lunes, 7 de septiembre de 2015

Por desgracia habrá muchos más pequeños Aylan. Por Luis Thonis.



- Seguir leyendo: http://www.libertaddigital.com/opinion/jaled-abu-toameh/los-palestinos-de-yarmuk-no-tienen-suerte-75365/Quiero que los gobiernos árabes, no los países europeos, vean a mis hijos y que por ello ayuden a la gente (Abdullah Kurdi)



"Mañana te muestro la foto", escuché al pasar en la calle que alguien le decía a otro para probarle algo. Una foto, se dice, vale más que mil palabras pero cuando éstas surgen pueden ir en sentido contrario de la foto que transfiere algo más que compasión o piedad que pueden incluso atentar contra la verdad de millones de niños muertos que ésta no puede representar. Habrá muchos más pequeños Aylan mientras la complicidad occidental encubra a los principales responsables: el Estado islámico, los países árabes y el padre.
Firmé todas las solicitadas de diversas ONG que pedían solidaridad por el niño sirio Aylan en un estilo Nunca más. Y sospeché a su vez que bien pudo ser un montaje porque ni bien apareció llovieron las acusaciones de los progres contra occidente, que puede tener responsabilidad sin duda, pero que no decían una palabra de los estados árabes que se negaban a recibir los refugiados que comenzaron a invadir Europa, recibidos sin controles. Los nazislamitas no son simples bárbaros. Son letrados que nos tienen estudiados y saben cómo vamos a reaccionar ante la visión de un niño ahogado.
Lamento decir que habrá muchos más niños como él que es un muerto más entre una cifra incalculable si pasamos revista a los exterminios de las guerras entre árabes. 
Los extremos son extremos y no tienen ningún justo medio como pariente. Los Tartufos actuales les dan vía libre, mediante la hipocresía y la política, desde lo humanitario a lo militar. 
La conjunción de estos responsables sólo promete la muerte de más pequeños aun si se recibiera a todos los refugiados si se sigue negando piadosa o rabiosamente que hay una Jihad planetaria y no se decide cortarla de raíz.
Quedó una vez más demostrado que los sentimientos- y la política- la rige el espectáculo: se recortó una foto entre miles posibles y la orden fue: ahora es el momento de compadecerse y de indignarse y demostrar que son humanos.
Mañana se olvidarán sin que la menor reflexión los haya visitado. El premio al mayor Tartufo islámico se lo lleva el Emir de Qatar, el sheik Tamim ben Hamad Al Thani, que interrogado por  Asma Hafiz, periodista de la cadena BBC Arabic, dijo que su gobierno ha hecho muchas donaciones de dinero a los países que hacen operaciones humanitarias ante los que piden asilo pero que Qatar ya tiene « bastantes esclavos como estos ». 
Se trata  de uno de los hombres más ricos del mundo.  Seguramente tiene que ganarse la vida para mantener a sus varias esposas.
Erdogan lo merece también porque Turquía es parte de la OTAN y financia al Estado Islámico-
Ante todo, la foto del niño- aun si no fuera un montaje- revela la lamentable ausencia de valores elementales en el mundo árabe y el racismo profundo de países como Qatar y Kuwait, además de dictaduras opulentas y sanguinarias que nadan en riquezas y que como Arabia Saudita tienen millones de héctareas despobladas pero se niegan a recibir un solo refugiado.
En ellos no existe el más mínimo respeto por los derechos humanos elementales y la situación de las mujeres que le costó la vida a Teo Van Gogh no ha cambiando pese a las ruidosas primaveras árabes. Estos países prevalecen en los consejos de los derechos del hombre en la ONU y tratan como ciudadanos de segunda o de cuarta a sus minorías cristianas, kurdas o armenias amenazadas de exterminio. Las mujeres que violan la Sharia son torturadas, lapidadas o quemadas vivas. 
Los judíos tuvieron que abandonarlos: Israel desde 1948 recibió un millón de refugiados judíos víctimas del racismo. y se reprocha a Israel la situación de los refugiados en 1948 pero no se dice una palabra de los refugiados en el Líbia, Jordania, Siria, Iraq, Arabia Saudita, Kuwait y Egipto. Luego de 60 años las minorías tienen un estatuto de esclavos mientras que en Israel los árabes participan del parlamento.
Guy Milliére, escribe: “Israël ha demostrado ser un país humanista acogiendo a los heridos sirios, los boat people de Vietnam en 1975, crsitianos perseguidos del Líbano y cura a los palestinos. ¿Qué país árabe, nunca avaro en sus críticas contra Israel, puede dar lecciones de humanidad? Se exige a los ciudadanos europeos la compasión, la apertura y a generosidad, en un período donde la crisis económica golpea las capas sociales más vulnerables, donde los atentados islamitas se multiplican, donde los medios y los gobiernos les mienten y tienen una exigencia para los europeos pero no hacia los países árabes del Golfo, que compran bellos hoteles de lujo, los clubes de foot y los inmuebles chic de las capitales europeas”. Lo 
único que se logra con esto es envalentonar a los nacionalistas y a los fascistas que son otro de los caballos de troya.
En cuatro años 200000 personas han sido asesinadas en Siria. Gigantescos errores geopolíticos que tienen a su líder indiscutible en Obama han permitido el nacimiento del Estado islámico que es la irrupción del infierno en la tierra. 
¿Se escuchó alguna vez a los duros de la Liga Arabe pronunciarse por los cuatro millones de refugiados siros o por los miles de palestinos asesinados en Yarmuk próximo a Damasco? 
Los dirigentes palestinos están más preocupados en deslegitimar por todos los medios a Israel que por proteger a los suyos que son asesinados y decapitados. Le bastó siete días de lucha al Estado islámico para controlar el 90% del campo cuya población según la UNRWA pasó de 150000 habitantes desde el comienzo de la guerra civil siria a 18000.

