A
cincuenta años de su aparición se sigue jugando a la rayuela y como si ese ayer
tuviera algo que ver con el presente.
Lejos
de abrir nuevas perspectivas de lectura, Rayuela contribuyó a bloquearlas
iniciando un camino descendente en la obra de Julio Cortázar como puede leerse
en Un tal Lucas o El libro de Manuel. Dejó de leerse a sí mismo y se inventó la
novela de las novelas: el drama del exilio. No hay boom sin el shock que
representó la dictadura de Castro: Cortázar de pronto se sintió privilegiado,
culpable de vivir en París y se inventó como exiliado y perseguido y se desbarrancó
inventándose como lo que nunca fue. Estuvo 18 años llorándole al estado francés para que le diera la ciudadanía. Este "caramelo light" para progres(Omar Genovese) un día de 1974 se descubrió exilado, inaugurando una política de la impotura que encarne definitivamente en Exilio de Bayer y Gelman, 1980, el libro más canallesco y buchón de la literatura política argentina.
La
literatura acusó recibo de los balidos.
La
innovación formal de Rayuela, aparecida en 1963, es algo innegable aunque el
Adán Buenos Aires de Marechal en el campo de la novela también abre un camino.
Pero los contenidos festivos de la novela se han vuelto melosos como muchas de
sus cartas. Hay pasajes notables: “Y si nos
mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber
simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva
y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna
en el agua.", que recuerdan el Cortázar anterior pero la nueva
mitología que formula es anacrónica por carecer de todo efecto arcaico y caer
en el voluntarismo de vanguardia que culmina el fetichismo, no me refiero a
todas las formas de exhibicionismo cultural sino en su retorno tardío y llorón
al peronismo como su propaganda maradoniana de Fidel Castro.
Cortázar
y Guevara están implicados ya que son dos pilares de la idolatría sesentista y
tocan la cuerda del despotismo pequeño burgués de una clase media que siempre
culmina en la búsqueda de un hombre providencial y fuerte o una Matriaca
desbocada que como Lady Macbeth ruega a los demonios que le arrancan el sexo
para no depender de otro y concentrar así mayor poder.
A
partir de Rayuela comienza la sordera de Cortázar, la que sólo oye el zumbido
de las sirenas pop. Guevara y Cortázar son dos sordos, la sordera que
Meschonnic muestra en Agamben para el cual es la excepción la que funda el
derecho y no al revés, alcanza un pico exponencial.
El
Cortázar de Rayuela comienza un camino de ceguera y oportunismo que está en los
diálogos sensibleros de la novela que anticipa a sus sucesores populistas y
posmodernos. Néstor Sánchez parte de él y se dispara hacia Cómico de la lengua.
Osvaldo Lamborghini comenzaba a escribrir a contracorriente su obra disuasiva.
Osvaldo Lamborghini comenzaba a escribrir a contracorriente su obra disuasiva.
Esa
no es toda la literatura, es la que encaja pasivamente en el Star system y
supone una trama de medios, la grandes editorales donde los críticos son los
mismos que escriben las novelas.
Una
verdadera corporación legislada por Yale.
Los
loros barranqueros de la literatura siguen volviendo ilegibles novelas como Las
leyes de la noche- lo femenino exterior a la sociedad en vía directa al incesto
colectivo- y el ciclo del Sueño de la Razón- la lucha de todos contra todos en
función de un exterminio final- de Murena y ensayos decisivos como el
Ultranihilista; el que no pasa por eso no entiende nada de lo que ocurre hoy en
la Argentina actual por querer seguir viviendo en el paradigma de los sesenta
para vender pescado podrido y consoladores a falta de pan.
Fue
de los primeros que habló del Gulag que sigue sonando a Gulash.
Es
un modo de seguir manteniendo un discurso de lo sagrado mediante tics
vanguardistas que supuestamente continúan el texto de la Historia, un otro que
no existe. Lo que cuenta es el universo del milagro infame donde los unos se
convierten en los otros en una lógica más semejante a la clonación que al
lenguaje.
Los
personajes de Rayuela pueden ser traducidos a un demonio de masa: la Maga es
ahora una arquitecta egipcia al escribirle al Papa, Morelli un pensador
cartabiertista y Olivera un psicoanalista bienpensante que sustituyó a Freud
por Carl Schmitt y apoya la movida ridícula del monumento de Colón, una
donación de la comunidad italiana donde otra vez se rechaza un fallo de la
justicia y se adapta como puede ante el avance de la colonización de los
cuerpos a fuerza de performativos.
Mientras
tanto Insfrán y otros contra adelantados en el norte siguen matando y robando
tierras a los aborígenes.
Los
personajes de Murena o de Arlt todavía nos interpelan, los de Rayuela nos
ofrecen una anticipación de la nada posmoderna y se pierden en la llanura sin
chistes de los dobles de dobles.
La
impostura de un Piglia llega a la apoteosis al postular a Ernesto Guevara, uno
de los ídolos de Cortázar, como último lector de literatura en la fase terminal
de los nihilismos para el Gran Kindergarten planetario. Hoy la izquierda que
nació en los sesenta es el colmo del negacionismo y que termina haciendo
cuerpo con los hitlero islamitas: se le ponen fichas a Hamas, Hezbolá y a los
ayatolas de la muerte.
Es más fácil que un camello pase como una aguja que esta izquierda reconozca uno solo de sus crímenes,
Es más fácil que un camello pase como una aguja que esta izquierda reconozca uno solo de sus crímenes,
La
soldado Gils Carbó prohibió hablar al fiscal Nisman por la causa Amia en el
congreso de Estados Unidos. Se nota mucho, diría Alejandro Appo, tanto, que un
gobierno que desoye los fallos de la justicia y entrega a las víctimas
justifica largamente el derecho a la rebelión.
