miércoles, 18 de junio de 2014

La nov lengua dihimmi. Por Luis Thonis




Hace poco dije que el viaje del Papa tenia más que ver con el Espectáculo que con Dios o la paz. Y que era diferente que rezar juntos no era lo mismo que juntarse para rezar en referencia a él, Peres y Abbas. La respuesta de Hamas no se hizo esperar: en un raid tomó tres rehenes en Judea-Samaria. Ahora opera en los territorios de la Autoridad palestina luego de hacer la paz con ella, lo que significa que se la ha metido en el bolsillo. La prensa presenta a la Autoridad palestina como “moderada” pero en el sitio de Al Fathah los tres rehenes son representados como ratas marcadas con la estrella de David.

Para referirse a Israel hace el tiempo que el mundo emplea un lenguaje dhimmi, un equivalente internacional de la nacional lengua mongo. Esta lengua se expande, la cultivan las crédulas universidades cuyos ideólogos predican la Gran dimisión, lo que supone un occidente convertido en un montón de ratas asustadas que conjuran la estrella de David y donde la Argentina es la vergonzante vanguardia habida cuenta de su política canallesca y grotesca con Irán: los propios acusados del atentado a la AMIA van a investigarse a sí mismos siguiendo las pautas de un estado de derecho pese a que su cultura les permite practicar la taqiyya, el doble lenguaje para engañar a los infieles según al público que vaya dirigido si es por la grandeza de Alá. De ahí que cuando hablen parezcan los seres más nobles y pacíficos del mundo pero como lo muestran video cuando sus representantes se encontraron con D´Elia gritaron en coro ¡muerte a Israel!.
Hace tiempo tambien dije que los genocidios del futuro serán programados por las universidades: el montaje en función de una segunda Shoá es evidente y hasta diría reclamado a gritos, esta vez en nombre de los derechos humanos. De ahí el éxito de los zombi pensadores como Alain Badiou que plantean sin reservas que el nombre judío es en sí mismo “nazi” y que Hitler fue el mejor intérprete luego de Nabucodonosor del problema judío, ignorando, a diferencia de Borges, que enunciarlo es ya pedir una solución final. Giles Deleuze, definitivamente descerebrado luego de su encuentro con Guattari, en Los indios de palestina- Libération, 1982- demuestra haber visto muchas películas de cobwoys y de indios: a eso reduce el conflicto palestino-israelí, otros de los productos de su esquizonanálisis donde la deriva culmina en un zombi terminal que no sabe ni quién fue Arafat. Israel continúa “ el sueño americano”, invade los territorios árabes y va por el indio Comanche siguiendo la conquista el Oeste a la que reduce las guerras de 1948, 1967 y 1973, pasando por alto los ataques arteros de los estados árabes armados por la Unión Soviética que por supuesto no existe como en todos los negacionistas. Considera "orgullosa" la fórmula de Israel- “nosotros no somos un pueblo como los otros”-  como propia de un pueblo de élite y no en referencia a la idolatría como lo hace Martin Buber, al que evidentemente no conoce como nietzchiano de salón aunque D´Elia podría suscribir lo que dice punto por punto. 
Más grave, mucho más grave es la respuesta que supone que el pueblo palestino- de suponer que exista- le da a Israel: Nosotros somos un pueblo como los otros, nosotros no queremos ser sino eso"- ¿Qué pueblo es como los otros? ¿Por qué es dramático ser diferente si no se está a favor de aniquilar la diferencia? ¿Habrá escuchado este esquizo provinciano hablar alguna vez de cosmopolitismo y que Israel practica ya que conviven cristianos y árabes o quienquiera hacerlo gozando de los mismos derechos? ¿Hamas y la Jihad islámica son cosmopolitas y le dan voz a judíos o a cristianos en sus desconocidas instituciones? Este mítico "nosotros" palestino carece de toda singularidad y está calcado de la revolución francesa, del universal republicano francés que supone una igualdad ontológica de los pueblos sobre el modelo de una abstracción vacía. Es algo común a la ideología francesa que como ha demostrado Eric Marty ha sido el pretexto de todas las empresas colonialistas: el "ser como los otros." Deleuze estaría así practicando un colonialismo sobre un pueblo inexistente: toda una proeza del esquizoanálisis.
Buber en su refutación de Simone Weil que lo llama " la gran bestia con un disfraz religioso" responde: "Precisamente en la religión de Israel es imposible en erigir en ídolo a todo un pueblo, pues la actitud religiosa hacia la comunidad es crítica y postulativa. Quienquiera  adjudique a la nación o la comunidad los atributos de lo absoluto y de la autosuficiencia, traiciona la religion de Israel".  Quien niega esto está condenado a volverse idólatra y hacer cuerpo con el eterno retorno de los faraones. Pocas veces se leyó algo de tal nivel de imbecilidad  como esta lectura de Deleuze a la que lleva el tener como objetivo barrer el orden simbólico considerado como fascista y reaccionario. 
Las nuevas feminazis en boga, Judith Butler o Beatriz Preciado, siguiendo a Deleuze plantean que el hombre debe “dinamitarse el sexo”, basta ya de hombre y de mujer, podemos, patalean, tener mil sexos y se llaman guerrilleras contra el patriarcado, salen a combatirlo en Nueva York y en Madrid pero no en Teherán ni en Riad donde no hay machismo y las mujeres la pasan bárbaro. A su vez, las feminazis elogian las relaciones de adultos con los niños haciendo el elogio de la pedofilia ante un fantasmal patriarcado. Es una cultura que expulsa al sujeto antes que entre en el lenguaje, haciendo del otro el objeto del propio goce. Se trata de expulsar de las relaciones el entre dos, siempre conflictivo, apelando a lo instrumental. Es la avanzada zombi de occidente contra occidente que tiene ya la adhesión de dihimmis que se ignoran como tales. Todo esto lo consumen despreocupadamente contestatarios angustiados que creen así participar de una vanguardia reclamada por el Espectáculo y son miméticos reflejos de una propaganda que ayer les hizo comer los buzones de las revoluciones norcoreana, vietnamita, cubana, y  a revolución cultural china con faraones incluídos y que ahora se aferra a la nueva idolatría del mito palestino porque el marxiquiosco tiene que seguir dando réditos hasta que haya a la vista un nuevo negocio. Los que ayer promovieron esta nueva esclavitud hoy están a la vanguardia del populacho dihimmi que la sustituye. Lo que no se le perdona al judaísmo es haber ganado la guerra de lo arcaico, contra los ídolos y la vuelta de los faraones. Es algo que Michel Foucault percibió al decir que el relato hebreo es una "constestación" a todas las babilonias.

