Las cosas que nos pasaron.y el falso profeta.
Arlequín- Ja, Habláís la lengua de Atenas, una endiablada jerga que no entiendo.
Ifícrates- ¿No reconoces a tu amo y no eres mi esclavo?
Marivaux. La isla de las esclavas..
El proyecto- en clave utópica- nacional populista podría describirse así: cómo incluir excluyendo a la mayor parte de la población y que ésta pueda nombrarse a sí misma como parte de un conjunto elegido. Para eso el lenguaje fue objeto de sucesivas operaciones que dieron lugar a una nov lengua de estado que se autolegitima en el juego de la exclusión y la inclusión.
El rasgo inicial de la actual nov lengua de estado comienza con una operación victimizante por parte de Néstor Kirchner: "las cosas que nos pasaron a los argentinos". Elidiendo el "todos", los argentinos son desplazados a un conjunto exterior al que lo enuncia como hablante que ocupa el lugar de un Uno. Este rasgo constituye al que habla como hablante: es la "maldición" que el hombre hable y no diga lo mismo que el dictado de la nov lengua de estado.
Todos- que son algunos- que aceptan esta operación quedan constituidos como los-auténticos, los verdaderos- argentinos y los que quedan fuera pasan a ser enemigos. Esta ha sido la “nueva política” fundada como un club. A los amigos el “todo”, no importa quienes hayan sido, la identidad se funda en la pertenencia al conjunto elegido que puede llamarse nacional populismo. Esos todos que son algunos no aceptan que no haya algunos que no sean todos y comienzan a buscar las causas identificando previa victimización a los otros con victimarios.
La operación victimizante absuelve a todos los que adhieren a ella, les pasaron cosas pero ellos no tuvieron nada que ver como tampoco el que lo enuncia: los noventa, YPF, los fondos de Santa Cruz, el manejo de la justicia y la prensa en la provincia pasan a la no existencia. Este discurso no tiene nada que ver con la realidad sino con la protección: que nada real irrumpa. Cuando esto ocurre será atribuida al exterior del conjunto elegido. Kirchner vuelve a nacer por la performatividad como hijo de las Madres- que dejan de hablar, de criticarlo- y padre de la nov lengua.
Al usurpar el lugar del Uno fue El desde el primer momento: exterior al conjunto de los argentinos que no tuvieron ni tendrán que ver con lo que pasó o pasa por la nov lengua que los excluye de los argentinos.
Hizo las veces de Legislador que por definición no debería estar comprometido con lo que enuncia y no ser el primer interesado, trasmitir la Ley- la jura de la constitución para el caso- en vez se hacerla a su medida para que todas las calles se llamen Néstor Kirchner. Es a su vez un falso profeta: explota al máximo la creencia masiva que la Ley es un conjunto único, sin división, constituido para siempre. El nacional populismo es una parodia de un discurso de estructura religiosa pero con entre dos fetichizados de entrada. Nadie habló. No hubo un siquiera un pequeño territorio donde pudiera darse una discusión: la ley sin división fue aceptada por todos, con alguna solitaria excepción. “Pasó”, como las mismas cosas que les pasaron a los argentinos. Sin crisis interiores ni reflexiones "todos" de pronto se convirtieron a la nov lengua: una huida hacia adelante de los argentinos, hacia un conjunto de elegidos constituidos compulsivamente mediante la promesa de que nunca más habrá Otro..
No es casual que hablen todo el tiempo de inclusión. Se refieren a lo social pero tiene que ver con la necesidad de que el conjunto se complete a sí mismo sin exterior..
Cuando todos estén incluidos el conjunto de los argentinos que no tuvieron nada que ver con lo que les pasó o les pasa el "proyecto" estará cumplido.
Para eso será necesario que nadie hable: es la aspiración de la nov lengua de estado. Uno solo que hable prueba que lo Otro- lo exterior a la nov lengua- existe y amenaza toda la construcción victimizante.
