martes, 3 de septiembre de 2013

Siria: cuando lo universal habla en esperanto. Por Luis Thonis




Bernard Henry Lèvi está a favor de la intervención norteamericana en Siria y entre las razones que da al sostener la línea roja de las armas químicas postulada por Obama alega la de “salvar la credibilidad y el honor de la comunidad internacional”. ¿Qué significa este lenguaje? Estas palabras recuerdan a las de Obama que hace unos años expresó a propósito de Israel y Palestina: la comunidad internacional, dijo, está “fatigada” de ver que este conflicto nunca se resuelve.
Hay muchas cosas entre el cielo y la tierra que fatigan.
Ahora bien: ¿De qué se está hablando? ¿Qué es la comunidad internacional sino una serie de lobbys diplomáticos en los pasillos de la ONU y en el caso de Israel unos cincuenta estados islámicos que más que una resolución del conflicto quieren mostrar una victoria ante un enemigo que ocupa menos que el uno por ciento de sus territorios pero al que atribuyen todos sus males? ¿Importa en un caso terminar con la “fatiga” de una vez por todas y en otro que el régimen de Assad no extermine a su población con armas químicas o el honor de esta comunidad que no se fatiga nunca de fracasar cada vez que se produce un conflicto donde los civiles indefensos son masacrados impunemente?  
La idea de “castigar a Assad” como alguien que se volvió un monstruo luego de superar cierto número de víctimas suena infantil. O espeluznante. No actuó cuando debió hacerlo para no molestar a Irán- aliado a Siria- y hoy, treinta meses después, se ven las consecuencias políticas y militares. Tanto  como la retornar en Medio Oriente a las fronteras de 1967, anteriores a la Guerra de los Seis Días. 
Treinta meses y cien mil muertos son la verdadera “abominación” si se quiere hablar en términos humanitarios, escribe Guy Milliére.
¿Cuántas víctimas son necesarias para tipificar el crimen de masa? ¿Cuál es la diferencia entre el asesinato por obra de armas químicas o a puro golpe de machete como sucedió en Ruanda? Las víctimas se seguían sumando y no hubo flotillas humanitarias ni escudos humanos ni manifiestos humanitarios como sucedió en 2008-2009 por parte de nuestros intelectuales contra Israel que también se "fatigó" de ser bombardeado y respondió con la operación Plomo fundido que dejó unos ochocientos muertos del lado palestino. El niño palestino- pese a que Hamas los acomoda en los blancos militares- tiene otro peso, vale más que un niño sirio gaseado del mismo modo que una víctima de la AMIA o un niño aborigen del norte se cotiza menos para nuestros bienpensantes que un nieto recuperado por Carlotto.

Los estados árabes están en descomposición y el “pueblo” se está matando entre sí. No son la mayoría de los musulmanes sino diversos grupos integristas que intentan fanatizarlos. Se los puede, abandonado las razones humanitarias de lado, dejar a su suerte, pero como sucedió con la guerra de Irak y de Irán que dejó más de un millón de muertos tarde o temprano sus confilictos explotarán en Occidente.. no sólo contra Israel o en la matanza de cristianos que se está llevando a cabo en el mundo árabe sino en atentados urbicidas en las principales capitales. Assad es un criminal de masa, esto debe quedar fuera de duda, porque es muy distinto poner reparos a una intervención que llamar a morir por él como hacen los chavistas.