Se trata de que Israel las pague todas, por ejemplo, que su desaparición le resuelva a Europa el problema del multiculturalismo que según la misma Angela Merkel ha fracasado y no presenta una salida visible y esto tiene que ver con el crecimiento de los nacionalismos xenófobos que complican más el panorama porque pueden sufrirlos musulmanes que no tienen nada que ver con los locos de Dios. A Obama le permite seguir su política de un mundo más seguro para las dictaduras- Rusia, China, Irán, están cada vez más fuertes- y asesinos de masa. A otros como el siniestro Atilio Borón seguir dando sus sermones de marxo chavismo abrazado a la tumba del gran bolivariano. Hay en el repliegue norteamericano un comprensible motivo: el contribuyente está cansado de financiar intervenciones militares para que su país sea insultado a voz batiente como sucedió en Irak donde decían que era “para quedarse  con el petróleo” sin saber lo que significaba el panarabismo del genocida Saddam Hussein. La prensa ni registró los argumentos de un Elie Weisel o un Vaclav Havel. Hablo de una intervención polémica pero en Bosnia o Kosovo también se condenó a la OTAN por detener el genocidio de Milosevic con bombas, el único idioma que hace detenerse a esta clase de gente. Si Estados Unidos hubiera intervenido en Siria contra el crimen de masa que está cometiendo Assad y a la vez contra los jihadistas que practican la limpieza étnica en las ciudades cristianas, o terminado de una buena vez con los carniceros del Hezbollah en el Líbano, hoy sería acusado por Borón y otros zombie intelectuales de ser el primer ogro a escala mundial. Obama se porta bien, es políticamente correcto como quieren los progresistas, pero olvida que no por eso su país sigue siendo un blanco militar de los jihadistas que han declarado la guerra “a judíos y cruzados” según la lengua medieval que utilizan.

