lunes, 13 de abril de 2015

Eduardo Galeano y las inyecciones para bienpensantes. Por Luis Thonis




Su obra más famosa, Las Venas, fue el evangelio castrotercermundista de las generaciones del 60,70, 80, 90 y del 2000 también. Su método fue inyectar década tras década las venas abiertas de América Latina para que sigan sangrando. Eduardo Galeano demostró como ninguno que al universitario medio latinoamericano se le puede vender cualquier fábula conspirativa como política con un disfraz de sentimentalismo y buenismo.
Fue un gran proovedor de inyecciones para bienpensantes.
No hay mejor muestra gráfica de eso que la última farsa de la Cumbre de las Américas donde los países latinoamericanos rinden pleitesía a Raúl Castro al que Obama le da aire para respirar mientras CFK, considerada por ellos como actriz de reparto, patalea y defiende a Maduro y a sus parapoliciales que pueden asesinar “sin violar derechos humanos” como sus compinches cubanos.
Cuando Galeano hablaba en la Feria del Libro había lágrimas en los ojos de las mujeres. Su libro fue refutado punto por punto en Del buen salvaje al buen revolucionario por Carlos Rangel en términos históricos, institucionales y económicos. Pero nadie leyó el libro ni siquiera en las patéticas universidades. Galeano rescribió la historia y tranformó a un contiente en víctima de la colonización española, de Estados Unidos y luego de los medios de comunicación. Paises que quedaron en ruinas como Alemania y Japón abandonaron el nacionalismo y ese complementario lugar suicida y se transformaron en potencias democráticas mundiales. 

 En la crítica maniquea y unilateral de la conquista subyace el mito del Buen Salvaje, alguien que disfrutaba de todos los bienes de la tierra antes que llegaran las fatídicas carabelas y que sería nuestro predecesor. A partir de ahí se ha rescrito y tergiversado la historia como lo hacen Galeano y asociados. Cualquier familar que descienda de gallegos o italianos inmigrantes se presenta entonces en filiación con Tupac Amaru al que se considera un revolucionario como hicieron los tupamaros uruguayos. Se olvida que este descendiente de los incas se rebeló en nombre del Rey español- Carlos III- y las leyes indianas contra los abusos de los criollos peruanos asociados a funcionarios españoles que los supliciaron. Pasó vía del mito a convertirse en un héroe de la independencia latinoamericana de la que no tuvo la menor idea. Y así los disparates se van acumulando, forman montañas y montañas para que los ideólogos hagan de América Latina una víctima: de los españoles, de los Estados Unidos no hace mucho y hoy de los medios de comunicación...aun si fuera así, la soluciónes que dan- tipo seamos Argenzuela- son peores que todas las pestes. Hay que pensar a la conquista española en relación a la anglosajona en el Norte para comprobar que cuando Estados Unidos no existia en América Latina había grandes y doctas universidades. ¿Cómo hicieron cuatro locos que llegaron en un barco para robarse todo como dicen los que rescriben la historia?
 
El remedio que propuso Galeano a las imperfecciones de la democracia fue el cubano, mucho peor que la enfermedad. Mediante la exacerbación de la teoría de la dependencia argumento sobre los "precios justos" que llevan inevitablemente al debastecimiento. Y a través de la exageración del indigenismo, hijos o nietos de gallegos o italianos inmigrantes con el último artefacto del capitalismo en mano se dicen descendientes de Tupac Amarú.
Mientras Armando Valladares escribió Contra toda esperanza- 1985-, un libro alucinante sobre los campos de concentración en Cuba como la Isla y la Cabaña, Galeano comparaba a los Macdonals con los gulags sin decir lo que éstos significaban.
Fue cómplice por décadas de los faraones Castro y régimen más criminal de América Latina y las multitudes aplaudían con fervor mientras Valladares o Reynado Arenas, mejores escritores que él y abrumadoramente difamados, eran torturados en los campos y otros asesinados.
En un gesto insólito de tardía honestidad intelectual se retractó de ese libro pero se lo sigue repitiendo Se repite en cabezas destrozadas y en oídos sordos como un interminable disco rayado. Ya no se lo necesitaba: estaban bien inyectados y drogados.
En su última etapa dio su visto bueno al kirchnerismo y fue un acérrimo defensor de Chávez: “Este tirano inventado por los grandes medios de comunicación, este temible demonio, acaba de dar una tremenda inyección de vitaminas a la democracia, que en América Latina, y no sólo en América Latina, anda enclenque y precisada de energía”. 