La guerra entre los sunitas de Irak e los chiitas de Irán se extendió desde 1980 a 1988 dejando más de un millón de muertos y se utilizaron armas químicas como el gas mostaza. Nadie se escandalizó y posteriormente explotó en Occidente tras la invasión a Kuwait por parte de Saddam Hussein. Se los puede, abandonado las razones humanitarias, dejar a su suerte, pero como sucedió con la guerra de los sunnitas de Iraq y los chiitas de Irán que se extendió de 1980 a 1988 dejando más de un millón de muertos y donde se utilizó el gas mostaza. Nadie levantó la voz. Luego explotó en Occidente a través de la invasión a Kuwait donde Saddam Hussein arrojó misiles y trató de implicar a Israel en el conflicto. Sunnitas y chiitas integristas viven todavía en los tiempos de la batalla de Karbala en octubre del 680 donde  fue asesinado Husain Ibn Alí, el nieto del Profeta por el expansivo Califato omeya de Damasco, que dividió al Islam. Tampoco se puede ocultar la matanza de cristianos que se está llevando a cabo en el mundo árabe sino en atentados urbicidas en las principales capitales. Para los bienpensantes el horror comienza cuando interviene Estados Unidos, los árabes son ángeles y los integristas un invento del imperio. Laicos luchan contra integristas del mundo mundo árabe pero diversas  facciones también lo hacen entre sí. 

Erdorgan propone directamente “cazar” a Assad porque ya hay más de medio millón de sirios refugiados en Turquía y “la formación de una zona kurda en el norte de Siria inquieta profundamene a Ankara”, dice Le Figaro. Los kurdos en Siria carecen de los derechos elementales pero se les permite vivir. Erdorgan no ha dejado de cazarlos impunemente y sus víctimas se aproximan a cien mil.

En Bagdad hubo un partido de fútbol ente las selecciones de Irak y Palestina. El jugador Yonis Mahmoud que hizo el gol del triunfo en la copa de Asia ante Arabia Saudita en el 2007 volvió a anotar el gol de la victoria.
James Montague, quien escribió el libro When Friday Comes, una aventura que narra en primera persona la intersección entre religión, guerra, política y fútbol en el Medio Oriente y comenta para el New Yort Times escribió a término del partido: “El partido de hoy es señal de que las cosas están mejorando”. También es una enorme prueba para el gobierno. Sin embargo, para los iraquíes el fútbol es todo. El regreso del fútbol es el regreso a la normalidad”. Algunos recordaron cuando Uday, el hijo de Saddam Hussein, torturaba a los jugadores. Pero al mismo tiempo el domingo hubo un ataque a un campamento de exiliados iraníes que terminó con cincuenta vidas. En el mensaje grabado de 32 minutos, al-Adnani, líder de Alquaeda en Irak que combate la mayoría chií en Bagdad, ridiculizó a la Hermandad, de la que salió el derrocado presidente Mohamed Morsi, como “un partido secular con un manto islámico que rinde culto al poder y los parlamentos, con un yihad para la democracia y no para Dios” y que la libertad “sólo puede lograrse mediante las espadas, derramando sangre y sacrificando vidas”

Lo acontecido en Siria vuelve a unir a muchos neoconservadores y a los llamados halcones progresistas que estuvieron a favor de la invasión de Iraq. 
La revista The Weekly Standard, uno de los órganos del neoconservadurismo, ha publicado una carta en la que llamaba al presidente demócrata Barack Obama a intervenir para "frenar la agresión infatigable de El Asad y ayudar a modelar e inflenciar los fundamentos de la Siria post-Asaad." Firman neoconservadores como William Kristol –director de The Weekly Standard e hijo de uno de los patriarcas del movimiento, Irving Kristol–, Elliott Abrams –veterano de la Casa Blanca de George W. Bush– y el ensayista Robert Kagan. Junto a ellos, veteranos izquierdistas que, en las vísperas de la invasión de Iraq, ya coincidieron con los Kristol, Abrams y Kagan - autor de importantes estudios sobre el mundo islámico- en el respaldo del republicano George W. Bush: Paul Berman, autor en ensayos sobre el islam político, Martin Peretz, expropietario de la revista de centroizquierda New Republic, y Leon Wieseltier, columnista en la misma revista. También suscribe la carta el 'intello' francés Bernard Henri-Lévy.  Para él, Assad posee uno de los stock de armas sucias más numerosos del mundo, proporcionados por Putin, algo que puede ser verosímil en un dictador del tipo de Saddam Hussein que se mantiene por décadas en el poder.