Dejemos de lado otros lugares de asesinatos de masa como Sudán y preguntemos: ¿Los enemigos de Europa son los cristianos? Están en la mira y son los primeros perseguidos por el Estado islámico y otros compinches.
La Unión Europea es una alegoría de la impotencia: ha demostrado incapacidad en gestionar la crisis griega, ucraniana como antes la bosnia y la kosovar. Esta vez Estados Unidos no le salvó las castañas del fuego, es parte del problema gracias a Obama. La crisis árabe y la europea se limitan a culpar a Israel, que es la reserva ética del mundo y contra no hay ningún argumento de peso, de todo lo que no quieren reconocer ni asumir.Israel, como recuerda Diana Sperling, es un pueblo de lectores. Los otros se abisman en la ignorancia o la ceguera voluntaria.
Volvamos al niño Aylan. Su muerte tiene varios responsables:

RESPONSABILIDAD DEL ESTADO ISLAMICO
El primer responsable es el Estado Islámico o Daesh que ha propiciado la huida de miles de sirios. La familia del niño se hallaba en Kobane bombardeado sin interrupción por estos asesinos de masa.

RESPONSABILIDAD DE LOS PAISES ARABES
Otros responsables son los ricos países árabes y musulmanes que como Qatar y los países del Golfo financian al Estado Islámico. Turquía, que pertenece a la OTAN, hace un doble juego porque da vía libre a las armas y municiones para los combatientes afganos, libios, argelinos…y franceses. Ya el informe de Amnesty international del diciembre pasado notaba que los seis países del Golfo- Arabia Saudita, Qatar, Kuwait, Oman, Barhein y los Emiratos árabes- no habían dado un solo lugar para los refugiados sirios a diferencia de otros países musulmanes.