Ocupa el lugar de victimario por el solo hecho de hablar y obliga a la nov lengua de estado a una performatividad constante, fatigosa, interminable empeñada en decir que el Otro no existe y en victimizarse para que el hablante le ponga todas las fichas y se calle para siempre.
Este todo que son algunos y que quiere nombrar a “todos los argentinos” no puede contenerse a si mismo, muestra la fractura que es intrínseca a todo conjunto y unto y que a veces lo disuelve por querer completarse a toda costa en su huida hacia adelante .¿Y en que medida los otros, los que dicen estar afuera, no hablan esta lengua? “Las cosas que nos pasaron a los argentinos” dieron lugar a un conjunto que quiso incluir a todos integrarlos, a una ideología en tanto conjunto cerrado de enunciados. Pero también a los conjuntos y a las ideologías les pasan cosas y son desbordadas por la misma vida. No hay integración sin exclusión y a veces la integración hace que la exclusión encuentre sus palabras y algo que no ha sido prescito pasa. Dime como tratas los todos y sabrás quién eres si no repites la operación victimizante diciendo, ahora, por ejemplo, al ritmo de otro falso profeta "las cosas que nos pasaron con el kirchnerismo"..
Arlequín- Ja, Habláís la lengua de Atenas, una endiablada jerga que no entiendo.
Ifícrates- ¿No reconoces a tu amo y no eres mi esclavo?
Marivaux. La isla de las esclavas..
El proyecto- en clave utópica- nacional populista podría describirse así: cómo incluir excluyendo a la mayor parte de la población y que ésta pueda nombrarse a sí misma como parte de un conjunto elegido. Para eso el lenguaje fue objeto de sucesivas operaciones que dieron lugar a una nov lengua de estado que se autolegitima en el juego de la exclusión y la inclusión.
El rasgo inicial de la actual nov lengua de estado comienza con una operación victimizante por parte de Néstor Kirchner: "las cosas que nos pasaron a los argentinos". Elidiendo el "todos", los argentinos son desplazados a un conjunto exterior al que lo enuncia como hablante que ocupa el lugar de un Uno. Este rasgo constituye al que habla como hablante: es la "maldición" que el hombre hable y no diga lo mismo que el dictado de la nov lengua de estado.
Todos- que son algunos- que aceptan esta operación quedan constituidos como los-auténticos, los verdaderos- argentinos y los que quedan fuera pasan a ser enemigos. Esta ha sido la “nueva política” fundada como un club. A los amigos el “todo”, no importa quienes hayan sido, la identidad se funda en la pertenencia al conjunto elegido que puede llamarse nacional populismo. Esos todos que son algunos no aceptan que no haya algunos que no sean todos y comienzan a buscar las causas identificando previa victimización a los otros con victimarios.
La operación victimizante absuelve a todos los que adhieren a ella, les pasaron cosas pero ellos no tuvieron nada que ver como tampoco el que lo enuncia: los noventa, YPF, los fondos de Santa Cruz, el manejo de la justicia y la prensa en la provincia pasan a la no existencia. Este discurso no tiene nada que ver con la realidad sino con la protección: que nada real irrumpa. Cuando esto ocurre será atribuida al exterior del conjunto elegido. Kirchner vuelve a nacer por la performatividad como hijo de las Madres- que dejan de hablar, de criticarlo- y padre de la nov lengua.
Al usurpar el lugar del Uno fue El desde el primer momento: exterior al conjunto de los argentinos que no tuvieron ni tendrán que ver con lo que pasó o pasa por la nov lengua que los excluye de los argentinos.