No hay que olvidar que los neocon fueron inicialmente trostkistas que se decepcionaron por el antibelicismo que llevó a perderla guerra de Vietnam: “Un neoconservador es un liberal que ha sido atracado por la realidad”, decía Irving Kristol.  Pero, apelando a sus propios argumentos, la guerra de Iraq no ha culminado y para muchos ha fracasado, aunque los estadounidenses no tienen el mismo concepto que la opinión mundial, tal es así que en su primera elección Obama ganó por poco margen, lo que no se aprobó fue la política económica de Bush que recibió un país con un inmenso superávit y dejó un enorme déficit fiscal.
"Los sabios de Iraq --ironiza en The Atlantic el periodista James Fallows-- nos ofrecen consejo sobre Siria".

 Al Qaeda es una organización desprestigiada que es rechazada por la población. A ella se opone el Ejército Islámico, que tiene diferencias en cuanto a la jurisprudencia y la acusa de corrupción  y que a su vez se divide en otra liderada por las Brigadas de la Revolución de 1920. No es necesario temer el llamado síndrome de Irak porque ahora mismo la situación en Egipto es mucho más grave. Entre el “ir por todo” de Bush y la pasividad de Obama, Occidente ha entrado en un impasse. Quienes se interesan en serio por los derechos humanos deberían abogar por una creación de una fuerza internacional que intervenga en el momento en que comienzan los crímenes de masa en vez de victimizar al mundo árabe. Pensar que Assad es un límite al terrorismo islamita también es hablar en esperanto: ha sido el aliado principal de la guerra contra Israel- como réplica al retiro de las tropas sirias del Líbano- junto a Hamas y el Hezbollah, brazo armado de Irán.