Para
transmitir algo hay que perder lectores como hace Juan Abreu que en Cinco
Cervezas a través de su personaje asocia el mito de la Revolución-
“denominación moderna de la esclavitud de siempre”- a la servidumbre total y
escribe: “ A mí el Che que me interesa, es el que iba a divertirse a los fosos
de La Cabaña. Niños de diecisiete años, fusilados, y el Che que acudía por puro
deleite a presenciar aquel horror. Este es el Che que me interesa. El
otro Che homofóbico, dogmático, mediocre ensayista, cobarde que se entregó en
Bolivia en vez de morir combatiendo junto a sus compañeros, ese no me interesa
tanto”.
En
ningún momento hubiera puesto a Guevara en sinonimia con un Proust.
Guevara
era un comisario de la mejor literatura: ""Estando en
Bruselas en exilio oficial supe que Virgilio había sufrido un ataque más del
machismo como manifestación política. De visita en la embajada cubana en
Argelia el Che Guevara, buscando entre los libros de la exigua biblioteca
argelina, el argentino encontró el Teatro completo de Virgilio, editado por
Ediciones R. Lo sacó como para hojearlo pero lo que hizo fue dirigirse al
embajador, un comandante menor, con una frase agria: "¡Cómo tienes el
libro de este maricón en la embajada!" - y sin decir más lanzó el tomo al
otro extremos del cuarto, estrellándolo contra la pared como un huevo huero que
era purulento, virulento. El embajador se excusó de su lapso mientras echaba el
libro al cesto de la basura."(Cabrera Infante, Guillermo (1998),
"Tema del héroe y la heroína" en Vidas para leerlas, Alfaguara,
Madrid, pág. 51)
La
novela de Juan Abreu me recuerda lo mismo que me contaba mi tío, que apoyó en un primer momento la revo pop, sólo le falta el habano
en la boca que era para mí un signo de interrogación.
Piglia
pasa por alto a Pasolini ya en El Caos que ya en los setenta consideraba fascista a Fidel Castro y
veía que Guevara se drogaba con la revolución. Considera fascista el
actuar antes de pensar, lo contrario del "hombre de acción" de la
máquina guevarista.
Pasolini fue silenciado como otras tantas iluminadas puntuaciones Fueron condenados al fracaso todas las tentativas de disuación.
Se
puede devorar los libros y no haber leído nada y en ese sentido es una metáfora
de lectura cero de la ideología argentina, que no puede leer nada que no la
refleje o la confirme.
Cortázar
no leyó a Pasolini y Piglia sufriría un colapso al leer a Abreu, qué decir los
que durante décadas han firmado manifiestos a favor de los Castro haciéndose
cómplices de miles de crímenes, y de los tantos Orlando Zapata convertidos en
desechos humanos.
Pasolini
no sustituía el prójimo por el consumidor contestatario. Había una gran empresa
en curso: la de drogar a los cuerpos, completarlos, colonizarlos de modo que no
haya ningún efecto de verdad, pasando de una simulación a otra.
Que
no haya un ritmo que interrumpa la continua melodía que ignora el silencio de
las sirenas luego del cual se oye en toda su resonancia este nuevo milagro
infame entre tantos, que parece un dictamen del Tribunal sintáctico de mi
libro: Guevara lector de literatura...
Entre
esos dos Che, Piglia opta por el del jardín de infantes, participando en el
coro de los estafadores masivos. Es un escritor reconocido y de talento que no
tiene necesidad de sostenerse en el mito. Lo que desconcierta es que Piglia
pudo en un momento captar el lugar de Alberdi en la trama del siglo XIX, una
línea de transmisión que atraviesa la consolación revisionista, lo suyo es una
suerte de suicidio intelectual.
Ayer
predicador de la utopía, quedó atrapado en el paradigma guevarista de los
sesenta que todavía da a quien lo asume un capital de superioridad moral.
La
ideología argentina y consumidores de pop revoluciones obligan y mantiene
intacto el capital moral de la generación de granito donde el Che es una figura
central, admirador de dictadores rufianes, la misma que envió al muere a una
generación y sobre la que podría dar precisiones, lo hice en parte en un texto
sobre Guevara, Un héroe para la Argentina actual, a propósito de la toma del
Comando de Sanidad.
La
Argentina tiene problemas técnicos- inseguridad, inflación. clientelismo- que
no pueden ser resueltos con un delirio ideológico basado en el discurso del
mito...es un lujo que no es ya posible dada la destrucción que ha llevado a
cabo el populismo, desde el sistema energético, a los transportes, pasando por
la ganadería y el sistema de pensiones para financiar su fiesta.
El
Che es lo siniestro que retorna y Cortázar es sólo el antecedente de los
escritores del Star system.
El
legado de los sesenta- Cortázar, Guevara- que en el que Piglia sigue situado no
es un corte sino la continuidad de crisis sacrificial y dada la impotencia de
los discursos críticos y sin resto sólo queda el suicidio colectivo mezclado
con la estupidez idiota de los útiles idiotas que produce sujetos implantados
de un chip en la cabeza con un violín de cuerdas de acero en sus manos.
Piglia
se suma con astucia a la cultura de la servidumbre voluntaria.
Uno
de sus poetas preferidos es Cucurto cuyo poema, Hombre de Cristina- “Oh
Morocha nacional/ tomame de la mano/ como a un escolar pobre/ y enseñame la
Casa Rosada”- no es patético porque le falten acentos sino por ser la apoteosis
de una alcahuetería y un servilismo espeluznante.
Hace
pucheros ostentando la pobreza mientras los patrones celebran en Puerto.Madero
y los nuevos negreros hacen de las suyas en las provincias. La burguesía
prebendaria se volvió socialista: otro milagro infame más.
