El genocidio es peor que la guerra y el único modo de evitar el genocidio es la guerra. Dicho de otra manera: la guerra no se opone a la paz sino al genocidio que es una guerra contra civiles indefensos. A veces guerra y genocidio coinciden como en este caso. No estoy a favor de una intervención en Siria porque no le veo una salida política. Nada más que por eso. Pero desde el punto de vista humanitario, leyendo la carta de Pérez Esquivel a Obama, no deja de asombrarme que lo llame “desestabilizador” como si Al Assad no lo fuera. ¿No existe el terrorismo de estado en Siria? Ni un solo reproche a tan abyecto dictador que no sabemos que equilibrio mantiene, supongo que el de los bienpensantes. ¿Por qué no le escribió una carta semejante al dictador sirio para que deje de matar y buscar la solución política que reclama? ¿No se trata de dialogar? No bastan doscientas mil víctimas, unos dos mil niños asesinados y otros torturados según Save the children, dos millones de deportados para ganarse la calificación de genocida que aquí se aplica gratuitamente hasta a periodistas. Es el mismo hombre que denuncia que en la Argentina mueren de hambre y enfermedades veinticinco niños por día y adhiere a la posición del gobierno en el conflicto, digna de Poncio Pilatos. Ni una palabra de Cristina Kirchner sobre el terrorismo de estado en su concepción del mundo como disputa de peluquería. El vaciamiento del lenguaje político y de la historia no es ajeno al desvarío colectivo de nuestros llamados intelectuales que firmaron un manifiesto que calificaba a Israel como estado genocida por defenderse de los continuos bombardeos que dejó unos ochocientos palestinos muertos. Contra Israel no hay un solo argumento de peso, devolvió el Sinaí a Egipto porque éste lo reconoció como Estado, quiso hacerlo con Gaza sin ser reconocido y se instaló una base iraní. Los territorios que ocupó fueron victorias de los ataques masivos y cobardes que sufrió por parte de los estados árabes que encuentran un justificativo de hambrear a sus pueblos. Esquivel ignora que el llamado pueblo palestino nunca existió, fue inventado por Arafat luego de la derrota de la Guerra de los Seis Días. Palestina siempre fue una región, el nombre que el imperio romano dio a la antigua Judea. Lo único que falta es que se diga que el Corán preexistió al Antiguo Testamento.
Assad la emprende contra su propio pueblo y buscar soluciones en los lobbys de la ONU no conduce a nada, Rusia y China siempre apoyarán dictaduras, invitando a mirar para otra parte. ¿Por qué no le escribe a los carniceros de Hamas que desde la niñez forma a los niños como futuros hombres bombas? ¿O a los alquaedistas que en Siria son tanto o más cruentos que Assad?
Un paso más y se lo convierte en víctima. Ya Assad es un héroe para los chavistas.
Este tipo de tiranos no dan alternativa, de nada sirve tirarle ondas de
amor y de paz, sólo se los detiene mediante la intervención militar. El
eje de Irán, Rusia y Siria no parece “estabilizador” para los civiles
indefensos. Para el progresismo hipócrita de los Chomsky el horror comienza cuando
interviene Estados Unidos, nunca antes. Si les interesaran en serio los
derechos humanos abogarían por una fuerza internacional- militar- que
detenga a los tiranos cuando comienzan las masacres contra los civiles,
sean niños o mujeres y no negarían como lo muniquenses ante Hitler que
existe, hay en curso en todo el mundo una cuarta guerra mundial donde
los árabes se están matando entre ellos en Egipto y en Siria como
sucedió antes en Sudán. Esta es la única salida política para el mundo que se viene: asumir que hay una guerra que no se parece en nada a las que hubo por su asimetría y dejar de lado la retórica vacía de los apaciguadores que lo único que hacen es fortalecer a los enemigos jurados de la libertad que cada vez se están armando más.
Un mundo con los talibanes en Afganistán o Saddam Hussein en Irak les parece más pacífico: todo va bien si pueden asesinar en paz. Los que cometieron torturas en la carcel de Abu Graib fueron severamente castigados por Estados Unidos, los que torturan niños en Siria tienen inmunidad para los bienpensantes. Ahí también fueron expulsadas las ONG que hacen trabajos humanitarios.