RESPONSABILIDAD DEL PADRE

El responsable directo, no obstante la tragedia sufrida, es el padre del pequeño Aylan, Abdullah Kurdi, que residía en Turquía hace tres años en una estación balnearia, Bodrum y pensaba ir a Alemania a hacerse arreglar la dentadura gratuitamente. La familia vivía en Damasco, pero el recrudecimiento del conflicto sirio les hizo partir primero a Aleppo y posteriormente a y a Estambul, ciudad en la que contó que no les era posible vivir y a Kobane que en febrero fue capturada por las heroicas milicias kurdas. Los ataques de los integristas continuaron y una bomba destruyó la casa de los Kurdi. Al no ser aceptado como refugiado, decidió huir con su familia clandestinamente en un esquife sobrecargado a la isla de Kos que le cuesta mil dólares de pasaje a los que huyen de Turquía a Europa sin tener en cuenta el peligro de una embarcación que naufragó y abandonó hasta el capitán. Su esposa y sus dos hijos, de tres y cinco años, murieron en la noche del martes a causa del naufragio de la barca en que viajaban intentando alcanzar una isla griega. La familia, según su relato, había pagado 4.000 euros a traficantes para que organizaran la travesía a Kos, en la que embarcaron en un bote con otras nueve personas desde la zona del balneario turco de Bodrum. Expresó su deseo que esta muerte sea la última.

Las autoridades turcas afirman haber socorrido a 42000 inmigrantes a lo largo de las costas desde 2015. No hay fotos de estos refugiados.

Otro responsable es Erdogan.

Como afirma Pascal Bruckner :

«Cuando M. Erdogan acusa a Europa de transformar el Mediterráneo en cementerio, tenemos que responderle que comienze a barrer delante de su puerta. El es uno de los padrinos oficiales de Daech. El y su ejército han asistido pasivamente al martirio de Kobane.»

A estos responsables se suman en la tartufería la Unión Europea que continúa la persecución de Hitler al gravar los productos israelíes contra los comerciantes judíos y el New York Times que en vez de criticar la política de Obama que al retirar las tropas de Iraq dejó crecer a los alqaedistas de los que surgió Daesh opta por atacar a los republicanos como muchos medios locales que continúan “produciendo inocencia” para los principales responsables como diría el asesinado fiscal Nisman. 

Recibir o no a los inmigrantes o refugiados es plantear mal el debate. El problema decisivo es la integración. Esta Europa que abomina de sus orígenes judeo cristianos está dirigida por tecnócratas anónimos que desprecian a sus ciudadanos.
Hubo una falla de origen: en la constitución europea no aparecen las palabras guerra ni soberanía y luego del fin de la Segunda Guerra se plantea un nuevo tipo de sujeto: el hombre ilimitado que vive en la Arcadia de una paz ilimitada. Así Europa tuvo violentos sacudones cuando sucedió el atentado terrorista en Munich de la OLP contra los atletas judíos. ¿Cómo, la guerra todavía existía?

Europa teme al terrorismo y lo condena pero da miedo por otras razones. Tanto los ciudadanos europeos como los refugiados sufren las consecuencias de dirigentes espectrales. Una Europa sin fronteras y sin rostro sólo puede dar lugar a una integración forzada. La nefasta influencia de la revolución francesa y su falso igualitarismo se expresan en el decreto del 29 de abril de 1976 por la decisión del Consejo de Estado, convertido en principio general de derecho: "Resulta de los principios generales del derecho y sobre todo del Preámbulo de la Constitución que los extranjeros que residen en Francia tienen como los nacionales, el derecho de llevar una vida familiar que comporta en particular, la facultad de que vivan con ellos y sus cónyuges y sus niños". 
Suena bonito pero es un dictado. La diferencia entre los nacionales y extranjeros es borrada de un trazo y viva el multiculturalismo: somos todos hermanos. ¿Que tercera instancia como apertura de diálogo puede haber en esta exclusión igualitaria? Sólo silencio, violencia y terror.

En el pasado el Estado no se ocupaba de integrar a los inmingrantes. Se limitaba, como sucedió en la Argentina de principios de siglo- modelo excepcional de integración- a mantener el orden republicano. 