Es
cierto que sobre gustos no hay nada escrito pero Piglia sigue la onda de la
coyuntura, pagando el precio de su encierro universitario. Cita lo buzones que
le ofrece un mercado cautivo.
Los
Cucurtos y zombies asociados han sido impuestos como
olímpicos por el poder aunque dan vergüenza ajena. Son parte de otro circo.
Irrumpen en la época de la megadevaluación de Duhalde gritando los goles del
piojo López al ritmo de la cumbia del Coto para silenciar la
expropiación de pequeños ahorritas y jubilados que murieron de a miles por
enfermedades de todo tipo mientras los K sucesores sacaran su dinero afuera.
Son efecto de la gran clonación de los sujetos, de un dispositivo extorsivo y criminal que hubo hacia 2003 en torno al negocio del pobre. Todas las líneas de la cultura convergieron para gestionar un modelo de sujeto: un idiota definitivo y terminal, privado ante todo de poder escucharse a sí mismo.
Son efecto de la gran clonación de los sujetos, de un dispositivo extorsivo y criminal que hubo hacia 2003 en torno al negocio del pobre. Todas las líneas de la cultura convergieron para gestionar un modelo de sujeto: un idiota definitivo y terminal, privado ante todo de poder escucharse a sí mismo.
Entramos en la pornografía de los ideales,
complementaria del decisionimo que Horacio González le atribuye a la multitud
cuando ésta había sido despojada en La multitud creadora- enero, 2002 y que
traté detenidamente en otra parte.
El
fallo de la Corte suprema sobre la pesificación asimétrica- un depósito en
dólares- sería un adefesio desopilante en la historia del derecho si no
hubieran muerto miles de personas. Se pedía solidaridad para los pequeños
ahorristas mientras los grandes peces habían sacado con aviso grandes sumas
afuera. Comenzaba una etapa superior de la cultura de la expropiación que ahora
va por la misma Corte. Pasa lo mismo con los medios que inventaron a los K como
ex combatientes omitiendo que habían desaparecido los fondos de la provincia de
la que ya eran dueños. Nadie vio ni supo nada. El progresismo dijo que los K
continuaban el legado ético de la Alianza, colorín colorado.
El
modelo feudal santacruceño se fue imponiendo a fuerza de la compra de
voluntades.
Nunca
vi que existieran poetas tan funcionales que viven de las sobras de los
funcionarios. Nunca leí un ataque tan artero como el de Rubio a mi libro
Milagro infame en Los Inrockuptibles que reduce un libro denso de relatos a un
solo personaje y me identifica con él como si se confudiera a Artl con
Erdorsain y se le achacara el asesinato de La Bizca.
Américo
Cristófalo, que no piensa como yo, al presentarlo dijo que era un libro
"diabólico" y exaltó su estilo nítido aunque dijo que había una
dificultad dadas las condiciones de lectura existentes.
Rubio
se apoya en la demagogia que da gato por libre y explota el actual vaciamiento
del lenguaje- la ausencia de una lengua política que alienta la caza de
brujas-, como si fuera un personaje, uno de los zartistas de mi libro toma la
voz cantante del Tribunal Sintáctico y me llama "disidente radical de la
cultura de izquierda argentina".
¿De
qué izquierda habla? ¿De la vieja guardia leninista de los Viñas o Rozitchner?
¿O del actual nacional populismo que mediante la fusión de los nombres
indistintos presenta en el mismo elenco vergonzante a Hebe de Bonafini y a
Gerardo Martínez de la UOCRA acusado de más de cien desapariciones por sus
tareas en el Batallón 601 y mimado por la Morocha?
Comenzando
por los ladrones santacruceños que padecen la furia de los conversos coexisten
reconvertidos todos los ex menemistas de la pasada década, los Manzano, Menem,
Fellner, Pichetto, Saadi y tantos otros con notables adquisiones como
Alperovich.
Se
creen Artaud pero sus poemas no difieren de Palito Ortega.
Su
ideal es que los premios literarios sean entregados por la propia policía como
en Cuba.
Hay
una impotencia del intelectual argentino para cumplir lo que Diana Sperling en
un libro excepcional- Filosofía de Cámara, la música misma del pensamiento- llama
a propósito de Números el duro oficio de heredero.
Un país que no tuvo enemigos y que vivió inventándolos y donde el sacrificio mismo es un acto fallido, algo de lo que dan cuenta la guerra interperonista de 1973 a 1976 y la de Malvinas: que la plaza de Galtieri siga resonando en el populismo prueba que la Argentina a diferencia de Israel, en la mira de más de cuarenta dictaduras árabes, es tierra de idolatría.
Un país que no tuvo enemigos y que vivió inventándolos y donde el sacrificio mismo es un acto fallido, algo de lo que dan cuenta la guerra interperonista de 1973 a 1976 y la de Malvinas: que la plaza de Galtieri siga resonando en el populismo prueba que la Argentina a diferencia de Israel, en la mira de más de cuarenta dictaduras árabes, es tierra de idolatría.
Su
parasitaria industria nacional sólo es fecunda en la producción de fetiches que
la autodestruyen. No puede como Abraham y su ética de la vida sustituir al hijo
por el animal librando a la comunidad de la violencia destructora. Pertenecemos
más a la descendencia de los hijos de Koraj que de Abraham y si ayer a los
sujetos se los pensaba como carne de cañon hoy se trata de introducirles un
chip en la cabeza donde cada pregunta tiene ya su una respuesta que sólo prueba
que no escucha nada.