Hizo las veces de Legislador que por definición no debería estar comprometido con lo que enuncia y no ser el primer interesado, trasmitir la Ley- la jura de la constitución para el caso- en vez se hacerla a su medida para que todas las calles se llamen Néstor Kirchner. Es a su vez un falso profeta: explota al máximo la creencia masiva que la Ley es un conjunto único, sin división, constituido para siempre. El nacional populismo es una parodia de un discurso de estructura religiosa pero con entre dos fetichizados de entrada. Nadie habló. No hubo un siquiera un pequeño territorio donde pudiera darse una discusión: la ley sin división fue aceptada por todos, con alguna solitaria excepción. “Pasó”, como las mismas cosas que les pasaron a los argentinos. Sin crisis interiores ni reflexiones "todos" de pronto se convirtieron a la nov lengua: una huida hacia adelante de los argentinos, hacia un conjunto de elegidos constituidos compulsivamente mediante la promesa de que nunca más habrá Otro..
No es casual que hablen todo el tiempo de inclusión. Se refieren a lo social pero tiene que ver con la necesidad de que el conjunto se complete a sí mismo sin exterior..
Cuando todos estén incluidos el conjunto de los argentinos que no tuvieron nada que ver con lo que les pasó o les pasa el "proyecto" estará cumplido.
Para eso será necesario que nadie hable: es la aspiración de la nov lengua de estado. Uno solo que hable prueba que lo Otro- lo exterior a la nov lengua- existe y amenaza toda la construcción victimizante.
Ocupa el lugar de victimario por el solo hecho de hablar y obliga a la nov lengua de estado a una performatividad constante, fatigosa, interminable empeñada en decir que el Otro no existe y en victimizarse para que el hablante le ponga todas las fichas y se calle para siempre.
Este todo que son algunos y que quiere nombrar a “todos los argentinos” no puede contenerse a si mismo, muestra la fractura que es intrínseca a todo conjunto y unto y que a veces lo disuelve por querer completarse a toda costa en su huida hacia adelante .¿Y en que medida los otros, los que dicen estar afuera, no hablan esta lengua? “Las cosas que nos pasaron a los argentinos” dieron lugar a un conjunto que quiso incluir a todos integrarlos, a una ideología en tanto conjunto cerrado de enunciados. Pero también a los conjuntos y a las ideologías les pasan cosas y son desbordadas por la misma vida. No hay integración sin exclusión y a veces la integración hace que la exclusión encuentre sus palabras y algo que no ha sido prescito pasa. Dime como tratas los todos y sabrás quién eres si no repites la operación victimizante diciendo, ahora, por ejemplo, al ritmo de otro falso profeta "las cosas que nos pasaron con el kirchnerismo"..
Cuando todo está codificado, los jueces
comprados y la Ley se petrifica en cada una de sus normas, la víctima se vuelve
heroica al inventarse una relación de entre dos con una justicia inexistente.
Muchos dicen estar a favor de las víctimas pero tienden un muro sanitario sobre
temas de los que no conviene hablar.
Lo primero que pide la víctima es que haya Uno. Alguien, algo que le diga: el Otro existe, hay un lenguaje del cual no has sido expulsada y es posible no quedar reducido a ese personaje y tener un resto para jugar otras cartas en la vida
La víctima que no tiene interés en exigir justicia, piensa que todos son victimarios y que hacerlo agravará su situación.
La víctima que no transfiere la violencia al pedido de justicia, permanece fija en el lugar de víctima y en algunos casos pasa a convertirse en victimaria.
La víctima encuentra un nuevo estatuto: el de rehén de los que la protegen para sacar partido que no tiene nada que ver con lo que padeció y reclama nuevas víctimas. Algunos ven que la historia es una farsa y se convierten en víctimas falsas para producir una industria de la victimización.
Algunos tienen con la ley una relación de ratas. Quieren que haya una reina de los ratones como la anunciada en el relato de Kafka. “Respeta a tu padre y a tu madre a fin de que tus días se prologuen sobre la tierra que te da el ser”, dice uno de los Mandamientos.
Aquí hay una confusión de origen: no es una orden, no dice que haya que amar a los padres.
