“Cruzaré sus mares e islas y los perseguiré hasta que no quede una sola persona en la faz de la tierra que no reconozca a Aláh”.
Ayatola Ruhollah Komeini, 1979.
El 2015
despunta con malas noticias. Noticias grotescamente falsificadas que
sólo pueden ser creídas por lectores que todavía no comprenden la
neolengua que se les quiere imponer al interpretar el gran manicomio
global. Cuando algo no da los resultados esperados los ideólogos se
ponen a llorar y a inventar las justificaciones más delirantes y
siempre a favor de estados canallas donde no existen las libertades
elementales ni libertad de prensa, donde se encarcela opositores y
asesina a periodistas, blanqueados y presentados como la sal de la
tierra. Pero la historia es un escorpión que veces pica a mitad de
camino.
Con ustedes Vladimir Putin, el admirable estratega
respetado en silencio por izquierdas y exaltado sin vueltas por derechas
neonazis o supuestamente liberales como el más piola conocedor del
capitalismo de todos los vivos, que devastó aldeas chechenas, anexó como
en el 2008 el territorio georgiano de Osetia del Sur, ahora a Crimea y
Sebastopol a la Federación Rusa, ocupó las provincias ucranianas de
Donetsk y Lugansk ensangrentando Donbass y ahora que él y sus oligarcas
se encuentran con su economía en ruinas son caperucitas engañadas,
amenazadas por otro Chernóbil que se produciría por el el combustible
que la Westinghouse suministra a las centrales nucleares ucranianas.
Hay negocios que salen mal y hay que aceptar perder. Putin respondió a
la crisis como un líder de republiqueta: todo fue una conspiración de
occidente ante la exitosa Rusia. Sólo le faltó mencionar a los fondos
buitres. El eximio ex KGB apostó fuerte y no supo calcular. Las
sanciones recibidas por sus arbitrariedades tuvieron efectos, marginando
a Rusia de los mercados financieros y tuvo que asumir su deuda interna.
Tambalea tratando de apoyarse en Bielorrusia y Kajakistán, los dos
pilares de su sueño eurasiano que se derrumba ante la fuga de los
capitales, infieles golondrinas que se van a besar otros labios.
Putin tiene quien le escriba. De Sousa presenta a uno uno de los máximos
carniceros del mundo como virginal doncella del Boslhoi y China como a
Madame Crisantemo sin el Tibet. El “gran milagro chino” no es más que
una versión keynesiana “a la soviética” y como todo sistema socialista,
carece de solidez económica según Ricardo Calvo que pasa revista a las
formas de propaganda desmetidas por la historia: “Recuerdo bien a mi
llegada a los EE.UU. ver en los edificios de las principales ciudades
letreros apostados en las entradas a sus sótanos designándolos como
punto de refugio en caso de un ataque nuclear por parte de la URSS–que
manera sutil de inculcarle a los ciudadanos de los EE.UU. que el imperio
comunista podría hacer llegar cohetes intercontinentales hasta su
territorio cuando su economía socialista había estado y continuaba
estando realmente sostenida y amamantada por el capitalismo y los
“idiotas útiles” de Occidente.” Se reitera siempre el mismo y eterno
libreto. El gobierno hizo contratos con China sin licitación internacional y la mitad es un regalo de Navidad para Lázaro Báez.
Si los yanquis son tan maquiavélicos. ¿por qué se les pide
que juegen limpio a lo Nelson Castro K y no K? Esta imagen es la que
trata a toda cosa de salvar este Vattimo carioca pasando por alto que a
Obama no le da la cabeza para hacer la genial jugada chausewiztiana de
continuar la guerra por medios económicos. Es la economía, estúpido, el
mercado lo hizo solito y no es manejable a control remoto por nadie.