 "Integrarse" a un nuevo conjunto supone separarse de los orígenes. Así como algunos por tal o cual motivo reniegan de los suyos, los musulmanes son su origen. Al no haber habido reforma del Islam están totalmente alienados al Libro 
Algunos de ellos llevan el Templo consigo y están dispuestos a estallarse con él para fusionarse a la Madre que les otorga vírgenes en el cielo. 
Las últimas declaraciones del lider actual de Alquaeda van en ese sentido: alienta a los musulmanes a hacer atentados como los de Charlie Hebdo del cual Europa no parece haber aprendido nada: " Debemos trasladar la guerra al corazón de los hogares y ciudades de Occidente, y, en primer lugar, a Estados Unidos" ( Ayman al Zawahri, líder de Alquaeda) Son declaraciones semejantes a los días posteriores al 11/ S. En vez de extraer lecciones se sigue con la política del autoengaño. 
Hasta Luis Moreno Ocampo afirma que todo se debe a la invasión de Iraq y no al retiro de las tropas que hizo Obama tras las que creció el monstruo del Estado Islámico o Daesh. Nunca una guerra ha sido ganada mediante bombardeos. Si se quiere terminar con el Estado islámico hay que hacerlo por tierra como los valerosos kurdos. La progresía planetaria no se pregunta por qué los refugiados no van a países "solidarios" como Cuba, Irán, Venezuela, Rusia y sí a las democracias.
Si no se reconoce la existencia de una guerra que se da en todos los niveles y que se agrava más que resuelve diabolizando a Israel habrá muchos más pequeños, musulmanes y occidentales.















miércoles, 2 de septiembre de 2015

Mi Cliente: una guerra entre el cuerpo y el lenguaje. Por Luis Thonis



Mi Cliente puede leerse una interrogación límite acerca del deseo femenino “hoy”


Lo que Balzac llamaba la “sublime lucidez” del novelista reside hoy en saber que se rechaza siempre a la verdad- o al desmentido de lo que aparece como tal- y sólo se quiere ganar tiempo aunque sólo sea para sostener este rechazo. El arte de narrar todavía existe y el contratiempo es su principal oficiante. Se puede afirmar que existe cuando en una obra cada nota suena otra vez de una manera diferente. Terminé de leer Mi Cliente de Sofía González Bonorino que culmina un ciclo de descarnadas novelas iniciado en Las cruces. Me dejó mudo, me alejé del mundal ruido. Las lecturas no sólo valen por lo que leen sino por los libros que que dan a leer. Entendí el motivo de los elogios que recibió de lectores de fuste que señalaron los valores estéticos de su obra. No tieñne nada que ver con novelas chatas que denuncian los femicidios pero omiten el proceso que lo desencadena con personajes estereotipados que parecen figuritas.


“Con una elegancia y un tacto únicos, González Bonorino cuenta una historia asombrosa e imposible de contar”, dijo el escritor Luis Chitarroni sobre la novela. Imposible de contar: esto plantea una disyunción en abismo entre la historia- los hechos- y los giros narrativos. La belleza coexiste con los mundos más sórdidos y bajo una  apariencia de normalidad sus personajes registran una grave crisis de identidad.


Bonorino tiene como referencia a Proust que escribió: “El mundo no es sino el reflejo de lo que pasa en el amor”. No siempre es una historia color de rosa. La analepsis- figura de repetición que interrumpe el orden cronológico- escande un tiempo muerto donde aparece la relación entre la protagonista y su cliente, subrayada en bastardillas a lo largo del texto: “Asegura que soy la mujer más hermosa que vio en su vida. Y yo me río: mujer, lo que se dice mujer, no soy, y  en todo me parezco al hombre, que me ha modelado a su gusto”.

Su padre fue el modelo a imitar y su deseo se sitúa en el límite de la triangulación. Sólo desea si antes es deseada otro a partir de su relación erótica con el abuelo. “Hace una hora que mi cliente está conmigo, su sexo caído entre las piernas, como un objeto inservible. Por qué, pienso, por qué no me desea.”. La relación padre- abuelo- ella es el triángulo de origen a los ocho años. Y se pregunta si acaso ese hombre que la contrata para que lo escuche no le propone otro destino que no es otra cosa que un afuera de las tramas triangulares donde está capturada y recorren la sucesión de los hechos .El cliente es una voz tímida pero exterior al conjunto de los conjuntos de todas las historias: la irrupción de algo irrepetible en su vida. El amor puede pensarse como la trasmisión de un rasgo. El no tiene ninguno entre todos los hombres que conoció.Tal vez vea un eco del padre, el único que oscuramente amó.