Videla era católico, se supone que había incorporado
el cuerpo de Cristo. Hubo curas que actuaron como monstruos. ¿Su dios era el de
los Evangelios? Firmenich era judío, escribió “tenemos mil militantes menos,
pero cuántas masas más”, pactó con Massera y sacrificó más de cien
montoneros en la controfensiva suicida por pura publicidad. ¿Tuvo algo que ver
con la ética abrahámica de la vida? Ninguno registró acto alguno. Pasamos del
paradigma de la civilización-barbarie- Sarmiento- al de la civilización-
traición- Artl- y de este al milagro infame, cima del nihilismo donde la única
lealtad es el fetiche: en nombre de éste el zombi terminal no registra los
actos que comete ni los crímenes.
Los ideólogos que ayer atacaban el monumento de Roca hoy miran para otro lado, son cómplices del gobierno en la matanza de los aborígenes del norte.
Los ideólogos que ayer atacaban el monumento de Roca hoy miran para otro lado, son cómplices del gobierno en la matanza de los aborígenes del norte.
Son fieles a ese
“dios” que emerge ante el vaciamiento de las líneas de transmisión y que
disuelve los ideales o los códigos en pornografía.
Videla y Firmenich eran más
argentinos, hijos de la ideología argentina, más que católicos o judíos. Y así
todos los demás: el fetiche los sobredetermina, los unos se convierten en los
otros en un santiamén, son idólatras de ese milagro siniestro que es la
ideología argentina que comparte involutariamente o no gran parte de la
sociedad que reproduce el paradigma en curso. La valiente Pilar Rahola
considera a Tímerman un traidor a los suyos al permitir que los propios
asesinos investiguen los atentados que hicieron. ¿Pero cuál es el código? No se
respeta ninguno o se toman al revés, si así se hiciera la traición a la patria
estaría encabezando las encuestas. Un traidor tiene una dimensión bíblica,
Timerman carece de ella.
Pertenece al mundo del milagro infame y es un desecho del mismo. Al respecto hay una producción en serie. Tampoco Astier era un traidor, no hay previo juramento con el Rengo: lo que hay es lealtad hacia el fetiche. Otro hubiera hecho lo mismo que Timerman. Así y sólo así se puede entender que un psicoanalista que haya leído a Freud "crea" en el jurista nazi Carl Schmitt. Son reflejos, dobles de dobles.La civilización traición evoluciona hacia el milagro infame que mutiplica los timerman y los pequeños eichman de la banalidad del Bien.
Pertenece al mundo del milagro infame y es un desecho del mismo. Al respecto hay una producción en serie. Tampoco Astier era un traidor, no hay previo juramento con el Rengo: lo que hay es lealtad hacia el fetiche. Otro hubiera hecho lo mismo que Timerman. Así y sólo así se puede entender que un psicoanalista que haya leído a Freud "crea" en el jurista nazi Carl Schmitt. Son reflejos, dobles de dobles.La civilización traición evoluciona hacia el milagro infame que mutiplica los timerman y los pequeños eichman de la banalidad del Bien.
Su nombre es
legión y su ética el mini- miserabilismo.
La
política selectiva de derechos humanos culminó en el negocio de los sueños
compartidos y la instrumentación de las víctimas tuvo su coronación en el
vergonzante acuerdo con Irán, pocos países han caido tan bajo, en la cima del
milagro infame. Sin respeto por sus vidas, la Argentina se convierte en una
republiqueta.
El
acuerdo con Irán demuestra que todas las líneas de transmisión han sido
devastadas y se sigue jugando a la rayuela.
Cada
uno tiene sus muertos, yo me resistí a su instrumentación que fue
incrementándose con el tiempo y dando réditos. No recibí precisamente flores.
Cuando volvió al país, David Viñas escribió un texto, Déjenme hablar de Walsh-
Literatura, Boletín, 1982- que reactiva la crisis sacrificial en clave mística:
los cuerpos no debían ser enterrados, serían reapropiados en una perversa
comunión de los santos: el nacional populismo no hizo sino instrumentar eso.
Todavía resonaba aquello de 1974: “Pibe, dejá el libro, agarrá el fusil”
Viñas
decretaba la imposibilidad total del duelo, la sangre debía seguir corriendo
para que pudiera dictar cátedra de literatura y marxismo. Todo el mundo
aplaudía. La lealtad al fetiche de la Revolución era más fuerte que la muerte.
Le respondí en Innombrable y ante la persistencia del síntoma luego en Un
guante para Osvaldo Lamborghini contrastando los animales de Walsh con los de
este autor y su polimorfa trama de placeres.(1)
Viñas
no reconocía ni su propia tragedia- respecto a la pérdida de sus hijos, como lo
hizo Héctor Schmucler- la utopía comenzaba otra vez desde cero en torno al
discurso de la Revolución que colonizó toda la reflexión de los ochenta hasta
La Tablada y al que todos sucumbieron. La revolución simulada, escribí. Los
únicos que salieron al cruce fuimos Hugo Savino y quien escribe. Cuando vino el
derramamiento de sangre los predicadores partieron para Yale. Y nosotros
seguimos siendo los fascistas….El nacional populismo de los dos mil es la
continuación vergonzante del utopismo de los ochenta. El sujeto no es el
Guerrilero Heroico, evocado sólo como capital moral, sino el zombi terminal que
vale lo que un patacón cedín. Los discípulos de Viñas nunca me lo perdonaron,
rescribieron mi historia haciéndome enemigo de Osvaldo Lamborghini y aferrándose
cada vez más al esqueleto muerto de la gramática según Humboldt.
Hay
que disponer de un fuerte potencial de idolatría para creer que la mafia actual
está haciendo no sé qué revolución, la "revolución simulada" que
describií en 1988 en La Anunciación y que no es sino el retorno al Campamento y
a los orígenes pre constitucionales, anteriores a 1853 e incluso a 1810.