Mucho más ingeniosa y divertida es la “plusvalía jurídica” de Don
Horacio González. El artículo que Boanventura de Sousa Santos escribe en Página 12 es una muestra del descerebramiento que existe en el progresismo. No es casual que se haya educado en Yale: de las universidades yanquis provienen los principales enemigos del mundo libre y del mismo Estados Unidos que ha dado a la cultura más izquierdista y antisistema que ha existido. El profesor pro castrista que enseña en Yale comienza su clase insultando a los yanquis imperialistas y es calurosamente aplaudido. Sousa Santos escribe para una izquierda mediocre y a la deriva que puede extenderse en estos pagos desde los ideólogos populistas a un trotskista como Marcelo Ramal que todavía tiene nostalgias de los tiempos del muro. ¡Los trotskistas la pasaron tan bien bajo el Muro como los comunistas en Irán! Enmurados. El texto es una montaña de mentiras sobre mentiras: “Es una guerra provocada unilateralmente por los Estados Unidos, con la complicidad activa de Europa. Su blanco principal es Rusia y, en forma indirecta, China. El pretexto es Ucrania”. Ucrania como ombligo del mundo. ¿Europa activa? No se nota demasiado. Rusia no está en la situación de 1998 donde la cesación de pagos la convirtió en un paria internacional. Tiene reservas para sostener la caída del rublo. La pregunta es si va a contagiar a otras economás, al propio Estados Unidos donde los precios del trigo ya se dispararon ante la certeza que caerán las exportaciones rusas.
Medio Oriente no existe para este autor, tal vez ya Israel desapareció y se volvió una tierra de tolerancia y de paz. Parece que ya los palestinos, luego de Hamás y sus compañeros de armas repartidos por todo el mundo se cansaran de revelar su rostro ya no rinden dividendos ideológicos. No parecen tan simpáticos como antes. De Sousa ha decidido eliminarlos de una guerra que reduce a la vieja película de los yanquis contra los rusos con el petróleo de por medio y el apocalipsis nuclear como último acto. ¿Les suena?
Muestra la hilacha cuando habla a favor de la entrada de Turquía en la Unión Europea como si fuera a fortalecerla con lo cual se vuelve cómplice de un estado negacionista- que todavía no reconoce la masacre que hizo del pueblo armenio- que sería el paso final que la conduciría a convertirse definitivamente en Eurabia. El mayor riesgo para Europa es la inacción de demócratas y de izquierdas que en nombre del multiculturalismo quieren prohibir pesebres y canciones navideñas y dejan que las banderas contra el integrismo islámico- financiado justamente por Turquía, Qatar y Arabia Saudita- las hagan suyas las extremas derechas petanistas y putinistas que meten todo en la misma bolsa, xenofobia, antisemitismo, islamofobia y democracia.
Por empezar no se inicia ahora una tercera guerra mundial, ésta comenzó con la guerra de invierno y la invasión soviética a Finlandia en 1939 a partir de la cual la Unión Soviética no dejó de expandirse sobre los continentes- y esta no ha terminado: Corea del Sur está en situación de armisticio y no de paz con Corea del Norte y no hace mucho fue hundido un barco surcoreano. El socialismo chavista del siglo XXI habla de la vigencia de este paradigma. Todos los estados lo quieran o no participan a su modo de la cuarta guerra mundial que se inicia con la revolución iraní de Jomeini en 1979 a partir de la cual el integrismo islamita no ha dejado de expandirse con el objeto de producir una Segunda Shoá y a largo plazo apunta a la dominación planetaria. Es absurdo atribuir esta tercera- o mejor dicho- cuarta guerra al “unilateralismo norteamericano”, slogan que se repite desde los tiempos de Vietnam cuyo esquema repite el autor sin nombrar a Israel, ese “pequeño estado de mierda” como dijo un ministro francés del Quai d` Orsai, representando a la quita potencia económica mundial obsesionada en aislar un estado de apenas ocho millones de habitantes, el blanco común de todos los fuegos y que para De Sousa no existe.
El primer teórico de tercera guerra mundial o guerra fría fue Richard Nixon- gran lector de Tocqueville, además de ídolo de Laiseca- en su libro The Real War analizando la expansión de Corea del Norte y el Vietnam de Ho-Chi Min- ídolo de CFK y Macri- sobre el pequeño país del sur y basándose en la tesis de Liddel Hart que hacía acotaciones e incluso contradecía el famoso discurso de Churchill sobre la Bomba como piedra angular de la disuasión: “La Bomba H es antes un obstáculo que una ayuda en la política de "contención".. La Bomba H, en la medida que reduce las posibilidades de una guerra a toda escala, aumenta las posibilidades de una "guerra limitada".