La indiferencia sexual del cliente despierta un deseo que desconocía y otra identidad que es volverse la promesa de lo único que va ocupando al cliente, escribirla: “El me lee lo que va escribiendo.Como llegué a ser lo que soy es la promesa de su relato. Que la novela la escriba otro, la verdadera razón por la cual mi cuerpo se pone en movimiento”. Se trata de una guerra entre el cuerpo y el lenguaje, entre historia y narración, llevada al extremo donde siempre vence el primero hasta la llegada del cliente que abre un arco de suspenso y conmueve su frigidez. No se escribe “sobre” el deseo femenino sino desde él: la aventura del personaje es la búsqueda de otro cuerpo que el propio. El Cliente es el lugar de un corte-vínculo que separa a la mujer concreta de La Mujer: no soy los otros- corte- y podés no ser siempre la misma: vínculo. A eso los humanos lo llaman amor.


La novela tiene como protagonistas al cuerpo y al lenguaje más allá de los personajes: ella no tiene nombre y el del cliente es un nombre genérico. Ella ejerce la prostitución como el último madero que encontró para aferrarse. Su belleza siempre estuvo en la cumbre del esplendor: no sólo es requerida por hombres sino también por mujeres. No piensa lo mismo por un vacío “lleno” que la invade y la hace vomitar de seguido: “El cuerpo, de pronto, ya no soportó más ese lugar protagónico que mi belleza y la ocasión le deparaban”. Es la fantasía de expulsar con el cuerpo y borrar las huellas de una memoria insoportable: “No podía parar de vomitar. Una rara felicidad me embriagó. ¿Sería posible expulsar el cuerpo entero? ¿Sería posible que la dureza y rigidez del cuerpo cedieran al fin, perdiendo su consistencia, disgregándose en una masa biliosa?“

El vomitarlo todo coexiste como el día y la noche con engullirlo todo. Los rituales del cuerpo se describen hasta en lo mínimos detalles: “La delgadez tiene que ver con la intangibilidad de lo sagrado. Para ocupar el lugar que le corresponde, vivo de atormentadoras dietas”. El cuerpo escapa a su control como un caballo desbocado y la angustia multiplica las imágenes de su despedazamiento. Amaba a su padre pero el abuso que sufrió de su abuelo y al que ella sedujo a los ocho años, o mejor dicho  se sedujo inicia posteriormente una cadena de estragos  como si no pudiera nunca salir de una trama incestuosa. “Se sedujo” porque sólo desea impersonalmente a partir de que es deseada por otro, sea el abuelo o cuando es apenas adolescente por Roberto, un amigo del padre, que la mira con lujuria. Hasta que aparece su futuro marido, Alfredo, con el con se siente segura. La angustia permanece y no tiene mejor idea que encontrar un amante que la mantiene todo el tiempo angustiada. Se hace entonces una cirujía en los senos como si pudiera entocontrar otro cuerpo: “ Despertaba el lenguaje del cuerpo que pedía con palabras nuevas, luminosas, los deleites y goces que le correspondían.. Cierta música me tomaba entera, llenándome de tristeza Busqué, desesperada, una explicación a la rara melancolía que me habitaba. Pronto creía descubrirla. Necesitaba sentirme deseada. Esta falta en mi pecho es la razón de mi desdicha., pensé. Una nada carnal sólo corregida por la cirugía” Las prótesis se adaptan perfectamente pero no pueden abolir el pasado. La experiencia de ser madre también la decepciona: “El amor que creía sentir hacia mis hijos resultó falso., o al menos no tan intenso y abnegado como yo había creído Ellos dejaron de ser lo más importante de mi vida. Me desesperaba más encontrar un atisbo de celulitis en mis piernas que los trastornos que no podía dejar de percibir en ellos, abandonados a su suerte. No se puede ser mujer y madre al mismo tiempo. Al menos yo no puedo.”.  