Hay
lo que Laura Estrin en un ensayo sobre Cuerpos inéditos llama la otra
literatura que hay que leer en otra frontera que la que abre Cortázar y que
culmina en la ideología argentina, encuentro en una máquina de coser del
populismo industrial a lo Mendiguren- alias el hombre que cae bien parado,
previa expropiación de las mayorías-, es decir, del revisionismo de los
cuarenta afín al golpe fascista de 1943 y el guevarismo de los sesenta que
fusiona los antónimos en función de ciudadano convertido en definitivo zombi.
Van
de la mano segura de la cultura de la servidumbre voluntaria que cree, por
ejemplo, que un pro cubano como Cortázar modificó más las condiciones de
lectura que Murena, el primero que puso en escena el nihilismo como tópico de
una sociedad que iba hacia la autodestrucción y que todavía está activo.
Hay
en
Rubio un fracaso estético de base que se traslada a un supuesto
compromiso
político que se reduce a la idolatría del poder y me llama el "disidente
radical de la cultura de izquierda en la Argentina" en Los
Inrockuptibles.
"Disidente” es un
término se utiliza en las dictaduras comunistas como Cuba donde la oposición
fue asesinada o encarcelada, es decir, que Rubio ya cree que estamos bajo una
dictadura. Los fans del poder nunca se
caracterizaron por tener paciencia.
Se
trata de traducir el peronismo al nacional populismo vigente, convertirlo en la
lengua de un Estado Matriz sin ningún principio de autoridad ni responsabilidad
por sus actos o una suerte de sociomanía esotérica- Carta Abierta- en vez de
tomarlo desde la vertiente del significante como lo hizo Leónidas Lamborghini
con la marcha peronista desde un susúrrame.
Piglia, emocionado hoy con Chávez como ayer con el castrismo,
se acomoda a la estratificación del presente, mantiene intacta la idolatría del
pasado y su oportunismo queda de manifiesto porque publica esto en momentos que
el poder quiere terminar con el texto más revolucionario que se escribió en la
Argentina, la constitución, que prohíbe que alguien pueda declarar contra sí
mismo como sucedió en la dictadura militar y como es oficial por décadas en
Cuba.
Hay
que reconocer con Castoriadis de una buena vez que el marxismo leninismo ha
sido la ideología más criminal de la historia humana en número de víctimas en
vez de seguir con el blanqueo a la medida de las nuevas generaciones de
incautos. Según dice Piglia los autores que leía Guevara eran el ahora
mitificado Trotsky que hizo la masacre de Kronstad y Gramsci que veía en el
jacobinismo y el periodo del Terror la etapa más avanzada de la revolución
francesa cuando en verdad era la contrarevolución que suspendió los derechos
del hombre. Lectura zombi de Gramsci, el Lenin italiano según Jean Francois Revel.
Y
en cuanto al intelectual orgánico me ahorro comentarios: es Ricardo Foster que
se ofende porque se dicen malas palabras pero pasa por alto los crímenes de los
gobernadores feudales, de su sociedad con narcos que emplean a los niños como
mulas, el blanqueo de capitales para los narcos del mundo y cree que hasta los
trenes son destituyentes.
Ni
Trotsky ni Gramsci rompieron con la idea del Partido Unico, a diferencia de
Rosa Luxemburgo que defendía la libertad de expresión y las garantías
individuales. Guevara nunca abdicó del “llorado camarada Stalin” como lo
muestra el informado libro de Sebreli y sus críticas a la Unión Soviética
fueron a causa de sus tímidas reformas liberales.
La
devaluación del mito del Guerrilero Heroico de Roztchizner luego de la polémica
con Oscar del Barco da lugar a Guevara como lector de la literatura para que la
sociomanía continúe.
Algo
que ya estaba en Literatura argentina y realidad política de David Viñas que
condena y sataniza todo lo que no converge con un Partido que según Lefort
sigue escribiendo la historia aun desde su misma inexistencia.
Luego
del asesinato de Rosa Luxemburgo- la primera crítica de la máquina de matar de Lenin- se frustró la posibilidad de un marxismo que
no fuera leninista y tuviera como enemigo a su propio pueblo como ocurre en
Cuba. Luxemborgo trató de disuadir a Lenin del Terror rojo y del Partido Unico. Nadie tampoco escuchó.
Gramsci,
que de haber tenido el poder hubiera sido el Lenin italiano, teoriza al
intelectual orgánico y lo nacional popular que va en el sentido de la belga
Chantal Moufee, autor preferida de la señora Presidente, apóloga con Vattimo y
otros sociómanos locales del chavismo que coinciden con Mussolini:”Todo dentro
del Estado, nada fuera del Estado”
Piglia
quería en los ochenta hacerle la revolución a Alfonsín en clave cubana, y ahora
se ubica del lado del oficialismo, practicando el eterno oficio de mitómano,
sosteniendo el mito de la cultura nacional y popular de los poetas de la
servidumbre voluntaria.
Guevara
es por excelencia un consolador para adolescentes. Las Juventudes eran la
materia apta para sus delirantes misiones: “Los jóvenes eran más locos, se
arriesgaban más, no pensaban mucho”, decía.
Dos
de ellos fueron fusilados en Salta por Masseti en otros de los desastres que
ideó con Rodolfo Walsh que en su crónica no menciona, encubre a los dos
muchachos ejecutados porque quisieron irse por el Comandante Segundo para
redondear la imagen de un poeta que se pierde en la lluvia...nadie respondió a
esta pregunta porque hay que sostener el discurso del mito que exime de toda
crítica a los hombres de esa generación .