En un caso se trata de salvar la ropa- la línea roja- y en otro de trazar marcar una frontera consoladora. Obama no se aparta de ese libreto bienpensante por el cual recibió el Premio Nobel de la Paz sólo por tener buenas intenciones, menos por sus méritos que por su contraste con Bush, considerado el Hombre de la Bolsa a escala mundial.
Obama fue presentado como un rey mago caído del cielo, traía al mundo el regalo de la Paz sin que se pague ningún precio, es decir, a cualquier precio.
Se trata de dos modos de rescribir la historia, en un caso la inmediata: ni bien iniciado el conflicto, Obama consideró a Assad un hombre “moderado” y no tuvo en cuenta a la oposición siria, como si no existiera y que era moderada. John Kerry asegura que tiene pruebas contundentes del asesinato de más de mil personas con armas químicas  y que  no se repetirá el error de Iraq. ¿No hubo errores en Egipto y en de Libia? Para no desentonar también dice que está fatigado de las guerras. Si la intervención tuviera éxito, en el mejor de los casos, el honor de la comunidad internacional tampoco estaría a salvo: se debió intervenir cuando había mil víctimas y no cien mil, pero se perdió en los interminables, laberínticos pasillos de la ONU que sólo un Kafka podría describir. ¿Qué piensa HOY la oposición siria? 
Algunos hablan de apresuramiento y quieren que los inspectores de la ONU terminen su trabajo para confirmar la existencia de las armas químicas y otros no están de acuerdo si la intervención no terminara definitivamente con el régimen. No hay nadie que pida a gritos la intervención como sucedió en Irak con los kurdos, víctimas de un genocidio por parte de Saddam Hussein. Las armas puede tenerlas y esconderlas como hizo Saddam según demostró Stephen Hayes en  The Connection, How al Qaeda’s Collaboration with Saddam Hussein Has Endangered America que los disparadores de clisés se niegan a leer: Le Monde Diplomatique sigue dictando la única información creíble en la Argentina.
La línea del 67 es una línea ilusoria: Obama no puede ignorar que Israel devolvió Gaza sin ser reconocido y se instaló una base iraní. Es una línea de mortificación, escribe Daniel Sibony: “Porque los estados árabes, después de haber engañado a los palestinos en el 48, prometiendo la liberación de Palestina, los han engañado en el 67 con la misma promesa-más histérica: “arrojar los judíos al mar”. 
La victoria de Israel ha hecho de esta línea el símbolo del duelo. Pero los palestinos tienen muchos duelos que hacer: el duelo de todos los engaños y mentiras a que sus jefes los han sometido, comenzando por la primera: la de creer que ellos tienen el mismo origen que esta tierra (islámica), en tanto que ella es poseída por la palabra hebraica, después de quince siglos antes que el Islam”. Palestina es el nombre que los romanos dieron a la antigua Judea, el “pueblo palestino” nunca existió antes del 67, no figura en ninguna carta ni en los textos de viajeros. La fatiga perdurará si se insiste en esta retórica que entusisma a los bienpensantes.
También Rusia tiene sus duelos que hacer- Hacia los años sesenta se pensaba que el comunismo dominaría el planeta. Rusia impuso su ritmo en todos los continentes. Era un imperio, totalitario si los hubo, y hoy ya no tiene ni influencia en Cuba o Corea del Norte, en un caso se trata de un país destruido y en otro uno que está en vías de autodestrucción.
Putin, el carnicero de Grozni y ex hombre de la KGB, se mide indirectamente con Obama que de rey mago se transformó en Big Brother. 
Putin se aferra a lo último que le queda de imperio más criminal de la historia que todavía es llorado en estos pagos, a través de otros sustitutos consoladores.
No se enfrentan como en Vietnam donde los actores eran el totalitarismo ante la posibilidad de instituciones democráticas como se dieron en Corea del Sur. Tampoco tiene que ver con la intervención en Irak, donde Bush, pese a ser acusado de unilateral, actuó con el apoyo de treinta y nueve países y pasando por el Congreso, incluyendo el apoyo de Hillary Clinton y otros demócratas. George W. Bush tenía un proyecto de soberanía, argumentado por los pensadores neoconservadores: así depuso al criminal de masa Charles Taylor en Liberia y lo hizo enjuiciar, logró el retiro de las tropas sirias del Líbano,  empujó a los narcoterrorisas de las Farc a la selva con el Plan Colombia obligándolas a negociar, apoyó las reivindicaciones democráticas de Georgia, Ucrania y el Kirguistán haciendo retroceder a Putin hacia el Kremlin y entendió que la guerra actual de los mundos es “interminable”, tienen la estructura de guerras de treinta años.Obama fue retrociendo en las posiciones, transformando esos logros en un cambalache y ahora no ve el peligro de que se extienda un Gran Jihadistán, con Assad o sin él. 
La intervención en Irak fue apoyada por Vaclav Abel, Elie Weilsel y André Gluksmann y entre otros, sobrevivientes del ghetto de Varsovia que tuvieron poca difusión en los medios que destilaban antiamericanismo. Cuando se supo que no era por el petróleo hubo un silencio total. Se trataba de detener el panarabismo expansivo de Saddam Hussein que no sólo había cometido asesinato de masa con armas químicas. En la Argentina abundaron los refritos de Le Monde Diplomatique que al mimo tiempo exaltaba a Chávez y a los nacientes populismos.
La bandera de Alquaeda ya flamea sobre Bengazi y su apuesta a favor de los Hermanos Musulmanes en Egipto que con otros tienen como objetivo un Califato planetario no ha sido levantada. Parece que no leyó los textos que alientan el dominio de todos los aspectos de la vida bajo la sombra de la Sharia. Erdogan en coro con los chavistas atribuye todos los males a un complot urdido por Israel. Irán dentro de ocho meses tendrá lista la Bomba. El montaje para una segunda Shoá sigue adelante: aquí no hay nadie que se fatigue.
El fatigado Obama  atacará con una coalición de tres países y no cuenta con la aprobación de la ONU. ¿Se debe a que satisface al integrismo islámico el que no sea acusado de unilateral? Todo indica que fortalecerá a Assad creyendo debilitarlo porque se vanagloriará de haber resistido al imperio, vencido a Estados Unidos ganándose la simpatía de los progres del mundo. 
En Siria se enfrentan la caricatura de un imperio que fue y otro que ya no quiere serlo porque el proyecto de Obama es transformar a Estados Unidos en un país del tercer mundo. Puede perder el apoyo de Inglaterra que no parece ignorar que las guerras en Medio Oriente no pueden ser "medias" ni "proporcionadas" como propone Hollande sino que se ganan por tierra".