Ni el marido formal ni el amante canalla, el Negro, pueden arrancarla de algo que viene de una compleja trama familiar marcada por el incesto y donde pasa del matrimonio a la prostitución: “Comencé de la mano de Silvina, en aquel momento mi amiga Qué iba a imaginarme yo que trabajaba de puta Parecía tan seria, tan educada” También a esto la impulsa el deseo de otro, pero en el oficio la estabiliza: “Desde que me consagré a los hombres, se acabaron mis conflictos. De pronto todo adquirió sentido, orden y claridad”-A su amiga Lucrecia le sucede lo mismo al consagrarse a la religión: “Elegir ser monja es, como decidirse a ser puta, un movimiento ajeno a la libertad. Es un destino”. 

El cliente es solamente una voz: tímida, atenuada y débil pero le basta eso para que de descubra de otra dimensión de la palabra donde no está en juego el cuerpo que cada uno tiene y que los va transformando a los dos. El Cliente, que cita a Wilkock, y por un momento hace pensar en "Y yo gusto tanto de ella que no sé cómo desearla" (Pessoa), otras veces en un pequeño perverso, lo cierto es que comienza a novelarla.

Volver a enamorarse no le es suficiente: “La vida de una mujer, si está enamorada, puede llegar a convertirse en un infierno”.Se enamora por el deseo que el otro, el Negro, tiene de ella y al final no sabe quién fue ni si le importó: “El Negro nunca me importó realmente. Lo supe después, cuando habiendo tomado la decisión de dejarlo, lo olvidé en unos pocos días. Lo único real, entonces como hoy, era mi cuerpo”. Con la tarotista que por un tiempo le maneja la vida y el Negro que la traiciona conforman un triángulo más que continúa la sufrida saga que comenzó con el padre y el abuelo. En la guerra que libra prevalece el cuerpo donde nadie puede dejar la impronta de una huella. Como si se viera a sí misma como virgen en el espejo luego de cada historia y de tantos hombres que se reducen al mismo. Tras las decepciones el hombre para ella tiene el valor de los billetes que paga. Con el cliente hace una excepción porque no la desea: “Cuando mayor es el deseo del hombre, más me enfrío yo, más lo desprecio.

Si por algo le he tomado afecto a mi cliente es por su indiferencia profunda hacia la relación sexual. Como si no creyera en ella. Porque, como me dice él, no sabe qué cosa extraña soy. Al hablarme me mira con desconfianza y sus largos dedos de artista se enroscan en mi pelo.

Lo dejo soñar, imaginarme

Soy su obra- dice-, su personaje.”

El cliente se interesa en cada detalle de su vida y se va volviendo su novelista. Incluso por un magistral truco histereológico- en una novela donde abundan las analepsis de tipo proustiano- no sabemos si es el que ha escrito la novela que estamos leyendo.

Hay un tono nocturno donde el personaje toma la palabra:

Mi vida está marcada por peligros y humillaciones y al mismo tiempo, anclada en la fijeza de la repetición y de la monotonía

Y es que, si nada es impredecible en este oficio, lsa variantes son múltiples y hay que estar preparada para lo que se me ordena.

En la noche ficticia y ardorosa soy la esclava que tiene el poder de hacer existir al hombre que paga su factura.

Hacerlo existir. Sin reparos.

El amo busca ser rebajado

Atar, estrangular, azotar, pisotear

Soy la Dominadora de la noche.

Mi cliente escribe

( espío,rápida, en su libreta abierta):

Lo erótico, el sexo, son la pantalla, el disfraz

Detrás: ese silencio inmóvil que…”

Me persigo en su letra retorcida, apenas descifrable

Sale del baño

Sale de la cama, envuelto en una toalla, su cuerpo

tranquilo, húmedo, fuera de lugar

Mi mundo se distancia de la vida

Niego la carne y sus peligros

No tengo alternativa”


Esa forma de vida coexiste en el mismo personaje en un tono diurno que asume la narración con otra voz en un tiempo propiamente diegético. 
La dominadora de la noche durante el día vomita todo el tiempo. 
Tiene la esperanza de poder vomitarlo todo, noche y día incluido. Vaciarse totalmente es imposible porque reproduce la misma trama que la lleva a vomitar: el estar capturada en el fantasma de los otros que ahora tiene hasta un cliente que no lo alimenta por el hecho de no desearla. Oscila entre la voracidad y el ayuno. “Me despertaba durante la noche para engullir frascos de dulce de leche devorados a cucharadas, puñados de almendras, pasas de uvas, semillas de girasol, sándwiches de pollo con mayonesa, trozos de gelatina, todo lo que pudiera comerse, mezlado de tal manera, que los sabores se anulaban en al contacto de uno con el otro.”

