Quisiera darme una última cabalgata como un aficionado a la música al que se le permite en un último aliento profanar con un añadido instrumental una obra maestra, tomar las riendas, no con el temor que la muerte impone en la civilización sino con la pavura del desierto, ojos abiertos y oído en tierra, esperando el sonido de los cascos y un relincho entrecortado entre el incendio de cardos y pajonales, una descarga que suena lejana dispersando caranchos y teruteros, el viento que recuerda el perfume extinto de una flor de invernáculo que renace en un cactus y el amor llega para informarnos que todo lo perdemos menos lo que repite nuestra dicha cuando ella se hace perdiz, cae el velo opalino del cielo que se apampa y desparrama dejándonos el olor de las bestias en celo.(Viento Agrio)
El tiempo modifica la lectura. A medida que el tiempo pasa Ernesto Che Guevara se vuelve cada vez más fascista.
Diez frases del Che.
1.“Los
jóvenes deben abstenerse de cuestionamientos ingratos de los mandatos
gubernamentales. En su lugar, tienen que dedicarse a estudiar, trabajar y
al servicio militar.”
2. “¡Los jóvenes deben aprender a pensar y actuar como una masa. Es criminal pensar como individuos!”
3.
Durante la crisis cubana de los misiles en octubre de 1962, el Che apoyó
a Fidel en la confrontación nuclear con Estados Unidos. Se decepcionó
cuando Khrushchev decidió retirar los misiles, ante la amenaza de una
guerra nuclear (ver las Memorias de Nikita Khrushchev). Él le dijo al reportero británico Sam Russell del periódico socialista Daily Worker que “si los misiles hubiesen permanecido (en Cuba),
los hubiésemos utilizado contra el mismo corazón de los Estados Unidos
incluyendo a Nueva York. Nunca debemos establecer la coexistencia
pacífica. En esta lucha a muerte entre dos sistemas tenemos que llegar a
la victoria final. Debemos andar por el sendero de la liberación
incluso si cuesta millones de víctimas atómicas.”
4. “Hay que acabar con todos los periódicos. Una revolución no se puede lograr con la libertad de prensa.”
5. “Para
enviar hombres al pelotón de fusilamiento, la prueba judicial es
innecesaria. Estos procedimientos son un detalle burgués arcaico. ¡Esta
es una revolución! Y un revolucionario debe convertirse en una fría
máquina de matar motivado por odio puro.”
6. “¡El
odio es el elemento central de nuestra lucha! El odio tan violento que
impulsa al ser humano más allá de sus limitaciones naturales,
convirtiéndolo en una máquina de matar violenta y de sangre fría.
Nuestros soldados tienen que ser así.”
7. El racismo de Che se hace evidente en estos comentarios en su diario de viaje: “Los
negros, esos magníficos ejemplares de la raza africana que han
mantenido su pureza racial gracias al poco apego que le tienen al baño,
han visto invadidos sus reales por un nuevo ejemplar de esclavo: el
portugués. El desprecio y la pobreza los une en la lucha cotidiana,
pero el diferente modo de rí que realmente me gusta maencarar la vida los separa completamente.”
8. Y continúa “…el negro indolente y soñador, se gasta sus pesitos en cualquier frivolidad o en ‘pegar unos palos’ (emborracharse),
el europeo tiene una tradición de trabajo y de ahorro que lo persigue
hasta este rincón de América y lo impulsa a progresar, aún
independientemente de sus propias aspiraciones individuales.” En la película “Diarios de Motocicletas” omitieron esta observación incómoda del diario del Che.
9. El 18
de febrero de 1957 el guía campesino Eutimio Guerra, acusado de pasar
información al enemigo, es enjuiciado por los rebeldes y condenado a
muerte. A la hora de la ejecución, sus compañeros no se deciden a
pasarlo por las armas, y es cuando el Che se adelanta, extrae su pistola
matando de un disparo en la sien a Eutimio, describiendo el acto en su
diario de la Sierra Maestra: “…acabé el problema dándole en la sien derecha un tiro de pistola [calibre]
32, con orificio de salida en el temporal derecho. Boqueó un rato y
quedó muerto. Al proceder a requisarle las pertenencias no podía sacarle
el reloj amarrado con una cadena al cinturón, entonces él me dijo con
una voz sin temblar muy lejos del miedo: ‘Arráncala, chico, total…’ Eso
hice y sus pertenencias pasaron a mi poder.” Posteriormente Che escribirá en su Diario:
“…ejecutar a un ser humano es algo feo, pero ejemplarizante. De ahora
en adelante aquí nadie me volverá a decir el saca muelas de la
guerrilla.”