“El primer ministro de Israel, el conservador Benjamín Netanyahu, acusó el domingo al grupo islamista palestino Hamás de haber secuestrado a tres jóvenes judíos cuando regresaban de sus clases de religión en una colonia israelí en Cisjordania, el jueves por la noche. Netanyahu habló en inglés para asegurarse la atención internacional en inglés, para asegurarse la atención internacional.”

La nota del diario El País da cuenta de la lengua dihimmi  que se utiliza para leer lo que sucede en Medio Oriente. Tiene que ver con la política de la Gran dimisión. El de la prensa argentina es todavía peor: ahí directamente se consuma un vericidio al no decir que Hamas opera ya en Judea Samaria. Se presenta la detención de palestinos en Hebrón como reacción desproporcionada y el secuestro como algo natural en una región ocupada pese a sus nombres bíblicos. Los ocupantes son los palestinos que siguen practicando el terrorismo, palabra que aparece entre comillas.

Netanyahu es calificado por el progresista El País de “conservador” como si en ese contexto hubiera que ser “revolucionario”. Se aclara que habla en inglés para ser escuchado: ¿en qué lengua va a hablar para hacerse entender, si la misma ONU  duda de que haya existido el secuestro festejado ruidosamente en Palestina como sucedía antes el muro cuando los atentados en lugares públicos dejaban víctimas civiles.. Israel tiene que estar al tanto que no puede esperar nada de los dirigentes europeos, ni de la ONU, ni de Obama o de los rezos el Papa que no se referían al mismo Dios que Abbas. El secuestro de tres jóvenes en Judea Samaria prueba que la guerra continúa y que el único modo de que termine es destruir a Hamas y sus cómplices: es lo mejor que puede hacerse por este pueblo psicotizado antes que tenga armas nucleares. Este sería un acto “revolucionario” que haría poner el grito en el cielo al populacho dihimmi. La bienpensante prensa europea llamó “colonos” a los secuestrados como si fueran invasores de una tierra donde los judíos estuvieron hace cuatro mil años aun si no vivían el la región que volvió a ser ocupada tras la guerra de los Seis Días. Si Israel la devuelve sin ser reconocido como el populacho dhimmi lo pide-algo que no sucederá por parte de los criminales dirigentes palestinos- se instalará una base militar como sucedió en Gaza, armada por Siria, Irán, sponsor oficial del terrorismo en el mundo y diversos estados árabes que financian la cultura de los cinturones con bombas. Israel no debe escuchar a los apaciguadores que por desconocer la historia, por buenas intenciones o  por mala fe, cobardía correctamente política presentan a –Hamas como un grupo que contribuye a la paz. Es la posición de Obama y la Unión europea. No debe escucharlos ni a ellos, ni  al Papa ni a Mongo Aurelio que están lejos de la línea de fuego.. El secuestro de dos jóvenes judíos y un americano en Judea- Samaria ha sido indiferente o excusado. Judea Samaria se presenta a los ojos del mundo como un territorio que debería ser judenrein- limpio de judíos- y parte de un pueblo inventado, el palestino, hace cuarenta años con el objetivo de destruir a Israel, un pueblo que es parte integrante de un país que nunca existió históricamente: Palestina. Quien quiera enterarse no tiene más que ver los carteles del Mayo 68 francés que reivindicaban las luchas del tercer mundo: están Mao, Guevara, Ho Chi Min, etc, pero no hay hubo referido a la causa palestina. Arafat lo inventó luego de la derrota de la Guerra de los Seis Días y en las declaraciones todos se autodenominaban jordanos.

