martes, 26 de febrero de 2013

La voz de otra Serbia de Mirko Djordjevic. Por Luis Thonis

 



Noche de luna, sombría. Tarde en la noche, leo el libro de Ruth. La traca, la huelga contra los periodistas, la purga contra la palabra libertad prosigue, "verdadera caza de brujas"...característica de regímenes totalitarios...
 Toda la jornada en la ciudad. Diálogo refrán de siempre en los encuentros de autobús, por todos lados la cantinela lancinante: 
"Nosotros, los serbios, somos satanizados en la prensa mundial, en Europa...
-¿Por qué?
- Porque somos defensores de la ortodoxia, no somos malvados!
- Pero ellos tienen las manos manchadas en sangre, estos Arkans, Seseljs y otros. Nuestro dictador, con sus adeptos, nuestro Slobenito, él también es un malvado!
- Ah, vos y tus amigos, viven en el sueño con la idea de otra Serbia.
- Pero ya nos hemos convertido en una Repúbica bananera!
 - No, somos un país libre, un país ortodoxo! "
De día en día así, de qué desesperar.



Retorno del cementerio. Proyecto, más trabajo. Es necesario escribir un trabajo sobre la patología espiritual entre nosotros. En el cementerio he visto una tumba, una cruz y estas palabras: "!Vukovar es libre! ". Dios mío! Palabras como éstas, hasta en el cementerio. Travesía de la ciudad. A la altura del café Perroquet d´or un encuentro inesperado con nuestra estudiante Sanella, bella como siempre, en blue jeans. Me entera que Arza ha muerto en Sarajevo. Viene de llegar a Belgrado. Los teléfonos suenan en casas muertas, aquellas de mis amigos muertos. Los teléfonos suenan pero nadie los descuelga. Sí mataron a Azra, pero ¿por qué? Nadie sabe dónde está la tumba. Bella Azra, con sus manos, sus ojos inolvidables, su voz timbrada, sonora, muerta en Sarajevo sin que nadie sepa dónde ella reposa. Ella amaba la poesía, recuerdo, , la escucho todavía recitar algunos versos sacados de una antología francesa, sobre la muerte, sobre la vida, sobre el gran silencio que nos espera.



"El escuchó la muerte
detrás de la puerta
escuchó la muerte hablar con la muerte
sabía que la puerta
estaba mal cerrada
y que sólo la muerte
poseía la llave
pero él amaba la muerte
cuando la escuchó
fue hasta la puerta
El la abrió. El no vio
Ni la muerte, ni la muerte:
él entra en la noche
Y dulcemente la puerta
se cierra sobre él " 

Ella, bella Azra, sabía qué era la poesía, amaba no sólamente a Maurice Careme sino a Maurice Maeterlinck y al poeta ruso Essenin. Su voz ante el gran silencio, aquél de la muerte, con una esperanza en la voz, la esperanza de salud. Para ella la poesía no eran palabras, solamente palabras, la poesía era un cuchicheo, un murmullo, alguna cosa a media voz, en voz baja, la más baja, el diálogo con este secreto que se llama la muerte, sí, no palabras.




La voix d¨une autre Serbia. L¨Antijournal. Mirko Djordjevic, Parole et Silence, 1999.

Ya habían acontecido los martirios de Vukovar, Sarajevo, Srebeniska y ahora este solitario escritor serbio vive la limpieza étnica de los serbio comunistas de Milosevec reconvertidos en nacionalisas en Kosovo. Djordjevic describe a un país, Serbia, psicotizada por la paranoia y el delirio nacional populista. Maurice Dantec pidió el premio Nobel para el autor. Supongo que lo dijo en chiste: este libro único ha sido ilegible para la Europa de Le Monde Diplomantique- cuyos refritos se rescriben en nuestros grandes diarios- como para la Argentina que se piensa a sí misma desde la ideología argentina, es decir, tautológicamente. Reminicencias inevitables de la Argentina galtierista que llegan a estos días. Poco aconsejabale para deleuzianos, nietzchianos de salón, escritores posmo festivos y nacional populistas. Mirko Djordjevic no es un autor de libros sino un escritor. Serbía piensa que el mundo está contra ella. Analogías entre el fascismo balcánico y las dictaduras de América del Sur. Esta vez no es el imperialismo yanqui el malvado sino el católico, el Vaticano que domina Europa. Y los bosnios musulmanes, posteriormente los kosovares. Radio Belgrado delira sobre una Serbia Eterna. Djordjevic describe " la noche del comunismo" donde van a parar todos los ismos. Los comunistas están cometiendo el último genocidio del siglo y anuncian que el siglo XXI tendrá la forma de una guerra planetaria contra civiles indefensos del que dan testimonio Ruanda y Darfur, la limpieza étnica de los integristas musulmanes en los países árabes a falta de judíos. La iglesia ortodoxa se suma con prédicas. Limpieza ética para una Serbia pura, que "no es un país como los otros". Milosevic y sus poetas titistas. Slobenito. Resiste desde los Evangelios, pero también desde el primer testamento, firma Jonás, de su libro extrae fuerzas para resistir, cada vez más solo, soñando la posibilidad de otra Serbia. El trabajo para eso es arduo, hay que abandonar la Ideología y la idolatría a los fetiches nativos reactivados por el discurso del mito, hay que comenzar por tocar el fondo del Sheol. 
Mientras esto pasaba en la Argentina los zombi poetas esperaron la intervención de la OTAN para gritar contra el imperialismo, firmar manifiesto, victimizando a Milosevic e invirtiendo las pruebas. La prensa internacional habla de campos de concentración, decenas de miles asesinados y Djordjevic escribe: "Mañana se dirá a modo de excusa: No sabíamos. Eterna traición de los intelectuales..."
Los odios en los Balcanes están intactos, sumados al deseo de un revanchismo que se hizo en nombre de algo acontecido por siglos pero que la guerra y el genocidio actualizaron. Si la OTAN no estuviera ahí la sangre correría otra vez a mares frente a una Europa que suele mirar sorprendida a sus propias creaciones, me refiero al nacionalismo y al comunismo pero también al diseño de los mapas.

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