sábado, 19 de julio de 2014

Las masacres de Putin. El niño checheno y las aldeas mártires. Por Luis Thonis


Nosostros hemos nacido en la noche/ a la hora donde la loba pare a sus pequeños/ A la mañana cuando los leones rugen, un nombre nos ha sido dado./ En los nidos de águila, nuestras madres nos han amamantado./ Jamás nos someteremos a nadie/ la muerte o la libertad/ no tenemos otra salida. 
( Canción chechena de 1917, cuando los chechenos creían haberse liberado de la dominación rusa)


“¿Por qué no hay guerra?”, era una expresión que se utilizaba en las fiestas familiares rusas de post-guerra que se decían en tiempos de la Perestroika como si todavía los rusos fueran niños de la guerra que no habían superado los traumas de guerra civil de 1930 o las huellas de la Segunda guerra mundial. Vladimir Putin iba a explotar ese trauma del mismo modo que la dictadura militar lo hizo con el mito escolar de Malvinas. Madame de Stael hablaba de guerras de opinión. La guerra llevada a cabo por Putin y a la que debe el trono no fue un golpe de estado sino una guerra indisociable de los dilemas de la seguridad y en nombre de ella.
Se sostuvo en la opinión y la utilizó para construir su propia imagen a través de la cual le da a la sociedad una nueva imagen de sí misma que afecta el imaginario colectivo con la expectativa de combinar el mercado y la democracia. 
El sociólogo Yuri Levada dice que el presidente se presenta como un espejo extendido a la sociedad donde cada uno ve lo que quiere ver, es decir, un porvenir diferente para cada uno. La cuestión chechena fue su principal argumento y el electorado respondió con un setenta por ciento de aprobación. Rusia tiene legitimidad para combatir el terrorismo que le ha producido masacres como la de Beslán y asesinado a cientos de rusos pero esto no es el pretexto para ocupar Chehenia con los mismos argumentos endebles para invadir Osetia del Sur o intervenir en Ucrania. 
Su sueño eurasiano se infiere de esta guerra basada nada más que en la opinión.
El despotismo de Putin se basa sobre la democracia pero no quiere saber nada de opiniones distintas. Nace cinco años el Moscú de Putin asesinó a Natalia Estemirova, que trabajó con Ana Polikovkaya que fue quien inició las investigaciones sobre las torturas y violaciones de los  derechos humanos en Grozni y fue abatida por disparos en el ascensor  del edificio en que vivía.  Ahora en Londres se ha reabierto el caso del envenenamiento con Polonium 210 del agente de la KGB Alexandre Litvinenko que huyó de Rusia tras el ascenso de Putin en el 2000 y que lo había criticado cuando era jefe de los servicios secretos, reprochándole haber asesinado a Poliastkovaskaia y haber organizado para atribuirlo a los chechenos los atentados de Moscú en 1999.