La Ley diferencia el respeto del amor. Lo primero abre el juego de la fractura de la Ley, lo segundo el conflicto de las generaciones que los hijos de Koraj querrán resolver en una suerte de primera “solución final”.
Los que mantienen a la victima en un momento fotografiado de su historia a veces practican un voyeurismo complaciente.
Están los que se complacen en ayudar a la víctima pero no les cae bien que ella difiera de si misma y salga de esa identidad. Los mejores defensores de las víctimas son quienes no tienen necesidad de defenderlas para cobrarse una revancha ni hacerlo porque aman solamente una versión perversa de la ley.
Kafka fue de los primeros que indagó los efectos terroríficos de una Ley sin fractura.
El Proceso de Kafka es un ejemplo de entre dos sin salida: la víctima no sabe de qué se la acusa ni por qué es víctima y la ley no sabe por qué juzga, no puede dividirse. Una culpabilidad inmensa pesa sobre la Ley y la víctima y un corte o una justicia se vuelve imposible. Entre la víctima supuesta y la ley presupuesta no hay resto.
La ley que no puede dividirse y separarse de las normas es perversa.
Las vanguardias del siglo veinte han sido llamados desesperados a la servidumbre en nombre de la revuelta. Han adherido al fascismo, al estanilismo, al castrismo como hoy al nazislamismo con el pretexto de estar contra la Ley a la que a priori consideran sin fractura.
El vanguardista pretende estar delante pero sólo habla y repite lo que el espectáculo ha aprobado y consentido. Cuando una excepción se sale de la vaina hay escándalo.
La resistencia ha estado del lado de los nombres propios: Kafka, Joyce, Shalamov, Grosmann, Simón Leys, Reinando Arenas y algunos otros para los que no hay tradición, sólo puede haber lectura en acto.
Pasolini y Kerouac de entrada hablaron del fascismo de Fidel Castro y no fueron escuchados. Los oidos tapiados son constitutivos de la vanguardia.
Las feministas radicales con el pretexto de atacar al patriarcado y desconstruir a la familia y al hombre- consideradas construcciones superfluas- atacan directamente el orden simbólico de modo que ya no se pueda diferenciar el blanco y el negro y los genocidas aparecen como bienechores de la humanidad.
“Con el genocidio no se negocia”, me dijo un escritor que no quiere excluir a la verdad del discurso.Tampoco con ellos se debería hacer pingües negocios.
Estela de Carloto expresa el narcisimo de la víctima. Trató a los hijos de Noble como entenados, se prosternó ante Fidel Castro y le dijo a Hilda Molina que se calle la boca cuando habló de sus abusos. Una amiga torturada en Campo de Mayo encaró a su hijo diputado a propósito del tema Milani y éste escapó como una rata. La banda de Carlotto quiere una reina para los ratones y una Ley que sea fetichista.
La caída de la Ley no se debe a una debilidad de ella sino a la negación de la fractura que la constituye: así la izquierda es afectada por el estanilismo, el Islam de las luces por el integrismo y el racionalismo culmina en oscurantismo.
No hay un retorno del maoísmo en China. Nunca se fue.
El que nace entre dos imperativos contradictorios, en un doble bind, se convierte en víctima y victimario de su propia vida.
No le queda sino inventar todo de nuevo yendo a los orígenes de la constitución de la misma Ley en un entre dos que abre la dimensión del infinito. Infinitizar la ley es dividirla y tomarse a sí mismo como objeto de esa división, apartándose del narcisismo de la víctima que convoca a sus fetichistas como la miel a las moscas.
La víctima es impesable sin una relación con la Ley: historia singular y colectiva.
El mejor modo que tienen los victimarios de eludir resposabilidades no es negar la ley sino esconderse detrás de ella: violar no sólo la víctima sino deformar la ley, apostando a que la víctima se confunda, generalize su estatuto y se convierta en símbolo del mal del mundo
El judío y el armenio: víctimas por el solo hecho de haber nacido.