Atento a las vacilaciones de Obama, Bachar Al Assad acaba de declarar: "Los grandes perdedores de esta aventura serán Estados Unidos y sus agentes en la región, en primer lugar la entidad sionista". Assad comienza la historia por un soñado happy end final y a su modo informa que Jerusalem es la madre de todas las batallas.Ante semejante enemigo el ataque tiene que ser total, diría Maquiavelo, pensando si no sería adecuado invertir el cuadro de Iraq y comenzar con los jihadistas. Algunos invocan al fantasma de la paz, el Papa ruega por ella, pero esta cuarta guerra mundial asimétrica ha comenzado hace mucho tiempo y se da en lo que queda de una civilización que respeta las garantías individuales y los diversos nihilismos que la atacan desde afuera y la penetran desde dentro. Juan Pablo Feinmann a partir de un hecho aislado- las torturas en Iraq, cuyos autores fueron castigados severamente- homologa a través de Bush- no se atreve a tocar a Obama- a Estados Unidos con el terrorismo integrista, repitiendo el clisé de Chomsky que homologaba a la censura de la Unión Soviética a la que existía en Estados Unidos. Para los zombie intelectuales los asesinos de masa- Lenin, Stalin, Mao, Ho Chi Min, Saddam Hussein, el mismo Assad- no existen o son heroicos popeyes que luchan por los oprimidos. Feinmann reduce el mundo a un jardín de infantes. Pasa por alto las minorías amenazadas como sucedía cuando la Unión Soviética exterminaba a los lituanos. La matanza de cristianos a lo largo del mundo árabe-musulmán no cuenta, menos la situación de las mujeres o la cultura del Templo: el imán en Damasco o en Teherán llama y el fiel sin haber hecho nada se arrodilla. A los cristianos les conviene permanecer cautivos bajo el régimen de Assad porque bajo los fundamentalistas serían objeto de la limpieza étnica que se está llevando a cabo en países árabes y no es informada por la prensa ni con suficiente énfasis por el Papa. Alexander del Valle escribe. " Il est vrai que les pays occidentaux semblent plus préoccupés par les intérêts de leurs « alliés » sunnites du Golfe que par ceux de leurs coreligionnaires chrétiens de Syrie… Si l’Iran chiite défend les “frères” chiites d’Irak, de Syrie et du Liban face aux Sunnites ; si les monarchies du Golfe et la Turquie soutiennent les « frères” sunnites de Syrie .face aux chiites-alaouïtes, l’Occident post-chrétien n’a quant à lui jamais défendu les chrétiens d’Egypte, du Pakistan, du Nigeria ou du Soudan persécutés par les sunnites"
Piglia, modelo del intelectual descerebrado argentino que habla para zombis y se emociona con el chavismo, afirma que no le vendría mal un poco de peronismo a Estados Unidos. Otro fatigado más del esperanto: Caracas sería más segura que Nueva York. A los efectos populistas los puede ver en Detroit, lo que quedó de esa ciudad luego de décadas de administración demócrata. Los puede ver en el caos venezolano: en el caos de Caracas acaba de haber un apagón y Maduro acusa a la oposición de golpe eléctrico. No se pregunta por su responsabilidad de querer multiplicar la potencialidad de los penes en vez de los panes bíblicos. Ninguna mención de Piglia del antisemitismo bolivariano que aliado a Irán patotea sinagogas y tiene en la mira a la "entidad sionista". La canalla sesentista no tiene remedio posible.
Por un lado se trata de mantener una ilusión de poderío y en el otro de borrar de un trazo una política que lejos de salvar el honor de la comunidad internacional, debilitará más y acentuará la pérdida de prestigio de un Estados Unidos fatigado por una política errática, aun si ningún estado que se conozca puede alegar inocencia porque a su modo participa de este nuevo esperanto universal que los nuevos señores Jourdain hablan como algunos políticos criollos, sin poder escucharse hablar.

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