“Matar a alguien bajo el pretexto de que ha nacido”, esta frase de André Fossard es la mejor que conozco para definir el crimen absoluto. Nacido armenio, nacido judío, nacido tutsi, nacido checheno. 
Nadie se interesa por la crisis ni por las guerras chechenas. Los chechenos no tienen nada que ver con los palestinos y su cultura de la muerte que fascina a los progres. El palestino es un nacido muerto en función de una máquina de matar y matarse que sacrifica la misma crisis sacrificial en función de un dios perverso e insaciable. El niño checheno no es exhibido en una estrategia de victimización para destruir a otro pueblo. Usado como escudo humano y expuesto a la opinión mundial, psicotizado ni bien nace al grito de muerte a los judíos y objeto de una instrucción militar para el martirio es el argumetno favorito que aparece luego de que Israel replique cada agresión,en este caso los tres chicos judíos asesinados, que aparecieron dibujados como ratas  marcados con una estrella de David en el sitio de Al Fathat. Tanto la Autoridad Palestina como Hamas, se basan en sus cartas fundadoras en los Protocolos de los Sabios de Sión y son en sí mismas crímenes contra la humanidad en tanto el pueblo checheno, asociado al integrismo islámico por Putin, es la historia de un duro aprendizaje de la libertad tras haber luchado contra Gengis Khan, los zares, Stalin y Beria. 
Los batallones chechenos enfrentaron a los nazis cuando toda Rusia se desbandaba, recuerda André Glucskmann en su viaje de Dostoievski en Manhattan. En los años treinta los chechenos son detenidos en masa por haber resistido la colectivización forzada de Stalin que aplica la “solución final” a una cuestión de siglos donde Moscú siguió siempre una política genocida, acusándolos absurdamente de haber colaborado con los nazis. Es el mismo argumento que utilizó Putin en 1997 cuando gobernaba Aslan Masjádov, elegido democráticamente y afín a occidente y que luchaba contra el wahabismo y otros grupos integristas islámicos, aliados a señores de la guerra como Basáyev.Muchos recuerdan al rabino de Grozni que prohibió a los judíos robar aunque fuera un cubierto a los deportados chechenos de 1944 por Stalin que murieron de hambre y de frío. Los sobrevivientes volvieron al Cáucaso, un territorio poblado por decenas de etnias y donde en Daguestán reside una importante comunidad chechena.
Existen las aldeas mártires en Chechenia pero salvo en última instancia recurren al suicidio. Maierbek Vatachagev, presidente de la academia de ciencias en Chechenia en los tiempos de Masjádov, cuenta el calvario de  Dadi Iorut-1819- bajo tres mil soldados del zar: “Más la artillería tronaba, más las mujeres golpeaban sus tambores. Cuando el último hombre hubo perecido, las mujeres tomaron las armas. Cuando se aproximaba la tarde, los rusos entraron en la aldea y para no rendirse, las mujeres se degollaron bajo sus ojos. Sólo algunas madres jóvenes fueron capturadas.” 
Es mismo libreto de otrora aunque ahora es con bombas y minas antitanques y sofisticado por la crueldad posmoderna se reproduce en Alkhan-Yurt, aldea próxima a Grozni la massacre de diciembre de 1999 con tropas al mando del General Shamanov que no dejó civil vivo.  
Human Right Watch dijo que “it was not an isolated incident, as Russian troops have been systematically looting villages and towns under their control”. Lo mismo había acontecido en la aldea de Samachki en 1995. Didier Francois, testigo directo, comenta: “Los soldados rusos arrasaron la aldea chechena de Samachki, quemando todo lo que encontraban a su paso y asesinando a civiles desarmados.”


Estos hechos fueron condenados por la Unión Europea: “La Unión Europea condena con la máxima firmeza los atropellos cometidos contra civiles en violación de los derechos humanos básicos.- La Unión Europea hace un nuevo llamamiento solemne a las autoridades rusas para que se ponga fin a la violencia contra las poblaciones, para que se imponga de inmediato un alto el fuego, para que se entablen negociaciones dirigidas a una solución política y no militar y para que se pueda proporcionar la ayuda humanitaria sin obstáculos a las poblaciones afectadas de conformidad con el derecho humanitario internacional. - La Unión Europea reitera con vehemencia su solicitud de que se desplace rápidamente a Chechenia un grupo de asistencia de la OSCE, a fin de que éste pueda contribuir a la realización de tales objetivos”.
Lo que dice la Unión Europea habla más de ella misma que de Chechenia: la impotencia total ante Putin por parte de una unidad- nulidad constituida sin los términos de guerra o soberanía que tiene como resultante la prédica, hasta la súplica de paz, ridícula ante un ex KGB. LA ONU hace tiempo se volvió ONUZI y organiza la Nada universal.