Salir del estatuto de víctima es hacerlo de una situación identitaria donde la historia parece haberse petrificado.
Sustituir el odio a si por el amor al otro es una violencia edificante y forzada donde el amor toma la forma de un imperativo
La Mujer es lo contrario de la Ley en cuanto espacio de no fractura. La confusión de la Mujer con la Ley, de la misma Mujer como la Ley, es propia de los humanismos actuales. Por eso los humanistas actuales se ven obligados a retirar el certificado de lo humano por muchas causas que asumen.
La petrificación de la víctima puede ser la coartada de un discuso mitificante que quiere que haya nuevas víctimas y perseveren en ese lugar.
Los victimarios de una clase de víctimas son los que afirman que otra clase de víctimas no existen. Se ven llevados a rescribir la historia compulsivamente para constituirla como una droga.
La multitud está dispuesta a creerle cualquier mentira al gran predicador o a la incontinente charlatana pero no tolera su autoerótica gagá.
Impedirles a las víctimas hacer un duelo con la injusticia es colocar a ésta en el lugar del origen y equivale a otro crimen.
La historia se repite dos veces, la primera como tragedia, la segunda como farsa, escribió Marx.
En ese sentido la historia es inclusivamente marxista, es decir, incluye al mismo “marxismo” y su papel en la historia. Todos los intentos de restituir la tragedia en la historia- de Napoleón a Sartre- han fracasado.El concepto de Marx mantiene su vigencia representativa pero la repetición moderna y su representación posmoderna no tienen nada que ver con ella porque las relaciones entre las leyes y las víctimas son más complejas. Los asesinatos de masa se han multiplicado y lejos de restituir a la tragedia en la historia han acentuado la farsa que los transforma en superfluos. Hay incluso clubes de genocidio que hacen un negocio con las víctimas y que se especializan en invertir las pruebas.
Querer todo el poder, constituirse en la Ley en persona, lleva inexorablemente a la impotencia porque la Ley se renueva cuando se niega sus fracturas y renunciar al poder puede ser la forma de otro poder en tanto encuentra en su camino al deseo y su entre dos con la ley. Un nuevo amor para decirlo con el poeta. La darwiniana lucha por la supervivencia por la vida y la espectacular lucha por la imagen del espectáculo ignoran que el origen está dividido y aparece a veces en escena para decir que no tiene imagen.
La pornografía de los ideales surge cuando se quiere instituirlos en el lugar del origen y es un uso extremo de las víctimas que ya no pueden decir si hoy pensarían lo mismo que cuando lo fueron.
Aquí muchos se descubren de pronto como victimas manipuladas y se reonocen huéfanos de un mismo origen que huye.
La víctima es inocente pero deja de serlo en cuanto está cargada de la violencia del victimario.
"Dictar leyes, crear instituciones razonables que le evitarían las pruebas de la abdicación, he aquí la única chance del hombre.": esta es la lección que extrae Lévinas del horror nazi y se puede extender como Grosmann a los Judas soviéticos y a todos los que abdicando la fractura que constituye a la Ley alientan los exterminios y la contribución o complicidad incial de la víctima privándole de los medios de defenderse Transferir esa violencia recibida por la víctima a las instituciones abre la escena de los entre dos que ponen en causa a la misma Ley que nunca termina de hacerse y la posición de la víctima tiene mucho que ver con ello.
Lo primero que pide la víctima es que haya Uno. Alguien, algo que le diga: el Otro existe, hay un lenguaje del cual no has sido expulsada y es posible no quedar reducido a ese personaje y tener un resto para jugar otras cartas en la vida
La víctima que no tiene interés en exigir justicia, piensa que todos son victimarios y que hacerlo agravará su situación.
La víctima que no transfiere la violencia al pedido de justicia, permanece fija en el lugar de víctima y en algunos casos pasa a convertirse en victimaria.
