Ella lo miró con
actitud sobradora cuando hablaron sobre la libertad y dijo sin vacilar:
"no sé que carajo es la libertad, es un mito, algo que inventaron para
embromarnos más."
Era una provocación, ella sabía que no iba a dejarla pasar. El le puso el brazo en el cuello, lo hizo girar, la levantó en vilo, la depositó en el baño y le metió llave. Pasado un momento, ella comenzó a gritar y a patalear: ¡abrime la puerta, desgraciado, te voy a denunciar!
- Eso es lo que quería oír, dijo él, denunciame por privación de libertad. Lo que prueba que la libertad existe. ¿De acuerdo?
Era una provocación, ella sabía que no iba a dejarla pasar. El le puso el brazo en el cuello, lo hizo girar, la levantó en vilo, la depositó en el baño y le metió llave. Pasado un momento, ella comenzó a gritar y a patalear: ¡abrime la puerta, desgraciado, te voy a denunciar!
- Eso es lo que quería oír, dijo él, denunciame por privación de libertad. Lo que prueba que la libertad existe. ¿De acuerdo?
Ella no quiso dar el brazo a torcer, ¡eso nunca!, y siguió
protestando con distintos tonos de voz, de soprano a conventillera. Lo
llamó represor, machista, racista, secuestrador y genocida hasta que se
rindió: "Sacame de aquí, ya sé que es la libertad, amo la libertad más
que ninguna otra cosa en el mundo! Pero no tenías que encerrarme en el
baño."
Le abrió la puerta con una sonrisa de bienvenida: la libertad no
puede definirse, es como el aire, uno se entera cuando falta, a veces es
demasiado tarde. Ahora te podés ir o quedarte conmigo, elegí.
Ella se había transfigurado, a veces la irritaba su forma de ser pero
al menos no era un tipo que iba a esconderse bajo el felpudo ni tampoco
lo era. ¿Lo amaba? Sí, pero la historia no iba a durar mucho, pensó con
un dejo de tristeza. No le gustaba que le diera siempre la posibilidad
de irse...tampoco quería alguien que la controlara y le siguiera los
pasos. ¿Entonces? El sabía de la libertad pero de mujeres no tanto.
Fue a abrazarlo con un rostro visitado por pintitas rojas.
Fue a abrazarlo con un rostro visitado por pintitas rojas.
- Hay peores prisiones, hay países donde te encierran y nadie sabe
más de vos, y si pensás así vamos a ser uno de esos. Aquí ya pasó- dijo
él, como para completar la lección. Pero a ella ya el tema de la
libertad le interesaba menos que la reconciliación, se acurrucaba en su
pecho y le susurraba “malo, malo” y él le decía, suave, tratando de
evitar el tono paternal que hay muchos buenos que odian la libertad y
llegan a negar que existe y hay chicas que en una hora cambian ciento
ochenta grados su opinión.
Y así siguieron sin que se armara otra rosca, tuvieron una feliz Navidad y como si por un momento fueran pesonajes de un cuento de Dickens quisieron que se extienda a los que aman la libertad...
Y así siguieron sin que se armara otra rosca, tuvieron una feliz Navidad y como si por un momento fueran pesonajes de un cuento de Dickens quisieron que se extienda a los que aman la libertad...
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