10. En una carta a su padre refiriéndose a dicha ejecución escribe: “Tengo que confesarte, papá, que en ese momento descubri que me gustaba matar.”
Alvaro Vargas Llosa.
A
propósito de la aparición de Epitalámica( 1969)
Este
reportaje introduce el ciclo que Murena, evocando a Goya, llamó las novelas del Sueño de la Razón: Epitalámica,
Caina Muerte, Poliscuerpón y Folisofía que anticipan la carnicería que va a
darse en la Argentina en la década del setenta.
--Usted no ignora,
Murena, cómo termina ese capítulo de un
sueño de Goya…
Murena-
Sí, “el sueño de la razón produce
monstruos”. Frase que para ser precisos corresponde a Quevedo. Pero el sueño de
mi razón quiere ser sabio y parir monstruos que representan la raíz de lo
normal, de lo común.
P- ¿Leyó a Quevedo
mientras escribía este libro?
Murena-
Lo releí después, pensando que era un pariente. Y lo era, aunque lejano. Hay
otros. Toda obra al nacer, se encuentra con una familia…
P-
En Epitalámica hay una intención obsena, lo mismo que en cierto Quevedo. Y su
novela anterior, Los herederos de la Promesa, acaba de ser juzgada en Italia
por obscenidad…
Murena-
Y absuelta… ¿Pero, yo, obseno? Hablo del hombre tal como se ha quedado,
desnudo: eso es todo. Ocurre que no hay que negarse a ver. Además, por favor,
lea “Las Mil y una noches”. Y considere que se trata de un libro esotéricamente
religioso.
P-
¿Por qué emplea la palabra religioso en relación a ese libro suyo? Muchas
personas no encontrarán en él más que un sadismo regocijado y escandaloso.
Murena- Oh, este libro, este ciclo, tras sus
carcajadas, es triste y espiritual. Podría hacerlo llorar si le contase la
historia en detalle. No soy cruel. Le diré sólo que tenía una señora de la que
estaba enamorado en forma absoluta. Hubiera hecho- tal vez hice- cualquier cosa
por ella. Un díría la vi bajo no sé qué
luz y me desilusioné. Y empecé a tratarla mal, como simple medio. Aconteció que
nuestros amores nunca fueron tan libres y dichosos como desde entonces. Esta
señora es la literatura. La literatura como camino hacia la espiritualidad: así
en estos libros el mundo- por presencia- y lo que lo supera- por ausencia-
cobran su verdadero valor.
P-
Algún crítico podria sentir que usted maneja a sus personajes con cierta
arbitrariedad
M-
Mire, esa desilusión que yo sufrí en cuanto a la literatura es hoy común a
muchos escritores. La literatura, unas convenciones centenarias que la
sostienen, ha terminado. Hueso duro de roer para muchos escritores. Entonces,
para justificar sus paralíicas creaciones- prueba óptima de que la cosa no
camina-, inventan las teorías de la “obra abierta”, de que el lector debe
colaborar para que la obra se haga. Pamplinas. Si se acepta que la literatura
concluyó, la literatura podría volver a ser lo que era: ser- me refiero a la
novela- como la tragedia y la epopeya de la que surgió, un teatro de títeres
donde “no hay que hacer”, pues el destino impera. La literatura como
ilustradora del destino: a eso sin duda llama su crítico arbitrariedad. Yo he
creado un mundo inexorabemente cerrado, que por eso es poético. Como en mí,
como en cualquier hombre, está todo, comprobé después con sorpresa que la
realidad se ponía a obedecer ese mundo
sólo mío Así ha sido siempre la literatura clásica: una cuestión de fe.