Un mundo con los talibanes en Afganistán o Saddam Hussein en Irak les parece más pacífico: todo va bien si pueden asesinar en paz. Los que cometieron torturas en la carcel de Abu Graib fueron severamente castigados por Estados Unidos, los que torturan niños en Siria tienen inmunidad para los bienpensantes. Ahí también fueron expulsadas las ONG que hacen trabajos humanitarios.
Si se sigue negando que no sólo hay guerra sino que hay una guerra de los mundos- que se basa en el asesinato de civiles indefensos- esto pronto será demasiado tarde como se advierte en el infierno sirio.
La guerra entre los sunitas de Irak y los chiitas de Irán se extendió
desde 1980 a 1988 dejando más de un millón de muertos y se utilizaron
armas químicas como el gas mostaza. Nadie se escandalizó y
posteriormente explotó en Occidente tras la invasión a Kuwait por parte
de Saddam Hussein que arrojó misiles a Israel para implicarlo en el conflicto. Se los puede, abandonado las razones humanitarias,
dejar a su suerte, pero no se trata de una interna local. Sunnitas y chiitas integristas viven
todavía en los tiempos de la batalla de Karbala en octubre del 680 donde
fue asesinado Husain Ibn Alí, el nieto del Profeta por el expansivo
Califato omeya de Damasco, que dividió al Islam. De esto no son culpables ni Estados Unidos, ni Israel ni nuestra arquitecta egipcia, que liderando una guerra típica de señoras en la peluquería ayer denunció por twitter una conspiración entre Macri, Scioli y Massa.
¿Qué autoridad moral tiene, me pregunto, la Argentina de los Kirchner? Es un país que nunca tuvo enemigos, salvo los que se fue inventando para justificar sus fechorías. Desde 1810 se han estado matando entre sí y en los períodos de paz siempre se ha dividido en dos naciones y dos países como dijo premonitoriamente Alberdi que, dicho sea de paso, justificó la guerra de la independencia ante España. La sangrienta guerra interperonista de 1973 a 1976 propició el golpe de estado y la dictadura sólo cayó tras la guerra de Malvinas, previa plaza de Galtieri. Y el actual gobierno de los derechos humanos entregó las víctimas de la AMIA a Irán para ajustarse al eje chavista. Tampoco apoyó el pedido de captura de Moreno Ocampo de Al Baschir en marzo del 2009 que exterminó cuatro cientas mil personas de diversas etnias en Sudán por orden de Chávez, haciéndose cómplice del mayor genocidio del siglo XXI hasta hoy. Carece de autoridad moral hasta para lavarse las manos. A la canalla bienpensante no le importó. Hay algunos pueblos que deciden pelear y no convertirse en un montón de ratas aterrorizadas repitiendo la palabra paz, paz, mientras le escupen en la cara. Ni una palabra en los que se rebelaron contra Assad luchando por una democracia y fueron aplastados. No es casual que los intelectuales criollos compren ciegamente el mito palestino, pasando por alto que es un pueblo psicotizado y sacrificado por sus dirigentes multimillonarios.
¿Qué autoridad moral tiene, me pregunto, la Argentina de los Kirchner? Es un país que nunca tuvo enemigos, salvo los que se fue inventando para justificar sus fechorías. Desde 1810 se han estado matando entre sí y en los períodos de paz siempre se ha dividido en dos naciones y dos países como dijo premonitoriamente Alberdi que, dicho sea de paso, justificó la guerra de la independencia ante España. La sangrienta guerra interperonista de 1973 a 1976 propició el golpe de estado y la dictadura sólo cayó tras la guerra de Malvinas, previa plaza de Galtieri. Y el actual gobierno de los derechos humanos entregó las víctimas de la AMIA a Irán para ajustarse al eje chavista. Tampoco apoyó el pedido de captura de Moreno Ocampo de Al Baschir en marzo del 2009 que exterminó cuatro cientas mil personas de diversas etnias en Sudán por orden de Chávez, haciéndose cómplice del mayor genocidio del siglo XXI hasta hoy. Carece de autoridad moral hasta para lavarse las manos. A la canalla bienpensante no le importó. Hay algunos pueblos que deciden pelear y no convertirse en un montón de ratas aterrorizadas repitiendo la palabra paz, paz, mientras le escupen en la cara. Ni una palabra en los que se rebelaron contra Assad luchando por una democracia y fueron aplastados. No es casual que los intelectuales criollos compren ciegamente el mito palestino, pasando por alto que es un pueblo psicotizado y sacrificado por sus dirigentes multimillonarios.
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