Más
que el último lector Guevara, es el último fetiche en que puede
sostenerse la generación de granito para continuar su prédica maniática y
sostener el mito de los pueblos oprimidos por el imperialismo y no por sus
castas dirigentes.
Con
Rayuela comienza la mitología del Che y los intelectuales de la cultura de la
servidumbre voluntaria que hoy instrumentan los muertos apostando a que la
crisis sacrificial continúe. Por ahora todo se juega en términos de farsa pero
los efectos letales tampoco son menores.
Lo
mejor que escribió Cortázar fue en su etapa antiperonista, el gran cuentista de
La Casa Tomada, Final del Juego y Todos los fuegos el fuego y lo mejor que dio
el peronismo fueron Leónidas y Osvaldo Lamborghini que cruzaron una frontera
que nadie se atreve a leer, sea en De Suad o La causa justa que enuncia que
todavía Tokuro no prescribe a causa de la ideología argentina, retorna década
tras década donde una casta de ladrones hace chocar la calesita.
La
generación de los bebé rocamadour que hizo mímesis de las imposturas sexuales
textuales de Olivera y la Maga- que practica el vudú- se comió el mito de la
revolución cubana y fue objeto de las manipulaciones criminales de la
generación de granito, la del "armémonos y vayan." En los diálogos
del Club de la Serpiente ya asomaba el Eternatura y la muerte del primer
rocamadour anticipa miles de rocamadures.
Hoy
la Argentina está amenazada por el animismo, está próxima a Haití donde vía el
vudú son los muertos los que gobiernan. Y de Boudou al Vudú hay un solo paso...
En Mitläufer señalé el tono circense con que Cortázar asumió las revolución cubana. Un optimismo oportunista y ciego que pese al lugar donde vivía ni se enteró de la insurrección húngara de 1956 o la Primavera de Praga de 1962, aplastadas por los tanques soviéticos y repudiadas por Castro y por Sartre, en las antípodas de Murena: este escritor que dijo haberse exiliado porque no soportaba los parlantes peronistas, que hacía treinta años que vivía en Paris se autogestionó de pronto en 1974 viviendo un “exilio forzoso”, multiplicando floripondios: “El exilio es como el brusco final de un amor, como una muerte inconcebiblemente horrible porque se la continúa viviendo conscientemente”.
Cortázar se vue a vivir a Paris porque no soportaba que los
autoparlantes del peronismo le impidieran escuchar a Bela Bártok. Ya oír el
retorno a la escala pentatónica de Bártok en París no era placentero: Cortázar
se inventó como exiliado y fue contaminado por los parlantes de un heroísmo y
un martirologio plagado de histrionismo de los que medio siglo después será
convertido en un show permantente por el nacional populismo.
Cada pavada que decía Cortázar tenía un público que escaldaba
sus palmas y a las críticas que se le hacían como el caso de Liliana Hecker
repondía con un amiguismo fraternal pero su posición no cambiaba. Ya no podía
escuchar ni tomar en cuenta a los escritores cubanos como Franqui que
presentaban la otra cara del régimen y mostraban la expropiación de la
revolución por los comunistas. No se sabía si hablaba para la revista
Libération o con el interlocutor que vivía en la Argentina.Los libros de
Cortázar como Un tal Lucas, 1979 eran best-sellers en Buenos Aires y tenían
críticas en los diarios pero el drama del Cortázar exiliado seguía
representándose ante la platea europea.
Hablaba para un público: tal era su relación con la verdad. Que
alguien sobreviviera ya era molesto porque contradecía el coro de los exiliados
que entonaba que había habido un “genocidio cultural”, incluso si había sufrido
cárcel y sobrevivido.
Desde el exilio se decía que toda la
cultura argentina aquí había sido aniquilada y el que escribía algo era
sospechado de tener los favores de la dictadura. Falso: Jorge Asís publicó en
1980 Las flores robadas en los jardines de Quilmes donde se habla de los
detenidos- desaparecidos y Beatriz Sarlo fundó Punto de Vista. Desde afuera
comisarios culturales como Osvaldo Bayer decían que todos los que estaban en el
país eran cómplices de la dictadura, lo que fue refutado por Rodolfo Terragno
que pateó el rancho del negocio en curso al decir que el exilio era un
privilegio.
Era cierto: tener un libro considerado
subversivo podía terminar con que uno fuera chupado y desaparecido. Aqui se iba
a decir lo que los militares permitieran, decían los mártires del exilio, en
consecuencia, todo lo que pudieran decir estaba ya anulado como señaló Carlos
Alberto Brocato en El exilio es el nuestro, un libro que las nuevas
generaciones tendrían que leer porque analiza los textos que iban y venían de
ese momento.
Exilio, libro de Bayer con Juan Gelman- Legasa, 1980- es uno de los libros más canallescos que se han escrito en la historia de la literatura política argentina y el primer paso para la apropiación ideológica mítica de los desaparecidos. Se preguntan acerca de los
que no contestan más las cartas y sin indagar demasiado el motivo los acusa de
hacer viajes a Africa como si participaran de los safaris de Martínez de
Hoz, de “vender en la calle Santa Fe chocolates holandeses, licores
alemanes y calienta huevos japoneses. El negocio de importación: la gran
conquista de los militares argentinos. Para ellos todos los desaparecidos son guerrilleros: no existieron estudiantes, ni estudiantes sindicales ni civiles. Y aunque algunos estuvieran presos igual son cómplices. El que no está muerto es cómplice, no sirve para constituir un paradigma victimizante. "¿Qué se hará de todos estos Mitläufer cuando llegue la primavera a la
tierra argentina”- se preguntan estos comisarios estalinistas. Ni una palabra del pacto de Firmenich y Massera para
que el Mundial de los “derechos y humanos” se desarrollara en calma, qué
importaba entregar un militante más o menos.