P-
¿A qué se debe ese lenguaje insólito, mezcla de arcaísmos, porteñismos,
españolismos y hasta de sintaxis latinizante que usted usa?
Murena-
No uso un lenguaje. Esta obra “es” ese
lenguaje. Como es pura literatura- o sea pura realidad- es puro lenguaje. Y
como la literatura se terminó, es un lenguaje que se burla del lenguaje. Es la
palabra “injusta”- lo contrario y lo mismo que la mot juste flaubertiano-, cuyo
fin es demostrar que a una palabra se le puede hacer expresar todo, incluso lo
contrario que su significación convencional. Así el hombre siente que puede
liberarse de la esclavitud de la lengua: mi ideal sería escribir sólo con
insultos la más maravillosa historia de amor. Quiero que a través de ese
lenguaje que se destruye a sí mismo el lector sospeche la existencia de un
vacío absoluto, que lo inquiete y le trasmita una realidad superior a él. Ahí
tiene otra vez lo religioso, en el lenguaje.
P-
¿Qué piensa del público lector?
Murena-
Del público en general me interesa una sola persona. Persona a la que no
conozco. De la que no sé si ya nació o si ya murió. Sin embargo, existe.
P-
¿Cómo ha hecho para crearse el prestigio preferentemente negro que tiene?
M-
Oh, es una tarea de muchos años cuyo secreto no voy a revelar tan fácilmente.
Revista
Panorama
Con el budismo para consumidores contestatarios de Kerouak nunca fui ni hasta la esquina. La generación beat estuvo contra la guerra de Vietnam que permitió la llegada al poder del genocida Ho-Chi Min y que como en Corea del Sur hoy haya instituciones libres en Indochina. Coexiste con el nacimiento del paradigma vietnamita y el negocio universitario de los pueblos oprimidos y la exaltación de las peores dictaduras. Amo el Estados Unidos profundo, el de Katherine Anne Porter o el de Cormak Mac Carthy, unas de las pocas reservas que queda junto a Israel de la libertad soberanía en el mundo.
El vergonzante fallo del Tribunal Europeo de los derechos del hombre que pone en duda el concepto de genocidio, es un insulto a más de un millón de víctimas armenias asesinadas de la forma más aberramte por los "Jóvenes Turcos". No es casual que quien considera esto una "mentira internacional", Dogu Perincek, sea el líder del partido de trabajadores turcos, que es ultranacionalista, nazi y estanilista al mismo tiempo. Europa sigue cediendo hacia un estado , Turquía, que siempre fue negacionista y ha practicado diversas formas de chantaje, pero que ahora ha girado hacia el integrismo y amenaza a las minorías, la armenia en primer término. Está demás decir que el gobierno argentino ha sido indiferente al hecho, no podía ser de otro modo por parte de un estado que ha entregado sus víctimas- las de la AMIA- a los victimarios. Un motivo más para leer Mar Negro de Ana Arzoumanian, uns novela única e ilegible en un país de ratas donde hoy el fascismo y el estalinismo se dan la mano.
La traición a la patria según la constitución se ha cometido tantas veces que ya parece un hecho natural, de justicia o de lealtad.
Nuestra Reina Batata/ es peor que una rata/ maquilla sus emociones/ te vende espejitos de colores/ te regala patacones/ y cuando no te das cuenta/ te come hasta la ñata.
Ad Kalendas graecas.
Horacio González ha creado una suerte de neoclacisimo ramplón, cobarde, populista, más próximo a una nov lengua que vuelve respetable el crimen según Orwell que a los clásicos donde el miedo a decir algo por su nombre supone un inmenso déficit de metáforas a la par del fiscal que destruye la economía y la vida. Hace tiempo que este procedimiento está de moda en la impotente cultura progre: matar al otro de aburrimiento, hundirlo en la depre tipo “a mí me pasa lo mismo que a usted”, hacerle odiar el lenguaje de tanto no decir nada o celebrar la misma nada siempre en el tono de contraido sabelotodo. Ni una palabra de la evidente disyuntiva formulada por Cristina: o una dictadura militar o yo...mientras bautiza a Milani según el ritual predilecto del nacional populismo. Dejando de lado el tema de su injustificado enriquecimiento, le vale la presunción de inocencia pero la Presidente desoyó al CELS y González no se pregunta sobre este punto único y clave. Todo parece reducirse a una hemorragia de conciencia. ¿El sordo pacto con Irán? ¿La militarización de los desplazados que formula Omar Genovese hablando de Estado de sitio tácito donde los narcos son los justicieros? ¿La política? Vecinos que se arman para la autodefensa de un lado, parapoliciales del otro hablan de la desaparición de la política en un contexto de guerra tribal. Nada, como dicen los pibes, hay que disfrutar de la década ganada, apenas alterada por un mosquito que pica en la buena conciencia.
