la natural expectativa de
tener una ganancia. La Argentina se empalagó, como nos suele suceder
hace tanto tiempo, mucho, con la idea de que solo eran “buitres”. La
palabra “buitre”, usada hasta el hartazgo por todos los medios,
inclusive por los independientes del Gobierno, que somos minoría, era
engañosa y, además, sumamente peligrosa: porque el buitre es un ave
depredatoria que se dedica a comer carroña. En verdad, la noción de
“buitre” esconde el hecho de que, maliciosos o no, hábiles o no,
oportunistas o no, estos fondos financieros compraron bonos argentinos,
una deuda cuya obligatoriedad de pago había sido vulnerada. En
consecuencia, la Corte Suprema norteamericana aplica el criterio según
el cual todos tienen el mismo derecho, tanto el 93% que había aceptado
el canje entre 2005 y 2010, como el 7% que dijo “o me dan todo o no
acepto”.
La Argentina ha
vivido, a lo largo de toda su historia contemporánea, pretendiendo que
las formas son una etiqueta de cortesía, un protocolo que, en rigor de
verdad, nada tiene que ver con la realidad profunda. Grave error: vivir
burlándose de las formas implica una manera de vivir al margen del
mundo.
Esta es la naturaleza del aislamiento
argentino. Ese mundo, que naturalmente habla en torno de efectividades
conducentes, durante largos años toleró de mala gana la prepotencia,
altanería, y sobre todo negligencia culposa de un grupo gobernante que
pensó que podía reírse eternamente de las obligaciones mundiales. El
regreso al Club de París, por ejemplo, marca una derrota política que
jamás fue aceptada por el Gobierno. Porque este es el Gobierno que desde
2003 en adelante se atrincheró en una palabra bien nacional: “minga”.
La Argentina le decía “minga” al mundo, cuando en verdad no quería
siquiera reconocer que el día que se proclamó en default, cuando
terminaba diciembre de 2001, el pleno del Congreso Nacional se puso de
pie aplaudiendo la mayor quiebra de la historia financiera
internacional.
Pepe Eliaschev
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