Putin es el último de los zares y  trata de extirpar del pueblo ruso toda memoria de Soljeinistein y el Gulag. Es la referencia del Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia. Los  nuevos estanilistas de Le monde diplomatique, que festejan la expansión de Putin, atribuyen la crisis de Ucrania a las injusticias de la Unión Europea y al capitalismo que sustrajo a Ucrania la “riqueza socialista", pasando por alto los ocho millones de muertos que entre exterminio y hambruna dejó Stalin. La solución para ellos y el Frente Nacional se llama Putin. Pero Putin no es comunista a pesar de ser un ex agente de la KGB. Fue el que transfirió a través de privatizaciones arbitrarias los bienes de la vieja nomenklatura a los mafiosos oligarcas. 
El nuevo capitalismo ruso tiene más que ver con relaciones productivas de destrucción que de producción, es el mayor vendedor de armas y programas nucleares a escala mundial, bienvenido seas, genocida de pura cepa a esta tierra que ama a los dictadores. Se quiere del primer mundo por la fuerza. El blanqueamiento de un pasado infernal supone un nuevo ecumenismo expansivo en función de su sueño eurasiano. 
Ya no hay un malvado Bush que pueda detenerlo como sucedió en Georgia sino un complaciente Obama que aspira a un mundo más seguro para las dictaduras. Putin avanza incluso en América Latina desde Cuba hasta estos pagos. Ayer Osetia, hoy Ucrania y siempre Chechenia.
Los chechenos no padecen ningún racismo y no tienen problemas en casarse con extranjeros. Se saludan deseándole primero “libertad” al otro y luego “salud”, Alejandro Dumas los llamaba “los franceses del Cáucaso”. 
Los niños chechenos han muerto por decenas de miles por los bombardeos de Putin que acusando a Masjádov de terrorista redujo a polvo a Grozni para instaurar una dictadura de corte estalinista. Mediante dos guerras sucesivas, Putin ha reactivado y fomentado al terrorismo islámico y desgarrado una sociedad que siempre rechazó a los integristas. 
La conciencia nacional chechena se identifica con el islam sufí y por ahora es hostil al terrorismo islámico que ha ganado algunos cuadros. Hasta el mismo Chamil Basáyiev, se somete a las reglas de la Quadirva, señala Meierbek Vatchagaiev. Pero las jóvenes generaciones que crecieron entre los  bombardeos no necesitan de Alqueada para replicar los ataques que no van dirigidos contra Occidente sino contra el poder de Moscú. 
Hay que diferenciarlos de los jihadistas que están en todas partes donde haya musulmanes que se están masacrando entre sí y cuyo objetivo es imponer un estado islámico en Chechenia como en Irak basado en la Sharia. El factor étnico que fue siempre el predominante ha perdido protagonismo en las dos guerras por la independencia chehena de 1994-1996 y está siendo sustituido por el crecimiento del terrorismo islámico. 
En el 2003 Chehenia por la fuerza aprueba una constitución que la somete definitivamente a Rusia pero hasta ahora la historia nos dice que este pueblo nunca se ha rendido. 
En 2010 presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, títere de Putin, firma una ley que prohíbe la denominación de “presidente” para los jefes de los entes federados rusos,
Los mayores escritores rusos- Puskhin, Turgeniev, Tolstoi- los han celebrado y ellos podrían ser los destinatarios de este poema de Lermotov: “Quizá las montañas del Cáucaso/me protegerán de los zares/ de sus ojos que matan/ de sus orejas que espían todo.”

Referencias

Tolstoi y el cárdaro tártaro. Por Luis Thonis
http://librospeligrosos.blogspot.com.ar/2010/12/tostoi-y-el-cardo-tartaro-por-luis.html
Dos mujeres, un estado. El asesinato de Ana Polistovavia y Natalia Estemirova. Por Luis Thonis.
http://librospeligrosos.blogspot.com.ar/2010/11/el-asesinato-de-natalia-estemivova.html?spref=fb 
Le combat sans fin des Thétchènes. Silvaine Pascquier. L´Express,28/11/ 2002
Dostoievsky en Manhattan, André Glucksmann, Robert Laffont, París, 2002.

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