Así, en Pravda 12, para mostrar su disidencia con el nombramiento de Milani nos larga esta tirada donde el hecho parece responder a una ciega fatalidad- "por algo será"- más que a una decisión que tiene el nombre y apellido de la Presidente.
Cito este atentado a la inteligencia del prójimo: “¿qué es saber? ¿Alguien estaba dentro de la maquinaria y no sabía? ¿La conciencia tiene tantos planos sigilosos y signos de autoexculpación que logra convertir en no-saber lo que se sospecha saber? ¿En verdad se puede vivir en estado continuo de pretexto? ¿Haciendo excepciones a nuestro favor? No son estos asuntos de Estado, sino del estado de las conciencias, con sus repliegues que pueden ir anulándose en cascada a cada acto que concebimos infausto. A pesar de eso, todo puede comprenderse en medio de la tensión última del conocimiento, la que nos lleva a acercarnos a lo que es una época, sus condiciones políticas, sus urgentes inmediatismos y el llamado siempre silencioso de las grandes arquitecturas que a lo largo de los tiempos adquiere el sujeto culposo, forma interna, a veces complementaria, a veces contradiciente del Estado. Si están bien encaminadas estas reflexiones, nos apoyamos en ellas para manifestar nuestra disconformidad con el nombramiento del nuevo jefe del Ejército".
¿Quién es el sujeto culposo? No lo saben ni dios, ni el diablo, ni Marx.
González escribió en enero de 2002, La Multitud creadora, donde no dice una palabra de la megadevaluación de Duhalde ni de los miles de muertos que causó esa estafa gigantesca y ensalza a la multitud citando a los zombi filósofos del momento, pasa por alto el golpe de estado y le atribuye un decisionismo a lo Schmitt cuando entre gallos y medianoche no pudo decidir nada.
Eran los tiempos donde Duhalde era un "prócer"(Pigna) y no el posterior Padrino. Hay que estar atentos para que la historia no vuelva a repetirse aunque ya el gobierno devalúa a un cuarenta por ciento anual.
A partir de ese momento comenzó el matrimonio entre los intelectuales mitómanos y poetas de la servidumbre voluntaria, filo castristas chic por décadas y que encontró en la delictiva oligarquía santacruceña su realización y que ha sido el destino mercenario, exánime de la vanguardia en la Argentina. Horacio González puede hablar interminablemente Ad kalendas graecas sin que nada afecte la circularidad de su lengua que reproduce lo mismo con lo mismo. Como el reaparecido Cavallo, González habla como si no tuviera nada que ver con la actual tribalización que trivializa a más no poder.
El pez no muere por la boca en las culturas estructuradas por el delirio, en los países donde los sujetos están en posición de duelo invertido habla hasta secar el mar y probarte que en riachuelo hay sirenas.
El fanatismo de intelectuales y poetas por el nacional populismo se debió a la promesa implícita que dejarían de pertenecer a una pequeña burguesía asalariada y formar parte de una oligarquía de Estado. Manuel Gálvez había dicho eso mucho antes con total franqueza. En cambio, aquí se hizo en nombre ideales tercermundistas que ya eran pornográficos. Los K además de la promesa de formar parte de una nueva clase privilegiada los confirmaban: haber amado a Castro, al Che, a Mao, etc, era haber participado en una gesta histórica que seguía su curso sin interrupciones contra el imperialismo. Es desde esa trama donde surgen las imposturas más flagrantes, que pasan por el ridículo y el grotesco hasta convertir una supuesta épica en la ética del mini-miserabilismo actual.
