viernes, 26 de abril de 2013

El principio del fin. Por Luis Thonis


Hoy vi un fragmento de 6,7,8: los panelistas presentaban a los diputados K como si pertenecieran al parlamento sueco y a los de la oposición como bestias incivilizadas que se negaban al diálogo por falta de argumentos. Fue demasiado. Pero hoy Moreno irrumpió con Kicillof y Reposo en la reunión de directivos de Clarin en nombre del 7% que el grupo tenía y que le expropió con las AFJP. Moreno no fue a explicar el uso que se hace de ese dinero, acusó a todos de violar los derechos humanos reiterando las acusaciones de los tiempos donde Carlotto trataba como entenados a los hijos de la directora. De prepo y en el colmo de la psicopatía les ordenó que ganaran plata, pese al uso arbitrario que el gobierno hace de la pauta publicitaria y la prohibición de publicar avisos de supermercados.
Los dipu-truchos suecos, el patoterismo de Moreno, el ataque de pánico de Lorenzino ante una simple pregunta de una periodista griega sobre la inflación a la que tomó como Antígona muestran un poder al borde del delirio y la descomposición cuyo último recurso es el golpe de Estado. Los oficialistas han negado un dato importante: perdieron la calle y carecen del apoyo del ejército como en Venezuela, el ejército de Milagro Sala o los grupos de choque con que cuentan no son suficientes para recuperarla. Por ahora la sociedad civil va delante de los políticos, no hay que abandonar la calle y estar atentos a que no se repita lo de 2003 donde volvieron los mismos transfigurados.El único recurso que les queda a los medios K, que son mayoría, es presentar a algún descerebrado que grite por los militares como si representara a los que protestan. No quiero dar a entender que todo sucederá apaciblemente y por arte de magia sino todo lo contrario: intentarán cualquier recurso para atornillarse para siempre en el poder, apelando como ahora a apropiarse de la suma del poder público y a las prácticas más arteras. Si la Corte comete el acto suicida de aprobar las nuevas leyes entraremos en un una dictadura constitucional y un Estado fascista. Pero el rechazo que generan en una parte creciente de la sociedad será decisivo.La mayoría de los intelectuales y artistas apoyaron al gobierno y salvo unos pocos los demás mostraron total indiferencia como si vivieran en otro país. "Antes de ser una Corte Suprema sin autoridad, renunciamos todos… que se busquen siete Gils Carbó”, dijo uno de los jueces antes de esa especie de tregua de Lorenzetti con la Presidente, lo que deja a las claras la situación de gravedad. Así obraron siempre. Ellos hicieron mucho a través de las décadas en su apología de otras dictaduras para inyectar el chip de la servidumbre voluntaria y empujaron con entusiasmo y sin resistencia alguna hacia una impune república choripanera.

Se aproxima el fin del llamado modelo que nació muerto de entrada cuando a dos millonarios santacruceños fueron presentados como surgidos de otro planeta por una casta política desprestigiada y lo hicieron con la ciega furia de los conversos para apropiarse de una historia con la que nada tenían que ver. Ojalá que el fin de este gobierno que sea sin más derramamientos de sangre, sin más Marianos Ferreyras, sin más víctimas del Once, sin muertos por inundaciones y sin necesidad de héroes.  No será de un día para otro, pero la presencia de la gente en la calle será fundamental para que no sigan avanzando más" El nacional populismo se quedó sin argumentos, su último recurso es constituirse en dictadura apropiándose de los medios y de la Corte de Justicia.

"Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se multiplican los mutilados a su alrededor" dijo Miguel de Unamuno ante los gritos del general falangista Millán-Astray de "Muera la intelectualidad traidora", "Viva la muerte". 
Cuando se termina con la República la muerte vive y la inteligencia muere.
Todo estaba anticipado por los intelectuales, que cumplieron un papel .determinante, que apoyaron a Malvinas, después la autoamnistía de Luder y a principios de 2003 los celebraron como nuevos salvadores de la patria cuando se sólo se trató de blanquear la misma casta a la que pertenecían.  La sociedad, dije en la Feria del Libro de 2004, en una mesa compartida por Susana Swarc, María Pía López y Albertina Carri ha entrado en guerra consigo misma, todos los días habrá que ganar la batalla de Obligado.
Los K no cayeron de otra galaxia, fueron fruto de una maniática creación colectiva que consideró dementes o fascistas a quienes intentaron desenmascararlos desde el primer momento. La voluntad de ignorar y el derecho a mentirse a sí mismo excedieron el ámbito político para transformarse en una forma de vida. El daño que han hecho al dividir la sociedad es inconmensurable, he visto familias enteras sentarse en mesas distintas en las fiestas de fin de año. Esto se agravará si a la historia la sigue determinando la generación del granito, la generación del sesenta afín al paradigma guevarista que el nacional populismo reitera como pornografía de los ideales. Es necesaria una justicia reparadora más que vengativa y fundada en la indignación selectiva que reconozca la existencia de las víctimas de ambos bandos, que deje de instrumentalizar la memoria presentado como combatientes en defensa de la democracia a los guerrilleros porque no es cierto. Es lo que resonó en la carta de Oscar del Barco y lo que reclama Héctor Leis que habla de "un crimen imposible de castigar" por parte del kirchnerismo y las Madres de Plaza de Mayo al victimizar la verdad en su testamento de ex montonero.

La dictadura dejó una lección que fue aprendida por la sociedad civil respecto al valor de la democracia. Es de esperar que el nacional populismo deje el aprendizaje del valor de la república que nunca tuvo un lugar de relevancia sino más bien de desprecio en cuanto la división de poderes y el estado de derecho que comenzaron a ser cuestionados directa o indirectamente desde 1983 por los intelectuales utopistas, los cuales eran exaltados por los medios. Habrá que estar atentos para que el poder no sea delegado a políticos que se negarán a abrir un necesario Nuremberg sobre la corrupción, sobre el modelo del Juicio a las Juntas, que investigue los casos topes de estos diez años, incluyendo a la misma oposición.
Al final de cada década y por obra de una maldición escolar parece que la sociedad tiene que enfrentarse mediante una crisis terminal con su propio espejo en la que se empeña en no reconocerse, con Tokuro, el personaje de la Causa Justa de Osvaldo Lamborghini para ver su obra llena de sonido y de furia, de nihilismo gratuito.




2 comentarios:

  1. ojalá sea el principio del fin.solo que estoy convencida de que tendremos que atravesar un sufrimiento enorme para zafar de esta gente. Los que, como yo, pasamos el medio siglo cargamos un cansancio inconmensurable de ver estos ciclos que nos consumen una y otra vez. Y ahora, acarreamos también la suerte o desgracia de nuestros hijos y nietos. Nada bueno hay por delante en lo inmediato. Lo de ayer, la anulación de la república, es un principio,sí, pero detrás solo veo cosas horribles por un largo tiempo. Saludos.

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  2. Es cierto, yo tampoco confío en la sociedad o en los políticos, por ahora lo único que tenemos es la gente en la calle, no queda otra que comenzar a partir de eso, saludos y gracias.

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