jueves, 15 de agosto de 2013

La imposiblilidad de no ser la Mujer. Por Luis Thonis


¿Querer estar por encima de todo entre dos tendrá algo que ver con lo que llaman soberbia? El montaje perverso se instituye por pavor a que se tenga que renovar la vida y la ilusión de que es posible suprimir, silenciar el entre dos, encontrar una solución final para algo que no existe pero que en ella insiste de modo capital. Si no hay nadie, hablaré con las flores, dijo el místico. Se trata de refutar como superfluo el choque del entre dos que reactiva la vida. Ella está en incesto consigo misma, se toma por el Origen, todo lo que le hace mella le molesta pero lo que no le hace mella también, está atornillada en la tarea de completarse a sí misma.
Si algo no se le puede reprocharle es que no trabaje como quien es esclavo de su origen. Ser La Mujer o la Matriarca o reventar. Erdorsain a veces tiene cara de mujer.. " Los hombres sólo sirven para llevar a los hijos al cine o a pasear", podría decir a lo Duras o sólo estar con mi nieto no me debilita. No se trata de amor sino de servir al Otro para luego destruirlo, la suya es una perversión de manual. Todo Tercero- posiblidad de corte- ha desaparecido, sólo queda el entre dos fatídico, acogotado, gélido y lunar entre ella y el Otro. 


Ni rastro de un padre, si queda alguno se esmera a que desaparezca como rastro de arena en la playa, tine que ser niño más. Algo pasó mucho antes, está en los mismos orígenes que no están antes sino aquí ahora. en nuestras narices. Ni cien amantes pudieron separarla de ella misma, esa mujer nunca fue amada, nadie puedo entregarse porque su relación con su origen era un rechazo de antemano, sólo puedo estar con alguien que no interfiera en eso, que no la amara y pasara por alto su vocación de extorsionar, vengarse del Origen que no la constituyó desde el vamos como un todo, tomarse por él, eso insiste...a medida que va volviendo impotentes a los otros, los vence, es derrotada por la imposibilidad. Para la Mujer- lo contrario de una mujer singular- el padre es uno más en la multitud de los niños: hablo sólo para la multitud, es decir, para nadie. 
Quiero que vengan los poderosos, les probaré que son hombres- falos- niños. 
La multitud no es más que un conjunto de niños- padres incluidos- que vive engañada y se torna amenaza cuando se aproxima un tercero "debilitante".
Cuando se esfume, disipe, caiga la imagen de La Matriarca quedará reducida a lo que siempre fue, algunos dirán una pobre mujer.
Al estrecharse hasta la axfisia el entre dos el diálogo se vuelve imposible, todo lo aspira su vasta y estéril femeneidad que fascina a las mujeres cuyo fantasma es tener al padre como a su niño. A su vez, los hombres que creen que el Padre está vivo para seguir gozando en la horda quedan atónitos al atribuir un poder omnipotente a esta transformación del padre en niño y se vuelven sonámbulos fetichistas que ven su última fortaleza en él.

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