Los
Mitläufer eran los ex nazis
blanqueados…es cierto que aquí había canallas que justificaban abiertamente la
dictadura pero el ukase alcanzaba a cualquiera. Héroes y canallas, la vitrina
sagrada ya estaba completa. Bayer y Gelman le achacan todo a las capas medias.
sólo ellas gritaron los goles de Kempes- lo que es cierto sólo en parte-, nunca
la clase obrera que con las Madres y las organizaciones de derechos humanos,
tantos otros que no consintieron y por supuesto ellos fueron los únicos que
lucharon contra la dictadura más que Alfonsín, dirigentes sindicales
asesinados o militantes radicales torturados y asesinados como Sergio
Karakachoff, que presentó cientos de habeas corpus en defensa de
detenidos-desaparecidos y fue secuestrado en septiembre de 1976 con su amigo
Domingo Teruggui: un día antes había denunciado a la Junta Militar. El 21 de
mayo pasado, la presidente Cristina Fernández inauguró el edificio "Madres
de Plaza de Mayo" en el colegio Nacional de la ciudad de La Plata y la
Biblioteca llamada Sergio Karakachoff ya no llevará su nombre. "No hubo en
las palabras de la presidente ni tampoco en los otros oradore una sola mención
a Sergio", dijo Federico Storani, comprobando que unas víctimas de la
dictadura son más iguales que otras y que Karakachoff tiene que ser borrado de
la historia según la manía comunista de cambiar los nombres y sustituir monumentos
para rescribir la historia. No hubo un "genocidio cultural" porque
los militares no se interesaban en la cultura. Tal es así que en diario de
Massera, que se proyectaba culturalmene como nuevo Perón, Convicción, en la parte cultural escribía gran parte de la vanguardia
actual, se llegó a defender a defender a Héctor Libertella de los ataques de
Angel Rama, uno de los administradores del boom, que rechazaba su libro- donde
estaban Reinaldo Arenas y Osvaldo Lamborghini- con el
argumento de que era"pelado".
Yo escribí ahí sobre Osvaldo Lamborghini- Poemas- , Néstor Perlongher- Austria Hungría o Jean Pierre Faye- Los lenguajes totalitarios, análisis del nazismo- y los militares fueron a buscarme porque no entendían qué pomo escribía. Llévensenlo dijo el director, que tampoco entendía nada por más que las alusiones abundaban, pero Jorge Dorio me salvó al decirles que escribía así porque era “griego.” Me salvó un futuro K: la historia nunca es coherente. Si me llevaban no contaba el cuento porque había estado en la pesada hasta 1973, pero peleaba por la democracia, a Guevara, Castro y Cuba no los tragaba ya que en la cuna mi tío me hablaba pestes de ellos.
"Después que hagamos la revolución te vamos a fusilar", me dijo sin vueltas mi amigo Oscar Mattews del ERP al exponerle mi teoría que consideraba burguesa ya que culminaba en ese conflicto interminable que es la democracia al que el totalitarismo le da una solución letal. Lo decía con total honestidad. Oscar tenía la pinta de un Rambo verde oliva. Un día mis amigas lo vieron conmigo: presentalo. Lo invité a una reunión: un revolucionario no debe pensar en esas cosas, me dijo. Le dije que había que divertirse y no no me quedó otra que hablarle del amor: "El amor va a ser posible después de la Revolución". A veces pienso que se fue del mundo por no haber conocido mujer, este es el legado del mil veces zombi Guevara.
Para un comisario estalinista como Bayer si me desaparecían hubiera sido
un héroe como alguno de mis amigos, pero el solo hecho de haber sobrevivido me
convertía en un Mitläufer.. ¿Qué diferencia de metalidad hay entre un Bayer- Gelman o
cualquiera de los hombres de granito y los militares? “Pibe, dejá el libro,
agarrá el fusil”, me decía el gran novelista en 1974 en los pasillos de la
Facultad cuando todo había terminado y no había otra posibilidad que morir por
morir.
“Ton ton ton, morir por Levingston”, me decía dentro del tanque cuando el
Regimiento 8 fue a Punta Indio, 1971, a defender a quien Lanusse había puesto a
dedo y decidió revelarlo. El combate no tuvo lugar, Levingston cedió pero la
idea de morir por este tipo me dio la visión que este país era el del inútil
sacrificio. Había que hacer algo, tomar el regimiento como mínimo…
Después
de lo que viví Cortázar me resultaba un pelotudo atómico para uso de
señoras gordas progresistas. La lectura de Osvaldo Lamborghini lo
disolvió en acto. Para una franja de cultura sigue siendo ilegible, pese
al libro de Strafacce.
Fue
en el entonces llamado " partido del exilio" que comenzó la
instrumentación de los muertos y la rescritura de la historia que llega hasta
nosotros por los Bayer y los Gelman.
Otros
aumentaron la apuesta: quien estaba estaba vivo “algo había
hecho”. Todos los asesinados por la dictadura para Bayer- Gelman eran
guerrilleros y, habían luchado por la democracia cuando está claro que
las
organizaciones estaban a favor el golpe porque favorecería las
contradicciones
según sus líderes. Es curioso que nadie le reclame al gobierno de los
derechos
humanos selectivos que se investiguen las Tres A o el pacto monto
masserista
que sacrificó muchos montoneros en la contraofensiva porque afectaría a
muchos
en funciones.
Toda la trama del exilio apuntaba instituir el mito fetiche del
Guerrilero Heroico. El resto no contaba o no existía. Los K no hicieron sino
aprovechar un núcleo cultural que ya existía, comprando a las Madres que en
Santa Cruz estaban censuradas, pero no a Nora Cortiñas quien dijo con todas las
letras quien era Hebe de Bonafini en 2003.