Adelgaza y engorda, engorda y adelgaza sin poder salir de la trama circular que viene desde la infancia. El deseo capturado en triángulos de triángulos- no necesariamente los personajes están presentes- tras el suicidio de su amiga Bárbara, la deja literalmente sola, con la excepción del cliente. No puede ser una puta respetuosa porque para esto tendría que salir de si misma. El cliente es una puerta semicerrada hacia afuera: tal vez ese otro cuerpo sea propiciado no por cirugías sino por otro lenguaje.


Bárbara, la pintora, es su mejor amiga: “Cuando Bárbara pintó esa serie de cuadros llamados Tangeras, me usaba como modelo, yo era su mejor modelo, decía a veces con un cigarrillo en la boca, mientras embadurnaba el pincel con óleo para después pintar la tela con sus trazos inconfundibles. Le apasionaba la música. En su taller, confortable a pesar del desorden, siempre se escuchaba una sonata de Janáček. Pintaba a la noche, con luz artificial. Modifiqué mis horarios. Sin embargo, no me resultaba un sacrificio posar para mi amiga. Al contrario, todo lo que sé lo aprendí de ella, durante interminables horas de inmovilidad. Procuré tener la mente abierta, en movimiento, mientras los músculos, relajados, obtenían la   quietud necesaria para que mi cuerpo pudiera ser apresado por la mirada de Bárbara, por su mano, por sus pinceladas intensas. Había noches en que ella hablaba sin parar, de sus lecturas, de los paseos por la ciudad. Juntas, recorríamos San Telmo. Conocía a los anticuarios, era amiga de todos. A veces, parecía hundirse en la melancolía

No  soporto estar en el mundo, me dijo un día.

Me resulta imposible inventarme una vida.

¿Qué le faltaba a Bárbara?

De pronto me siento mal, quiero salir del estudio, respirar aire fresco

Nos vamos a una milonga del Abasto.”


Nótese que la instancia narrativa- diégesis- cuenta una mímesis- la pintora que pinta un cuadro y siente que sus manos la tocan a lo que se suma la música del gran compositor checo y que el cliente sea admirador de lo que pinta Bárbara- y el personaje aprende “todo lo que sabe” de su inmovilidad y luego las dos se van a bailar tangos que dan lugar a otras representaciones y así interminablemente para conjurar la asfixia que irrumpe a través de las relaciones de los personajes, sean leales o perversas siempre queda idéntica a sí misma. 
Decubre que entre “tanto despilfarro, sexo y maltratos” nunca ha sido amada, separada de sí. 

Esta novela trata de una catástrofe contemporánea que incumpe al lenguaje y al sacerdocio fetichista posmoderno: esa ilusión de ilusiones que cree poder conjugar el nombre con el cuerpo llevada al extremo por la autora: el personaje no tiene nombre y queda reducida a su cuerpo Esta paralepsis habla en su retrospectiva de una prolepsis: de entrada el infinito ha sido excluido, no me refiero a lo ilimitado sino a un narcisismo que coloniza las relaciones convierte a los sujetos en sonámbulos. Ella por un lado va hacia el mar en busca de aire y abundan las descripciones impresionistas y proustianas de los mares del sur y de conjurar todo lo vivido a través de un singular contrato con alguien que se convierte en su cliente y le da un nuevo estatuto al fetiche: su impotencia la arranca de la frigidez en que se ha refugiado, ella ha encontrado un nuevo lugar de la palabra.

Ella tiene todos los elementos que configuran una artista, la escritura sería una salida pero este lugar es asumido por el cliente que se convierte en el narrador de su historia mientras le paga a quien la escribe “como si quisiera, con sus palabras, arrancar algo imposible de mi cuerpo” y comienza a escribir una novela que es la misma que leemos.





Mi cliente" de Sofía González Bonorino, Editores Argentinos, 2014. Presentaciones de Claudia Schvartz y Luis Chitarroni