La víctima encuentra un nuevo estatuto: el de rehén de los que la protegen para sacar partido que no tiene nada que ver con lo que padeció y reclama nuevas víctimas. Algunos ven que la historia es una farsa y se convierten en víctimas falsas para producir una industria de la victimización.
Algunos tienen con la ley una relación de ratas. Quieren que haya una reina de los ratones como la anunciada en el relato de Kafka. “Respeta a tu padre y a tu madre a fin de que tus días se prologuen sobre la tierra que te da el ser”, dice uno de los Mandamientos.
Aquí hay una confusión de origen: no es una orden, no dice que haya que amar a los padres.
La Ley diferencia el respeto del amor. Lo primero abre el juego de la fractura de la Ley, lo segundo el conflicto de las generaciones que los hijos de Koraj querrán resolver en una suerte de primera “solución final”.
Los que mantienen a la victima en un momento fotografiado de su historia a veces practican un voyeurismo complaciente.
Están los que se complacen en ayudar a la víctima pero no les cae bien que ella difiera de si misma y salga de esa identidad. Los mejores defensores de las víctimas son quienes no tienen necesidad de defenderlas para cobrarse una revancha ni hacerlo porque aman solamente una versión perversa de la ley.
Kafka fue de los primeros que indagó los efectos terroríficos de una Ley sin fractura.
El Proceso de Kafka es un ejemplo de entre dos sin salida: la víctima no sabe de qué se la acusa ni por qué es víctima y la ley no sabe por qué juzga, no puede dividirse. Una culpabilidad inmensa pesa sobre la Ley y la víctima y un corte o una justicia se vuelve imposible. Entre la víctima supuesta y la ley presupuesta no hay resto.
La ley que no puede dividirse y separarse de las normas es perversa.
Las vanguardias del siglo veinte han sido llamados desesperados a la servidumbre en nombre de la revuelta. Han adherido al fascismo, al estanilismo, al castrismo como hoy al nazislamismo con el pretexto de estar contra la Ley a la que a priori consideran sin fractura.
El vanguardista pretende estar delante pero sólo habla y repite lo que el espectáculo ha aprobado y consentido. Cuando una excepción se sale de la vaina hay escándalo.
La resistencia ha estado del lado de los nombres propios: Kafka, Joyce, Shalamov, Grosmann, Simón Leys, Reinando Arenas y algunos otros para los que no hay tradición, sólo puede haber lectura en acto.
Pasolini y Kerouac de entrada hablaron del fascismo de Fidel Castro y no fueron escuchados. Los oidos tapiados son constitutivos de la vanguardia.
Las feministas radicales con el pretexto de atacar al patriarcado y desconstruir a la familia y al hombre- consideradas construcciones superfluas- atacan directamente el orden simbólico de modo que ya no se pueda diferenciar el blanco y el negro y los genocidas aparecen como bienechores de la humanidad.
“Con el genocidio no se negocia”, me dijo un escritor que no quiere excluir a la verdad del discurso.Tampoco con ellos se debería hacer pingües negocios.
Estela de Carloto expresa el narcisimo de la víctima. Trató a los hijos de Noble como entenados, se prosternó ante Fidel Castro y le dijo a Hilda Molina que se calle la boca cuando habló de sus abusos. Una amiga torturada en Campo de Mayo encaró a su hijo diputado a propósito del tema Milani y éste escapó como una rata. La banda de Carlotto quiere una reina para los ratones y una Ley que sea fetichista.
La caída de la Ley no se debe a una debilidad de ella sino a la negación de la fractura que la constituye: así la izquierda es afectada por el estanilismo, el Islam de las luces por el integrismo y el racionalismo culmina en oscurantismo.
No hay un retorno del maoísmo en China. Nunca se fue.
El que nace entre dos imperativos contradictorios, en un doble bind, se convierte en víctima y victimario de su propia vida.
No le queda sino inventar todo de nuevo yendo a los orígenes de la constitución de la misma Ley en un entre dos que abre la dimensión del infinito. Infinitizar la ley es dividirla y tomarse a sí mismo como objeto de esa división, apartándose del narcisismo de la víctima que convoca a sus fetichistas como la miel a las moscas.
