martes, 9 de octubre de 2012 a la(s) 4:01 ·
En una entrevista el filósofo francés Alain Finkielkraunt dice que Noam Chomsky, lejos de haber quedado deshonrado por la negación del genocidio en Camboya de Polt Pot aumentó la venta de sus libros. Puedo así escribir Actos de Agresión donde con Edward Said- que pinta un mundo árabe de pintorescas tiendas, sin dictadores ni represión- defender a Al Baschir que comenzó sus procesos de limpieza étnica en los ochenta para seguir su carrera de imposturas defendiendo a Fidel Castro, a Chávez hasta reunirse en el Líbano con el carnicero líder de Hezbolá. El método de Chomsky consiste en igualar los hechos cometidos por las democracias con los sistemas totalitarios, negando que estos últimos sean tales. En la Tentación totalitaria, Jean Francois Revel cuenta que cuando apareció en Francia la traducción del Archipiélago Gulag la revista de izquierda Le Nouvel Observateur publicó la noticia de que en Estados Unidos había sido censurada una obra de Chomsky que trataba de los crímenes norteamericanos en Vietnam. No había habido ninguna censura oficial ni estatal sobre Chomsky, un editor, probablemente de derecha, simplemente no quiso publicar su libro, lo que no significa que haya censura en Estados Unidos ni los crímenes de millones personas que Soljeinisten cuenta en los campos de concentración soviético. La revista había preparado las cosas para que el lector creyera que Estados Unidos también era un "archipiélago" como lo mostraba el efectista título elegido por Chomsky. En el ataque sistemático de Siria, Hezbolá y Hamas a Israel, Chomsky u otros intelectuales- Jhon Berger, Saramago- contaron los hechos exactamente al revés de lo que habían ocurrido atribuyéndolos a una " fuente turca" que nunca apareció. Claude Lanzmann los refutó en Le temps modernes pero todo el mundo tendió a creerle a los que viven alimentando las mentiras que demandan miles de consumidores contestatarios.
Imagínese un historiador que diera cuenta de la historia argentina de las últimas décadas y al tratar de la dictadura militar argentina omitiese miles de desaparecidos. Sería declarado cómplice de crímenes de lesa humanidad y desprestigado como historiador. Eric Hosbawm fue más lejos. En vano encontrarán en su Historia del siglo veinte a Mengistu Hailé Mariam, dictador comunista de Etiopía que asesinó unas dos millones de personas. Nada. No existió. Tampoco los millones de muertos de los genocidios del comunismo, la ideología más criminal de la historia en número de víctimas según escribió Cornelius Castoriadis. Pero Hobsbawm no sólo es desprestigiado sino celebrado como un modelo de probidad intelectual en la Argentina y está en la base de la cultura que dio lugar al nacional populismo.
En su Laboratorio de Catásfrofe General, Maurice Dantec desliza unos
párrafos sobre uno de los máximos negacionistas y delincuentes
intelectuales del siglo XX. Y se queda corto: recientemente ha sido
desmentido por el mismo Putín que al abrirse los archivos tuvo que
reconocer y pedir disculpas a Polonia por la masacre del Ejército Rojo
en Katin, blanqueada por este predicador del "comunismo con rostro
humano", nunca visto por nadie que cuente con una pizca de inteligencia.
Hobshawm es un historiador desprestigiado pero se lo toma en serio en
la psicotizada Argentina...su negacionismo le vino al pelo a los
ideólogos de la servidumbre voluntaria cooptados por la burguesía
prebendaria y resentidos nostálgicos del Muro que darán lugar al
chavismo en Venezuela y al marxismo puerto maderista en la Argentina.
Su obra fue continuada por el heredero de su cátedra, Ernesto Laclau,
autor de La razón populista, un libro que permite ser fascista al negar
las instituciones republicanas con fachada de izquierda, es decir,
siendo nacional populista. Recomiendo leer si de un historiador de
izquierda se trata a El pasado de una ilusión de Franocis Furet. Una
nota de las que leí apenas sugiere..."demoró sus críticas a Stalin..."
Pasó por alto más de veinte millones de asesinados en su mayoría
campesinos.Una pavada.
