“Llegamos aquí a uno de los más logrados efectos de la obra: la que hará
que usted
no sólo tenga ganas de decir algo sino también de escribirlo. Sin
embargo usted no
escribirá nada. A la inversa del célebre escribiente del ´preferiría no
hacerlo´ ya se habrá dado cuenta de que lo preferible no es insistir ni
existir.”
Luis Thonis
Luis Thonis
Rev. Universidad Austral, “Semiosis
Ilimitada”N °1- “El otro”, 2002
Título:“Literatura argentina, otra
literatura” (Acerca de Cuerpos inéditos
y otros textos de Luis Thonis).- Autor: Laura Estrin / Facultad de Filosofía y Letras
(UBA)
“Me
ha parecido que se podía encontrar ahí un concepto de Otro que no se define
por ser objeto ni sujeto (otro sujeto), sino
la expresión de un mundo posible”.
(Deleuze)
“Parece un lujo carecer de identidad en una
ciudad en la que no estoy expulsado,
soy
considerado una suerte de cómplice de un estafador, o, peor, un idiota útil.
Me empeño
vanamente en el trabajo de volverme anónimo. Es imposible. El
vecino me niega ese derecho radical…”
(Luis
Thonis)
Lo que aquí denomino ´otra literatura´ es
un animado golpe a la literatura argentina, este es el caso de la obra de Luis
Thonis. Textos que interrumpen toda explicación y generan un acercamiento
intempestivo, es decir, sólo permiten un camino esencialmente ajeno a todo
método y a toda dialéctica. Y esto sucede, en parte, porque la otra literatura,
entendiendo dentro de ella al ensayo del que participan también estos libros, es
ese contrasentido que siempre se coagula en los bienes literarios descentrados
del canon oficial.
Una obra en la afección de la lucidez:
¿qué se puede decir de un perspicaz libro lúcido?, a un autor que borra, en
algunos de sus textos, los nombres para escribir junto con los de la historia
(Alberdi, Moreno y Mansilla) o cuyos personajes son las letras del alfabeto
griego, como en “Las fórmulas de Beta”, cuento que pertenece a un libro aún no
publicado de Luis Thonis. En Cuerpos
inéditos (1995) leemos: ”Había cosas que no toleraban nombre”, como el
amor, como el error de escribir... donde a la vez que se supone dicha
imposibilidad, se da comienzo a un trabajado enigma nominal que recorre todos
los ensayos y condensados relatos de este libro que puede entenderse en el
sentido vario de su título: ´cuerpos inéditos´. Por ejemplo cuando dice “Quien
haya pasado los cuarenta años no debería escribir más. Ese supuesto apogeo,
descubierto por timoratos, nos ha parecido mortífero, especialmente en su caso ya
que en los escritores la sensibilidad, que no sabe andar en puntas de pies,
suele rastrear siempre lo mismo, hablamos aquí más como amigos del Autor que
como lectores o críticos de la misma obra que somos, haciendo cuerpo con ella,
en un final que es comienzo”, cita que desenvuelve sujetos o cuerpos ocultos
(¿inéditos?), contrasentidos, biografía y desveladas ironías.
Pero empecemos por un recorrido, un
camino posible por esta obra que reúne relato, ensayo y poesía donde “leer la
propia letra genera incertidumbre, pero es arduamente ilegible reconocerse en
ella”:
Primero, y alterando el orden de este libro,
puede buscarse, para ilustrar la certera operación de escritura que proponemos,
entre los poemas como “Moralidad” y en algún modernismo de cínico relieve como
“aves blancas de apacible vuelo” de “Binomio”, aunque elegiríamos permanecer en
“Santidades”, tal vez por su imperturbable conciencia del desastre... Por
ejemplo en “Aquiles a las cuatro” irrumpe un: “Demasiado sé que los mortales
hablan / y los dioses ya callaron... es casi imposible / hablarle de amor a
quien se ama” o ”con esos recursos de poeta / pierdo la línea / me es en mucho
necesario / que el razonamiento tenga cuerpo de teorema / hábito mediante
ellos/ no se cansan de repetirme / que soy ficción...” o “me han dicho que
orinar mucho / es signo de gran lucidez mental / hago mi chorreante tributo / a
una omnipresente diosa de Rencor”... Última línea que puede recordar un retazo
entre escatológico y risueño de La gran
salina de Ricardo Zelarayán.