La islamofobia es condenable pero hay que diferenciarla de la lucha contra el expansivo integrismo islámico. 
Como escribe Allen West, advirtiendo a los dhimmis occidentales de la Gran dimisión:

I’m sick of reading about Christians, Assyrians, Chaldeans, Copts, being slaughtered by the so called “religion of peace” — what utter bovine excrement

I’m sick of people worrying about jihadists taken off the battlefield and held at a freakin’ five-star facility like GITMO with top notch medical treatment and cable TV while Americans captured by the enemy are brutally tortured, and ritually beheaded. I’m sick of cowards who release the enemy’s leadership and try to convince the American people they are not a threat.

I’m sick of these bastards believing they can taunt and threaten our nation while we sit back and fools like John Kerry talk about climate change being a global threat — and want to ask Iran for assistance in Iraq. Iran is the number one state sponsor of terrorism and has the blood of American troops on its hands.

Yep, I’ve had it and will be relentless in defeating Islamic totalitarianism. Sir Winston Churchill tried to warn England of the threat of Naziism — of course the country initially sided with Chamberlain. And so history is repeating itself. Warning to liberal progressive socialists: stand clear lest you find yourself declared an ally with these barbarians. I am looking for brave Americans to enjoin this battle. This is not about killing them all, just killing the ones who need killing — since that is all they understand.”.