Guerra limitada era la de Vietnam y las guerras limitadas son las que han producido las mayores masacres desde Afganistán a Sudán. Había ya entonces que dejar de pensar la guerra en términos de destrucción nuclear aunque la guerra limitada sigue las pautas de Ludendorff de la guerra total que termina con el exterminio de las poblaciones, como lo hicieron los gulags norcoreanos o vietnamitas de Ho Chi Min o los jemers de Pol Pot, como lo ha hecho Putin sobre las aldeas chechenas y sobre Grozni reducido a un montón de piedras y asesinado periodistas. Es Putin y no Estados Unidos el que quiere transformar a Ucrania en un satélite de su sueño eurasiano. El autor urde una trama conspirativa sobre el petróleo para justificar la crisis económica rusa que le ha bajado el copete a Putin y a partir de ella inventa una conspiración sistemática: “Los grandes medios de comunicación y sus periodistas están siendo presionados para difundir todo lo que legitime la provocación occidental y para ocultar todo lo que la ponga en cuestión. Los mismos periodistas que, después de mantener reuniones en Washington y en las embajadas de Estados Unidos, llenaban las páginas de los diarios con la mentira de las armas de destrucción masiva de Saddam Hussein, ahora las llenan con la mentira de la agresión de Rusia contra Ucrania.”
Quisiera saber cuáles son esos periodistas porque el periodismo estuvo en gran escala contra la guerra de Iraq repitiendo los mismos clisés: Bush tomaba el té con Bin Laden, cuando era amigo íntimo de Vaclav Havel que apoyó la guerra en función de un polo de soberanía occidental. A las armas de destrucción masiva el Estado Islámico las ha encontrado en Mosul y cuando estén listas habrá ébola para todo el mundo, además la relación entre Saddam y Alqueda postulada por Sthepen Haynes en The connexion existía, tal es así que entre los jefes de su guardia ahora ofician en el Estado Islámico. Hay por parte de los estanilistas y progres asociados una inversión de la prueba: los provocadores son los yanquis, los otros son inocentes o no existen. El método es tomar un hecho accidental y desgraciado producto de la locura de toda guerra- May Lay en Vietnam, Abu Graib en Iraq- y atribuirlo a una política del estado norteamericano pese a que juzgó duramente a los responsables en los dos casos. Los otros pueden violar los derechos humanos cuanto quieran: aunque sea sistemático es legal. De Sousa que no dice una palabra de la matanza masiva de los cristianos en el mundo por parte del Estado Islámico, Alquaeda, Boko Haram y las organizaciones nazislamitas palestinas como Hamas que superan a los mismos nazis en sus cartas fundacionales. La guerra es reducida a los tiempos de la distención y al apocalipsis final de las armas nucleares: los nuevos actores no existen
El que enfrentó a Putin fue Bush en Georgia para que no sugiera avanzando y el play boy moscovita no quiso saber nada de armas nucleares. Putin no es ningún loco ni suicida, el único peligro nuclear es Irán. Obama amaga pero les da luz verde a todos. Y la Europa activa que describe es la apoteosis de la impotencia, salvo algún gesto de Hollande y unas pocas sanciones que contribuyeron a derrumbar una economía sostenida en el petróleo y el gas. Bastó eso. Las guerras limitadas son lisa y llanamente limpieza étnica y genocidio de poblaciones civiles, los kurdos que con la intervención en Iraq lograron un miniestado independiente ahora luchan para no correr el destino de los yazidíes. Occidente- y todo lo que sea ajeno a la Sharia, comenzando por los propios musulmanes no integristas- no es el agredido sino el agresor para el autor. Ojalá fuera así: Obama se limita a echar humo sobre el Estado islámico con órdenes contradictorias y ha favorecido ampliamente a los jihadistas. Su política es la contraria de Bush que favoreció los procesos democráticos en Georgia, Kirguistán, Ucrania y logró el retiro de las tropas sirias del Líbano, derrotando a Hezbollah que se recuperó haciéndole una guerra combinada a Israel en el 2006 en combinación con Hamás.