Hosbawum angeliza como pocos la revolución de Octubre, que en
realidad fue un golpe de estado. Desconoce olímpicamente los análisis de
León Poliakov y Jaques Baynac sobre el Terror rojo de Lenin, que
instauró Checas desde el primer día y una máquina de matar. Rosa
Luxemburgo que lo criticó duramente anunciando las consecuencias de la
abolición de la libertad de prensa, de los sindicatos y de todo elemento
ajeno al Partido que según Lenin había que exterminar aparece sólo como
una feminista, no quien anunció la masacre de Kronstand, llevada a cabo
por el actualmente angelizado Trotsky. Rosa Luxemburgo fue la última
marxista, desde su asesinato los herederos de esa lectura de Octubre
multiplicarán los gulags. La carta de Oscar del Barco prueba que el
leninismo sigue vigente y que la izquierda no ha renunciado a la
dictadura del Partido Unico ni tampoco a Los Fundamentos del leninismo
de Stalin donde se inventa al tercer mundo ante el imperialismo
occidental. Uno se queda estupefacto al advertir que en su Historia del
siglo XX, las masacres de Kronstad y Katín simplemente no existen. En
Kronstand los soviets fueron definitivamente aplastados por los
bolqueviches y Katin fue la masacre fruto del pacto nazi soviético.
Lo que podemos llamar "ideología argentina" surge de una lectura
totalmente arbitraria del siglo XX. Esto puede resumirlo un Zizec para
el cual el peor sistema de tipo estalinista es mejor que una democracia
liberal. Se trata para de una cultura para zombies intelectuales y
consumidores contestatarios. No es difícil entender que no ha existido
nunca una democracia sin capitalismo aunque sí muchas formas de
capitalismos sin democracia que optaron por este sistema para mejorar
las condiciones de subsistencia de la población como Vietnam y China. No
hay mejor prueba del rotundo fracaso del comunismo. Lo curioso es que
estas formas de mitomanía impiden criticar al capitalismo y en la
Argentina han dado a uno del peor tipo: el capitalismo prebendario y al
estado delictivo que lo acompaña. El nacional populismo K es un
capitalismo de ese tipo.
Maurice Dantec ha hecho un comentario contundente:
"Ultima ofensiva estalino- revisionista antes del fin de siglo: es,
no cabe dudarlo, Le Monde Diplomatique que se libra a esta abyecta
tentativa. Cierto Eric Hobsbawm, octogenario propagandista del
“comunismo con rostro humano”, se libra, con el abrigo de la reputación
de “serio” y con la objetividad de la revista del MM Ramonet, Halimi y
Petrella, a la más inmunda operación de trucaje histórico, que en
Francia ha visto el día luego de la época tan repudiada donde las
ediciones sociales publicaban las obras del padre Joseph Djougatchvili,
de M. Jnadov, o del “profesor”Jean Kanapa. El título de su libro es en
si un programa: La edad de los extremos.
Me falta lugar, y una forma de decencia me prohibe explicar a mi
manera las perlas de esta obra, hojeada en una librería en una pequeña
media hora, es toda una joyita de exposición.
Para no citar sino un ejemplo, que creo de entrada sitúa el nivel de
este enorme pensum ilegible( ¡novecientas páginas de mentiras
apretadamente escritas !), tengo que informar a los lectores que el
período que ha transcurrido entre 1945 y 1973 no es nada menos que según
el cerebro reblandecido de este apparatchik - filosófico, la edad de
oro del siglo veinte !
El Gulag, el bloqueo y el muro de Berlín, la sangrienta represión de
Budapest, de Praga o de Varsovia, los delirios de Causescu, de Kim Il
Sung, de Castro o de Pol-Pot, el genocidio afgano, la Revo Cul en la
China Pop, brevemente, este aniquilamiento, este aplastamiento
planificado del pensamiento del cual Hobsbawm es hoy uno de los pesos
pesados sobrevivientes, fue el efecto el grado de cumplimiento terminal
de sus funestas ideologías, y encuentra un eco singular en nuestros
jóvenes demócratas humanitarios que fumaban sin duda el primer porro
cuando el Muro se desplomaba sobre la música de Pink Floyd, y que ahora
lamentan no haber conocido los encantos del régimen de Eric
Honecker"(Maurice Dantec)
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