“Santidades”, último apartado del libro
de Luis Thonis, que enuncia y se place entre extremas debilidades de poeta y
enormes literaturas, también de la argentina en el sentido en que estoy
pensando esta gesta literaria como ´otra´, agregará: “Se puede tener en cuenta
/ cierto estado de excepción / que tiende a ser permanente / y ante la
inminencia de la carnicería / hablar y escribir / de modo que los cuerpos / no
hagan caso omiso / de la división que los trabaja / sean solamente cuerpos / y
emprendan con plena suficiencia / su reeditada marcha / a los nuevos
mataderos”; allí, además, impresiona esa absoluta conciencia de la literatura y
de la tradición literaria, el poema “Baruch persevera”.
Luego en “A tres sonetos de Shakespeare”,
relato o ensayo donde el camino del autor es un encuentro luminoso, un caerse
perfecto de uno (mismo) en otro (una mujer) porque no se ve el salto. Thonis en
toda su obra unirá las cosas sin término alguno: historia y lengua, relato como
narración de las acciones y escritura, temática novelesca o ensayística y
alucinación existencial o poética. Así es “Terminal”: largos pasajes entre
Shakespeare-mujer amada aunados en frases crueles, justas y hermosas porque “No
hay un antes ni un después cronológico en su universal intersección”. Manera
analítica feroz de obrar al escribir que fermenta y desequilibra toda lectura
que se proponga y detenga en algún punto aislado de ese recorrido instantáneo:
filosofía o saber o conciencia vertical del decir de este autor argentino en el
conocimiento total de su letra donde cada sintagma, cada fraseo aloja, veloz y
en primer plano, la sabiduría literaria de todo lo que se escribe.
Por último, en este particular recorrido,
Luis Thonis escribe en “Fábulas vedadas” la crónica sin cronología construyendo
la rica confusión histórica, “la de las emanaciones de un continente que conoce
a la crónica como un modo de apaciguar la extensión” y, así, desanda el
desierto americano tan escrito por nuestra literatura con los extravagantes
pero verosímiles personajes como lo son el piojo y la chinche... Del
mismo modo, que en su inédito libro de cuentos, El vuelo del narrador, en su
última historia, “Viento agrio”, un enfermo Mansilla, residente ya en Europa,
recuerda, no importa si por escrito o no, su empañada vieja hazaña con los
indios. El atildado pero decaído prócer literario es puesto como ese raro
realista que entre malón estatal y excursión de autor parece saber la teoría
invertida del desierto helado de César Aira diciendo: “Estoy seguro de que mi
enfermedad no es la tuberculosis sino la contracara de una salud pampeana donde
mi rostro era abofeteado por el viento: no soy baqueano ni científico para
poder explicar esa erosión de vida que nos hacía mejores en estos lugares”.
Thonis, en algunos casos, nos da un perfil de la mejor-otra ciencia ficción
argentina, con desaforados personajes-escribas como podrá verse en variados
cuentos de éste último nuevo libro.
De manera que toda la obra es aquí
demasiada ley y demasiada creencia: el saber bíblico y las fábulas cristianas
campean en forma desacostumbrada esta escritura por momentos aforística, de
igual modo en que puede sobresaltarnos la aparición de un enólogo para una
segunda persona imprevista, tal el caso de un relato de Cuerpos inéditos. Así, estos libros y los ensayos publicados en
diversas revistas son literatura que puede entenderse y llamarse de segundo
grado. Es un trabajo, un hallazgo, mejor dicho, un empezar segundo. No es
necesario allí un principio porque orígenes y comienzos abundan como lecturas
teóricas explícitas o como motivos recurrentes de las historias. Por lo que sus
temas son fórmulas últimas: el desastre del mundo, la santidad, la conquista de
América, la mujer largamente perseguida, la historia política argentina; son
´los dogmas rígidos en su frescura´ -como señala Cuerpos inéditos en el constante y cruel retorcimiento de toda
excesiva conciencia-. Son temas de-vueltos, pensamientos que escapan al piso
del pensamiento. Y todo eso está en la escritura que es lo que interesa: una
escritura totalizadora o, por lo menos, desencajada de una primer conciencia de
sí, saber sobre saber que está por encima de ella como todo el ensayo “Mosaico
para una reedición inédita”. Una lengua del saber literario instantáneamente
amasado y puesto allí, un estadio crítico en la herencia de los recurrentes vasos rotos o la vasija en pedazos que se repiten en todo ese libro... Como dijimos,
una línea bíblica cruza la obra junto a los reiterados clásicos grecolatinos que
se combinan sin tregua a un presente catastrófico.