El pueblo venezolano, hambreado y masacrado, agradecerá eternamente sus liberadoras palabras. Siempre estuvo dispuesto a la inyección que otros aprendieron a dar con mayor brutalidad que él para mantener la droga sublime de la ideología: la que hoy los camporitas practican en las escuelas primarias. El erotismo tampoco fue su fuerte: “No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta”. ¿Está prohibido llamarla por su nombre o invocarla escribiendo en silencio?.
Fue un enemigo ciego de Israel. ¿Qué mejor representación del ideal bienpensante que el pueblo palestino oprimido por los judíos, pasando por alto la historia que dio lugar a la OLP y al Hamas?
Con Estados Unidos, Israel formaba la pareja ideal que concentraba toda la maldad del mundo para el universitario medio o el aprendiz de contestatario mediático para el que todo lo que es mediático es bueno y viceversa.
Hasta La Nación considera célebres las frases citadas.
Estamos en los tiempos de los superburros asociados a la Nada.
Creo que se aburrió de no poder escucharse y de dar inyecciones para la demanda angustiada de los consumidores de antimperialismo vulgar: “Escribo para los amigos que todavía no conozco. Los que conozco ya están hartos de escucharme.”
 


Hay delirios que como en los analizados por Freud o ciertas obras como la de Artaud que se abren un camino a la verdad. El delirio programado, en cambio, lleva a la policía del pensamiento y organiza la sociedad como un sistema de delación. Los K, los populistas y galeanistas fueron los que denigraron a la gente y el oportunismo hizo todo lo demás. La convencieron mediante un delirio programado que la crisis de los noventa se debió a la poca libertad de comercio que hubo y no al gasto público en función del clientelismo que los K llevarán a las nubes, los contratos sin licitación y la megacorrupción en las provincias donde los diputados parasitarios se subían los sueldos a la altura de Baviera. Llaman a esto “ neoliberalismo”. La ideología en el caso de la mafia del PJ es pura fachada para los giles: roban con mano la derecha en una década y con la izquierda en otra y a dos manos si es posible.

Lo peor que hizo el kirchernismo no fue la destrucción del sistema energético, de la ganadería y el trigo y de la moneda, la compra de los jueces y periodistas sino destrozarle la cabeza a los sujetos y convertirlos en parte de una policía del pensamiento tipo 1984 de Orwell.

Luego de 16 años de revolución bolivariana en Venezuela la gente asalta camiones con pollos para poder dar un mordisco en en escenas tribales que parecen sucedidas hace seicientos años. Una consecuencia de los “precios justos” de Galeano quiso vendernos ese tipo de sociedad. CFK sigue elogiando a Maduro. Esto es un insulto a la inteligencia. Si alguien insultó a Galeano fueron los faraones Castro ahora se pasaron al capitalismo: tanta sangre y tanta muerte para esta patética victoria final.

Lo hicieron en el momento que Galeano muere. Será un capitalismo que permitirá comer al pueblo como en Vietnam  y China pero con policía del pensamiento porque Obama no moverá un dedo para que se investiguen los crímenes como los de Oswaldo Payá y decenas de miles de torturados y asesinados. 
La Argentina a fuerza de negacionismo ha parido  una cultura siniestra, que combina zombis y cobardes que difaman y le saltan a la yugular  al que enfrenta a la mafia y cuando esto se pone de manifiesto se convierten de golpe y porrazo en preciosas ridículas y comienzan cacarear sobre el amor.

Galeano murió, descance en paz, ahora se vienen sus viudas y consoladores asociados a los estafadores masivos que por cierto no sólo están sólo en el oficialismo.
Cuántas lágrimas de cocodrilo, pero cuánta sangre y estupidez verdaderas contribuyó a hacer correr con sus inyecciones de buenismo










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