A esta canalla le importaban las víctimas del la dictadura tanto
como los aborígenes del norte hoy, luego de tanto combatir el monumento de
Roca. No les importan las vidas humanas sino el uso simbólico que puedan hacer de ellas.
Sólo les interesan los Símbolos a través de los cuales
perpetuarse haciendo caja de esta versión del sacrificio que no acepta ninguna
ley.
Luis Espinal, jesuita español que fue secuestrado, torturado y
asesinado en Bolivia, escribió en una clara alusión al Che: "¿El mártir no
será un flojo? No tiene constancia para vivir revolucionariamente, por eso
quiere morir, en espera de convertirse en personaje de vitrina. Porque el
mártir tiene algo de figurón y de torero.
El grupo político desplazado tiende a la mística del martirio;procura
sublimar la derrota. En cambio, el pueblo no tiene vocación de mártir. Cuando
el pueblo cae en el combate lo hace sencillamente, cae sin poses, no espera
convertirse en estatua".
Guevara no es un escritor fracasado llevado al extremismo
político sino un pésimo militar, lo contrario de un guerrero, habida cuenta que
la sed de sangre ciega la posibilidad de cualquier estrategia.
Ante su taquillera imagen, cada hecho de la vida de Cortázar
comenzó a ser izquierdizado.
Había formado parte con otros intelectuales como Manuel Gálvez y
Sanchez Sorondo del Comité de Socorro a la España franquista, ahora era el
primero de los republicanos y vivía un “exilio implacable”.
Néstor Sánchez lo dijo de una: Julio era un adolescente en
política, tenía mucho miedo a la muerte. A Oscar del Barco y a Héctor
Leis les llevó décadas dar el testimonio de una experiencia
instransmisible.
Su pecado fue haber sobrevivido, entonces serían héroes, no traidores al negocio de los sueños compartidos.
Su pecado fue haber sobrevivido, entonces serían héroes, no traidores al negocio de los sueños compartidos.
A los hombres de granito les basta con reproducir las letanías
sagradas del Templo de la historia para estar del lado del Bien. Cortázar se
anticipada a todos convirtiendo a Paris en Vietnam y vendiendo a Cuba como
mercancía revolucionaria: no por algo fue la novela que inició el boom. Inició
una escuela de histronismo al acomodar su vida a la demanda de un público que
sobredetermina sus enunciados. Un público al que hay que confirmar. Murena
sería la contra imagen: escribía para perder lectores, afectaba el negocio como
también Néstor Sánchez, se ganaba la difamación de todos.
David Viñas encabezaría una lista de escritores reaccionarios en
la revista Crisis con Néstor Sánchez, "un disidente radical de la cultura
de izquierda", hubiera acotado un crítico de choque.
Lo mismo con Murena y todos los que pese a las prebendas
universitarias no quisieron hacer migas con una generación donde la muerte
cumple la función de una acumulación primitiva como paso previo a la mercancía
espectáculo. Viñas, un gran novelista se irá quedando con pocos interlocutores,
como espantado de muchos sucesores, dialogando con Mansilla y el ochenta
que tanto estigmatizó en su historia de la literatura,como espantado en espejo
de los efectos que provocó.
Cortázar no era uno de los hombres de granito cuyo amo es la muerte pero como ellos se inventaba una segunda juventud revolucionaria y no tuvo tiempo para inventarse una tercera y una cuarta.
Cortázar no era uno de los hombres de granito cuyo amo es la muerte pero como ellos se inventaba una segunda juventud revolucionaria y no tuvo tiempo para inventarse una tercera y una cuarta.
No
llegó a participar de la lista de lacayos intelectuales como
Retamar, íntimo amigo de Gelman, que vivieron llorando día y noche
oficiando para la Seguridad del Estado y para que Castro les rompa el
culo como con coraje insólito lo muestra la novela de Abreu en una
lista casi
interminable de obsecuencias.
Imposile salir intacto de tal experiencia y la mejor prueba son
los gestos y las palabras donde se vive como una fatalidad la cultura de una
servidumbre voluntaria elaborada desde hace décadas en torno a dos o tres
fetiches oxidados, tal es así que los periodistas son los que han tenido que
cumplir esa función crítica que delegaron a lo políticamente abyecto Hoy los ideales del setenta son explotados pornográficamente por una nueva oligarquía, pronto se llegará a encarcelar a los periodistas que publiquen lo que el Estado no quiere que salga a la luz.
Stop
al lavado de cabeza a las nuevas generaciones.
Néstor
Sánchez dijo que Julio era un adolescente. Sea.
Pero
los que siguen explotando el discurso del mito que va desde Cortázar a Bonafini, son escolares
siniestros que han vivido haciendo de lameculos de una generación de impostores.
(1 ) “Si en RodolfoWalsh, como ha escrito David Viñas en Déjenme hablar de Walsh- Literatura, boletín, 1982- “cada animal no es más que un delirio ya insinuado en el autor de Esa mujer en Osvaldo Lamborghini los tadeos estallan en miembros dispersos, luego de lo cual es vario el roce de pubis y esfínter, y ahí cada animal es un punto de interrupción de un delirio colectivo en curso que a veces mezcla sus aguas: así la paranoia del poder invade los discursos de la contestación utopista, y los que llaman ir al frente son los primeros que retroceden. Pero cuando del delirio se pasa a la normalidad advertimos que las torcazas vuelan sobre cadáveres vivientes: es la pócima de una ideología moralizante y sin sujeto, es la vuelta vergonzante, sin mandoble, ´humilde´, del escorzo sesentista”
Un guante para Osvaldo Lamborghini, Luis Thonis,
La Buraco, Octubre, 1992.
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