De manera que ésta es una literatura
consciente en alto grado de su origen y, por consiguiente, de su desesperante
destino, todos sus libros son inquietantes ´libros inéditos´. Se oye risa, se
entiende humor, se percibe parodia, también Cuerpos
inéditos es un texto que no soporta algunos chistes que sin embargo
aparecen como “Algunas órdenes pescan con redes, otras con cañas” o “La
cronología no entra en la escuela, rebota contra el convento”. Y, en este mismo
sentido aunque en una perspectiva de lectura más violenta, esta literatura es
sobre la vida o sobre la mujer o sobre la sabia traición de la historia porque
el que narra conjuga de manera anacrónica esta desbordante obra con la imposible
biografía.
Diversos aunque extremos, algunos de sus
cuentos como “Exculpación del museo” o “Xirden” son Kafka y un poco Deleuze,
por su intensa inmovilidad –el primer caso pertenece a Cuerpos inéditos y el segundo a El
vuelo del narrador-, en la perspectiva de entrar en una ciudad muerta,
única para el que espera pero a la que se llega siempre a destiempo. Además,
es, ya por el elaborado género policial, ya por la denunciante retórica, un
poco borgeano. Claves que no entresacan a esta obra de su variante-otra, ´otra
posible´ en la literatura argentina contemporánea, pero se muestran evidentes
en una lectura de la tradición nacional. En “Hombres del nido” de Cuerpos inéditos, un enigma como una
lucha es un perfil-Borges que podemos entrever si leemos: “Los hombres del
Nido... no eran sino una de las expresiones encarnadas de aquello mismo que
combatían y fue de mucha ayuda la presencia de ese intruso, ahora llamado
huésped... sus hombres decidieron tácitamente hacer silencio por siempre en esa
noche que fue su mayor proeza”.
Podríamos pensar entonces que todos estos
textos son prismas exasperados y múltiples de un singular Lezama que escribe en
Buenos Aires. En el citado “A tres sonetos de Shakespeare” dirá que lo que hay
es “la soberbia en la falsa y recelosa humildad”. Cuerpos inéditos, un libro exagerado con Irlandas y Orientes
(“Anales de Sei Shonagon” y “Conjetura irlandesa” entre sus poesías) pero, a la
vez, consciente como el último poema que da nombre a todo el libro “Cuerpos
inéditos” donde encontramos: “modos de mentar lo nuevo / dejando todo cuerpo
inédito / para lavativa en reclusión”. En este sentido, el del saber absoluto y
desafiante que la literatura plasma sin más aspavientos que los que un estilo
propio dibuja, el relato que, tal vez, presente de modo fantástico e increíble
este raro acto de escribir otra literatura argentina hoy es “El vuelo del
narrador” que da título a su mencionado libro inédito. Fascinante encuentro de
amor, de vuelo, de historia, de política, de literatura que vuelve a generar
desembozado el enigma y el rito de escribir, siempre explícitos, que alientan
todos sus textos.
Libros que –como decimos- lo saben todo
entre poética y amor: “no seas familiar, estrella, no seré vehemente” y lo
saben en forma crítica y sarcástica: “Se puede tropezar con algo peor / con
enterados que imitaron su plétora” y lo saben terriblemente del otro: “Conozco
la mentalidad / de aquellos que hablan bien de lo que detestan / y critican lo
que les gusta / por eso lamento que hayan leído mi libro”. Escritura que sabe,
sabe aún que “las únicas gracias que damos... es cuando no hallamos el modo de
expresarlas” en una obra que hace evidente otra literatura argentina, casi un
violento, vociferante y endiablado autor nacional que se ordena en lecturas
esquivas, sordas como las de los amigos y que se suelta de la crítica más
componedora y taxonómica de lo consabido.
De este modo, en éditos e inéditos, varios autores, como es aquí la obra
de Luis Thonis, son otra literatura argentina. Literatura loca, literatura
justa, literatura nueva, literatura propia, literatura equívoca y anacrónica,
literatura casi desatinada, plegada, entendida en subjetividades muy fuertes y
únicas, muy raras. Literatura extraña, literatura de la cabeza y con la vida,
literatura brillante, sabia y perdida, literatura argentina.
Laura Estrin, 2002.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Dejá tu opinión aquí