Yo
soy venezolano. El próximo 11 de abril, cumpliré dos años en Chile,
fecha que igualmente es significativa para el chavismo en Venezuela. Lo
escribo así, ya que he podido comprobar que no sólo hay un chavismo
autóctono sino que también existe un chavismo
boliviano -nada que ver con la cancioncita de Los Enanitos Verdes-, un
chavismo uruguayo, chileno, cubano, argentino, y quién sabe cuántos más.
En fin. Es lo de siempre. La extraña nostalgia de un futuro, que no
viene; el anhelo del caudillo que llega en su caballo blanco, gallardo,
indestructible (hasta que la muerte diga lo contrario) y líder
infalible y carismático que viene por fin a poner orden en las cosas.
Por las buenas o por las malas. El remedio termina siendo peor que la
enfermedad, se los puedo asegurar. Ha muerto un personaje que, a mi
juicio, pasa a la Historia como uno de los más grandes fraudes del
siglo. Hugo Chávez desaparece físicamente, y detrás del lloriqueo y la
mojiganga queda una nación arruinada, envilecida, trastornada. La
República Bolivariana de Venezuela es campeona hoy por hoy en
desabastecimiento, delincuencia, corrupción y desorganización. Es un
país arruinado, lleno de tránsfugas y oprtunistas políticos capaces de
cfrir a la madre en aceite, si con ello se benefician y logran mayores
dividendos. El país del sicariato, del secuestro express, de los narco
generales, de los tristemente célebres "Pranes", delincuentes que se
hacen capos de una cárcel y desde ella controlan el tráfico de drogas y
de armas; un aproximado de 9 millones de armas ilegales en manos de
psicópatas que te matan por un blackberry o por un par de zapatos.
Venezuela es el refugio de Paramilitares colombianos, de la Guerrilla
colombiana (una fuerza "beligerante", no criminal, ojo) que usa fincas
como aliviaderos cuando el Ejército colombiano los acorrala; entran a
Venezuela y aplican la máxima aquélla del Time is Money (menos mal que
eran de inspiración marxista): van y extorsionan a ganaderos y pequeños
empresarios a cambio de "protección". ¿Protección de qué? De ellos
mismos será, ya que si no pagas, no gastan una bala compasiva en tu
miserable existencia de pendejo extorsionado, no; te cortan en dos con
una sierra eléctrica, cosa que sale más fácil, más papaya y encierra un
mayor dramatismo, al mejor estilo caribeño. Ni siquiera se toman la
molestia de que estés muerto para convertirte en puzzle. Gente de ésa
calaña es la que ha protegido el gobierno del ahora difunto comandante
que la Señora Muerte, en esos locos caprichos que no pocas veces se le
ocurren, empieza a convertir en mito, en leyenda, en ejemplo para
América Latina y el mundo. Artífice de un proyecto nacionalista que
apela al resentimiento, al odio, e incluso a un racismo no tan
disimulado. Muy nacionalista, claro, pero terminamos siendo títeres de
una dictadura en bancarrota; cuándo se ha visto semejante estupidez. Yo
quisiera ver a todos esos ahora hacen panegíricos y se cubren de ceniza
por Chávez, oyendo a un médico cubano riéndose a sus espaldas porque
eres un bruto, que pretenda incluso enseñarte a escribir en tu propio
idioma, ¡en tu propio idioma... Cosa ma grande, caballero! Que venga una
pareja de sicarios pretendiendo despacharte rapidito al otro mundo en
plena calle (me pasó a mi), sólo porque te confundieron con alguien más.
Que le expliquen a la jueza María de Lourdes Afiuni, que el día en que
la violaron en la cárcel no era por opositora al gobierno de Chávez, no
la maltraban sino que estaba formando parte de ése proyecto nacionalista
y revolucionario, que los fachos y locos infantiloides de derecha no
quieren ver en su justa dimensión, porque están tapando el sol de
Bolívar con un dedo. Basta de tanta demagogia. Si escribir esto me
convierte automáticamente en un conspirador, pues vale. Acepto el elogio
de quien venga. Eso sí, tiene que prometerme que pasará por lo menos 6
meses en Venezuela; en los Valles del Tuy (mi región de origen) y luego
hablamos en serio.
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