No sólo hay una cuarta guerra mundial sino una guerra de los mundos y lo primero que hay que preguntarse es que valores se ataca y cuáles se defiende en sistemas cambiantes de alianzas.
Para los De Sousa- que cita a Chomsky como una autoridad seria- y los ideólogos está claro: los buenos del la película son los nazislamitas, sumados a Putin y los chinos que han mostrado lo que son en el Tibet. Europa no es un satélite de Estados Unidos como dice, si así fuera Chirac y Shoeder habrían apoyado la guerra en Iraq y la Unión Europa no habría votado a favor de un estado palestino financiando al Hamás. Un bando pese a sus tensiones internas tiene claros sus valores: son la Sharia o el estado totalitario que ponen fin a todo asomo de libertad. Tal es así que Putin es una estrella tanto para los populistas latinoamericanos como para la extrema derecha de Marine Le Pen a la cual financia, probando que tiene reservas. Del otro todo es confusión y crisis y la única esperanza es que los valores que surgen de las crisis son en última instancia los que más valen para las libertades amenazadas. Ucrania es famosa por su repudio al nombre judío y su antisemitismo. Pero en Maidan como en la comuna de Kiev se ven judíos con kipá junto a nacionalistas uckranianos y a los cosacos en una solidaridad de las memorias: genocidio por hambruna de Stalin junto al recuerdo de la Shoá. No es Obama junto a los sauditas sino el pueblo ucraniano que le impide a Putin seguir yendo por todo. Y siempre aparece un hombre que equivale a un Havel en Checoslovaquia o a un Massoud en Afganistán, un Walesa en Polonia, o Alija Izetbegovic en Bosnia. Espero que Bernard Henry Levy no se haya equivocado en caracterizarlo así, lo digo por el entusiamo obamista que tuvo en Libia que desapareció del mapa, repartido entre facciones jihadistas y que esta fraternidad ucraniana sea ajena a tantas que culminan en el terror. Se llama Petró Poroskensko, viene de la revolución naranja y representa el futuro de una Ucrania libre y combativa que fue traicionada por Europa anteriormente y abandonada a sus propias fuerzas por Obama. Lo cierto es que en vez del apocalipsis hay negociaciones: la crisis del gas entre Ucrania y Rusia acaba de ser superada por el momento, ya que Kiev pagó 1.650 millones de dólares de su multimillonaria deuda con Gazprom, como había sido acordado entre ambas partes en octubre con mediación de la Unión Europea. Queda por saber si Putin pagará ahora sus deudas y no aislará todavía más a Rusia de los mercados como afirmó Halloran “No sería un hecho sin precedentes, cuando un país se vuelve más autoritario, que se niegue a pagar sus deudas”, afirmó.
El argentino ante esto mira paralizado como un doble del europeo: si es indiferente a la cosa pública pensando que es cosa de un tercero inexistente ya que ese tercero es el mismo indiferente, si le importa un comino que la mafia gobernante haya entregado las propias víctimas para que decidan sus victimarios- pacto con Irán- es dudoso que pueda asumir un escenario tan áspero que lo angustia de antemano. Su terror no es a la Bomba sino a desertar de lo establecido como correctamente político. Las vanguardistas están contra el genocidio pero reclaman una memoria sin agujeros. De Sousa, parafraseando a Putin, les dice a los argentos que la culpa la tiene el diablo yanqui para que puedan dormir en paz. No los invita a romper el pacto con Irán que sería un mínimo punto de partida para recuperar la dignidad y en vez de votar contra Israel en la ONU aprender de él que la riqueza no proviene de los recursos naturales y el mejor modo de terminar con la pobreza no es combatirla- incluirla, es decir, aumentarla- sino crear las condiciones institucionales, jurídicas y técnicas para negociar con el mundo sin ponerse de rodillas y no quedar reducida a lo que actualmente es: una fachada narcisista e idólatra.
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