Israel lleva a cabo detenciones, ciertamente, muchas de ellas administrativas, lo que le permite al Estado mantener un detenido por tiempo indeterminado. Si bien hay sectores dentro de Israel que se oponen a esta práctica (incluyendo organizaciones de derechos humanos y juristas), estas detenciones no son poco comunes en países democráticos que luchan contra el terror y sólo aplican estos métodos a personas implicadas en actos de terrorismo, asesinato o conspiración, para perpetrar algún ataque. A los familiares se les permite ver a los presos y ellos saben perfectamente donde están. Es más, estas detenciones pueden ser apeladas a la corte israelí y llegar hasta la Suprema Corte.
Es correcto que detenciones administrativas pueden llegar a ser abusadas y no niego que esto ocurra en Israel, en ciertas ocasiones, dada la dimensión de la amenaza. Pero Israel es un Estado de derecho, donde hay un sistema legal que se aplica a los ciudadanos israelíes, pero también los residentes de los territorios pueden apelar a ellas.
Contrariamente a la opinión de Brieger, no existe el secuestro por parte del Estado israelí y menos aún el asesinato arbitrario. Israel ha asesinado terroristas y atacado centros de terror para proteger a la población o para prevenir un ataque enemigo, como los ataques suicida contra la población israelí, por ejemplo, o los misiles disparados desde Gaza contra poblaciones israelíes civiles. No existe asesinato arbitrario de gente y menos asesinato o secuestro de civiles inocentes.
También suele ocurrir que algunos palestinos mueren, pero mayormente son aquellos que intentan atacar ciudadanos u objetivos israelíes. Debo admitir que sucede también que palestinos inocentes han muerto como víctimas colaterales de la guerra contra el terrorismo. Pero aun así, si no hubiera terror no habría guerra contra el terror. Y sin guerra contra el terror, no habría tragedia colateral tampoco.
Pero bajo las circunstancias en que Israel vive, sería un milagro que estas cosas no ocurrieran. Si fuese como dicen los propagandistas que Israel comete genocidio contra los palestinos o viola derechos humanos inescrupulosamente, no hubiese quedado nada de la organización Hamas hoy en día y quizá el pánico que hubiera causado hubiera disuadido cualquier acto de terror. Pero lo que guía a Israel es la ley y la autolimitación. En Israel hay algunas transgresiones pero no existe impunidad.
Juzgar a Israel en términos morales tan rígidos e implacables es injusto. Comparar a Israel con una organización donde los abusos no son simplemente consecuencia de una férrea política de autodefensa sino una sistemática imposición de terror y muerte, es un ultraje.
Y he aquí que Brieger trae otro argumento: “La ocupación israelí, a partir de 1967, genera resistencia y la violencia sólo se puede entender en este contexto”. O sea, Brieger sostiene que el terror es fruto de la ocupación Israelí.
Después de la intifada Palestina (1987-1993), la población israelí y muchos de sus líderes comprendieron que no se podrían mantener los territorios. Una, obviamente, porque los palestinos no lo quieren. Otra, porque los israelíes no lo quieren, ya que tal conquista significaría una amenaza demográfica para la mayoría judía en Israel.
Así se inició el proceso de paz de Oslo que hasta ahora no ha encontrado salida pese a que Israel ofreció propuestas de paz concretas en tres oportunidades (2000, 2001 y 2008) y que fueron todas rechazadas por los Palestinos. Estas concesiones incluían la retirada del 95 por ciento de Cisjordania, el desmantelamiento de las colonias, la división de Jerusalén y la creación de un estado Palestino. Israel también ofreció concesiones, sin pedir nada a cambio, como sucedió cuando se retiró en forma unilateral de Gaza en 2005 y desmanteló todos los asentamientos en la Franja.
Hamas se opuso desde el vamos al proceso de Oslo e hizo todo lo posible por torpedear el proceso de paz mediante actos terroristas. Su plataforma no habla de 1967, sino de 1948. Su objetivo es establecer hegemonía árabe islámica sobre el territorio de Israel dentro de la línea verde y toda la palestina histórica e incluso ligarse a un movimiento pan Islámico que abarque más elementos dentro del mundo árabe.
El terrorismo de Hamas no tiene nada que ver con la resistencia. De hecho también derrocó al gobierno de la Autoridad Palestina en Gaza mediante una rebelión cruel y violenta. Estos son los parlamentarios democráticamente elegidos del cual Brieger habla y sostiene que están presos. Estos parlamentarios son miembros de una organización terrorista. Ellos también dirigieron este derrocamiento e impusieron su gobierno sobre Gaza.
Para rematar, Brieger dice que la tendencia de Israel es expansionista y predice que Israel, en represalia, tomara más ciudades y seguirá encarcelando y asesinando palestinos.
La verdad es que la mayoría de las ciudades palestinas están bajo control de la Autoridad Palestina y, en el caso de Gaza, bajo la autoridad total de Hamas. Hay autogobierno y las autoridades Palestinas son responsables por lo que ocurre dentro de ellas incluyendo los innumerables casos de violación de derechos humanos. Israel tiene control militar de la zona por razones de seguridad (área C). Esta situación estaba supuesta a ser temporaria hasta la conclusión de un acuerdo final que todavía no se dio, pero no ejerce gobierno directo sobre la población Palestina.
Según los testimonios de personalidades y diplomáticos involucrados en el proceso de paz, incluyendo el ex presidente norteamericano Bill Clinton, los negociadores Dennis Ross y Martin Indyk y el exfuncionario del gobierno de Bush, los asentamientos israelíes nunca fueron la razón por las cuales las negociaciones fracasaron. Las negociaciones fracasan porque la dirigencia Palestina exigía el control de los lugares sagrados en Jerusalén y además exigía el retorno de tres millones de palestinos a Israel lo que supone la pura y simple disolución del estado hebreo. Nadie dice nada del cierre de la frontera por los militares egipcios que revientan a patadas a los palestinos que tratan de cruzarla antes de averiguar sus intenciones como hace Israel "sin violar derechos humanos".

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