La víctima es impesable sin una relación con la Ley: historia singular y colectiva.
El mejor modo que tienen los victimarios de eludir resposabilidades no es negar la ley sino esconderse detrás de ella: violar no sólo la víctima sino deformar la ley, apostando a que la víctima se confunda, generalize su estatuto y se convierta en símbolo del mal del mundo
El judío y el armenio: víctimas por el solo hecho de haber nacido.
Salir del estatuto de víctima es hacerlo de una situación identitaria donde la historia parece haberse petrificado.
Sustituir el odio a si por el amor al otro es una violencia edificante y forzada donde el amor toma la forma de un imperativo
La Mujer es lo contrario de la Ley en cuanto espacio de no fractura. La confusión de la Mujer con la Ley, de la misma Mujer como la Ley, es propia de los humanismos actuales. Por eso los humanistas actuales se ven obligados a retirar el certificado de lo humano por muchas causas que asumen.
La petrificación de la víctima puede ser la coartada de un discuso mitificante que quiere que haya nuevas víctimas y perseveren en ese lugar.
Los victimarios de una clase de víctimas son los que afirman que otra clase de víctimas no existen. Se ven llevados a rescribir la historia compulsivamente para constituirla como una droga.
La multitud está dispuesta a creerle cualquier mentira al gran predicador o a la incontinente charlatana pero no tolera su autoerótica gagá.
Impedirles a las víctimas hacer un duelo con la injusticia es colocar a ésta en el lugar del origen y equivale a otro crimen.
La historia se repite dos veces, la primera como tragedia, la segunda como farsa, escribió Marx.
En ese sentido la historia es inclusivamente marxista, es decir, incluye al mismo “marxismo” y su papel en la historia. Todos los intentos de restituir la tragedia en la historia- de Napoleón a Sartre- han fracasado.El concepto de Marx mantiene su vigencia representativa pero la repetición moderna y su representación posmoderna no tienen nada que ver con ella porque las relaciones entre las leyes y las víctimas son más complejas. Los asesinatos de masa se han multiplicado y lejos de restituir a la tragedia en la historia han acentuado la farsa que los transforma en superfluos. Hay incluso clubes de genocidio que hacen un negocio con las víctimas y que se especializan en invertir las pruebas.
Querer todo el poder, constituirse en la Ley en persona, lleva inexorablemente a la impotencia porque la Ley se renueva cuando se niega sus fracturas y renunciar al poder puede ser la forma de otro poder en tanto encuentra en su camino al deseo y su entre dos con la ley. Un nuevo amor para decirlo con el poeta. La darwiniana lucha por la supervivencia por la vida y la espectacular lucha por la imagen del espectáculo ignoran que el origen está dividido y aparece a veces en escena para decir que no tiene imagen.
La pornografía de los ideales surge cuando se quiere instituirlos en el lugar del origen y es un uso extremo de las víctimas que ya no pueden decir si hoy pensarían lo mismo que cuando lo fueron.
Aquí muchos se descubren de pronto como victimas manipuladas y se reonocen huéfanos de un mismo origen que huye.
La víctima es inocente pero deja de serlo en cuanto está cargada de la violencia del victimario.
"Dictar leyes, crear instituciones razonables que le evitarían las pruebas de la abdicación, he aquí la única chance del hombre.": esta es la lección que extrae Lévinas del horror nazi y se puede extender como Grosmann a los Judas soviéticos y a todos los que abdicando la fractura que constituye a la Ley alientan los exterminios y la contribución o complicidad incial de la víctima privándole de los medios de defenderse Transferir esa violencia recibida por la víctima a las instituciones abre la escena de los entre dos que ponen en causa a la misma Ley que nunca termina de hacerse y la posición de la víctima tiene mucho que ver con ello.
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