lunes, 28 de enero de 2013

El cerebro de Lenin. Por Martha Colmenares

25/1/2013
Hace 89 años extrajeron el cerebro a Lenin

Con el tiempo no ha dejado de resultar sorprendente el procedimiento de investigación bolchevique de extraer de su cerebro las células cerebrales responsables de su “genio”
La foto corresponde a un laboratorio neurológico ruso abandonado
 La foto corresponde a un laboratorio neurológico ruso abandonado

Por Martha Colmenares
La versión “oficial”  de la muerte  de Vladímir Ilich Ulianov, Lenin,  nacido en 1917, refiere que la arterioesclerosis  le ocasionaría  un cuarto infarto cerebral; sin embargo,  pudo haber sido  la sífilis, por consistir  su tratamiento en grandes  dosis de arsénico y cloruro de potasio, lo cual no se pudo establecer en autopsia alguna. También se dice que Stalin lo  mandó a envenenar para evitarle mayores sufrimientos o para hacerse del poder.
Lo cierto es que los dolores, la parálisis, la demencia, acompañaron  los últimos años de la vida de esta figura política del marxismo-leninismo,  líder de la revolución bolchevique, el primer dirigente de la Unión Soviética.  Se cuenta que el ruido le molestaba enormemente, se irritaba por todo y perdía el control fácilmente. Que  su arrogancia fue vejada por una muerte terrible. Por alguna casualidad no escapan de ello la mayoría de los  hombres autoritarios y  opresores.
En mi artículo “De tiranos con finales demoledores”, sale a relucir que las tropelías y excesos de alguna manera se pagan en vida; de alguna manera tocados por la mano de la justicia, como fue el caso del dictador iraquí Sadam Husein. O de la venganza misma, en forma de barbarie se encargan de asumirla las propias víctimas, ocurrió con Muhamar Gadafi. O por una enfermedad, si de ejemplos se trata, el del dictador paraguayo José Gaspar Rodríguez de Francia, mejor conocido como Doctor Francia, o el de Joseph Vissarionovich Stalin, o el de Lenin. En todo caso, será la misma posteridad que los castigará impunemente.
Lenin tiene en su haber una cifra de menor escala en muertes a las de Stalin, cuarenta millones de muertos, y a la de Mao Tse Tung, responsable de eliminar  un promedio de sesenta y cinco millones de chinos,  record histórico en el Libro  Guiness.  Y aunque se le atribuye a   Stalin  la autoría de los   campos de concentración, el primero de ellos conocido fue en 1918, por haber tenido la responsabilidad de desarrollarlos  a gran escala, sería Lenin su creador.
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En ellos se aplicó la tortura de manera sistemática, se hicieron guantes con la piel de seres humanos, los prisioneros, especialmente oficiales, eran metidos lentamente  en calderas o eran víctimas de ratas que previamente encerradas en una caja, se calentaban a gran temperatura para que huyeran despavoridas sobre éstos.
La maniática obsesiva de Lenin a la hora de instruir a los comités revolucionarios, autor en 1917 de la CHEKA, la Panrusa contra la Contrarrevolución, proclamó  el “Terror Rojo”; exhortaba  “a los bolcheviques a proceder a ejecuciones públicas para hacer temblar a las poblaciones en cientos de kilómetros a la redonda”. Lenin decía “Aquel que combate por un porvenir mejor será implacable con sus enemigos”, de ahí que era “imperativo preparar en secreto el terror y de la forma más rápida”.
Implacable en la persecución, instruye sobre como dar con las “conchas”, y recomendaba realizar las detenciones durante la noche. Eran asesinados los desertores del estado Mayor, las sentencias de muerte no tenían apelación y se ejecutaban en 24 horas.
Dicen que  toda esa obcecación de arrasar contra cualquier vestigio llamado contrarrevolucionario lo llevó a sufrir varios ataques de hemiplejia.
Se vio forzado a retirarse del gobierno casi inmediatamente de proclamar la creación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, para el 30 de diciembre de 1922. Padecía lentamente  por su severo estado de salud,  la muerte le llegaría  el 21 de enero de 1924 a los 53 años de edad.
Hace 89 años extrajeron el cerebro de Lenin, con el tiempo no ha dejado de resultar sorprendente  este procedimiento bolchevique para investigar las células responsables de su “genio”.  Al momento de ser embalsamado su cuerpo, estado en el que se encuentra desde entonces en el mausoleo situado en la Plaza Roja, se contrató a  un neurocientífico alemán, Oskar_Vogt. Por los informes registrados  se puede conocer que le llevó  más de un año cortar 34.000 mínimas láminas del cerebro de Lenin. Por las  "células gigantes" encontradas se determinó “superior” su capacidad mental.  Se encuentra en el “El Panteón de los Cerebros” de Moscú, junto a los cerebros de médicos, científicos rusos y líderes bolcheviques. @Marthacolmenare
http://www.marthacolmenares.com/

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