La novela El neoromanticismo de Diego Fernández Pais narra de primera mano desde el humor y la sátira ese mini-miserabilismo.
El colombiano se burló de mi. Contó una serie de chistes sobre argentinos: "¿ Qué hacen dos argentinos en la Torre Eiffel? Miran cómo se ve París sin ellos." La reunión no fue muy feliz. Los defraudé o les fui útil para continuar con la idea que tienen de nosotros. En la despedida, el colombiano me invitó al estreno de una obra dirigida por él, de autor argentino. Nos admiran.
Informe sobre Moscú, José Sbarra, Palabras Amarillas ediciones.
"Dejadme llorar a orillas del mar" (Góngora). Así vale la pena quejarse, lo mismo en la pena extraordinaria que canta Martin Fierro. Quejarse en demasía por la falta de luz y de agua es una burla para las viejitas que no pueden subir las escaleras. Nadie del Estado ni de los entes reguladores ni las empresas oyó nada. Vayamos entonces a romperle en mil pedazos el generador a Oyarbide, no nos axfisiemos, ahogemos a falta de agua en un nudo borromeo, no hay nada más fácil que separar un aro para liberar los otros dos, no hay que construir una vida contra eso. En esta me prendo y luego teorizo cómo Oyarbide ha gozado con ello.
La corrupción insolente de funcionarios que se sienten impunes, combinada con la prédica de propagandistas oficiales persuadidos de que la militancia política entraña el derecho a mofarse de la legalidad burguesa, ha contribuido mucho al clima anímico imperante. Sería poco razonable esperar que los habitantes de un país dominado por personajes considerados fabulosamente corruptos respetaran las mismas normas que los finlandeses o neocelandeses. En todas partes importa la ejemplaridad: no basta que la mujer de César sea honesta, también tiene que parecerlo.
El ejemplo brindado por Cristina dista de ser edificante. Es de suponer que al festejar el trigésimo aniversario del reencuentro con la democracia bailando con personajes de la farándula local y batiendo un tambor mientras moría más de una docena de compatriotas y millones se atrincheraban aterrorizadas en sus hogares por miedo a ser atacados por hordas de delincuentes, Cristina imaginaba que el espectáculo la ayudaría a robustecer tanto su propia autoridad como su compromiso con la gente joven.
Se equivocaba, claro está. Para todos salvo los incondicionales, el contraste entre el jolgorio oficial protagonizado por la Presidenta y la tragedia que estaba viviendo un país que, para su horror, acababa de verse en el espejo, fue demasiado cruel. A menos que Cristina tenga mucha suerte, aquel episodio nada feliz permanecerá como una metáfora perfecta de su gestión.
En el mundo binario de Cristina, todo es maravillosamente sencillo: el país ha sido condenado a elegir entre ella y una dictadura militar. Puede hacer lo que se le antoje porque su gobierno jamás cometerá los mismos crímenes que el régimen castrense. Quienes la critican son, lo entiendan o no, golpistas, ya que están despejando el camino de regreso para los milicos y sus aliados civiles.
Para los ultra-K, estos golpistas fantasmagóricos cumplen un papel esencial. Les brindan un pretexto para comparar su propia conducta no con la de gobernantes más racionales y más respetuosos de las normas democráticas, sino con la barbarie del Proceso. Por lo demás, puesto que el Gobierno tiene que concentrarse en la lucha contra “los vestigios de la dictadura”, sería injusto pedirle intentar solucionar problemas menos urgentes como los supuestos por la inflación desbocada, la brecha creciente entre el gasto público y los recursos financieros disponibles, el déficit energético, la educación en caída libre y la sensación ya generalizada de que “el modelo” está por desintegrarse, con consecuencias dolorosísimas para buena parte de la población del país.
Por fortuna, a pesar de los esfuerzos de los kirchneristas por resucitarlo, el golpismo se niega a salir de la tumba en la que yace desde hace un par de décadas. Así y todo, puede entenderse la nostalgia que sienten Cristina y sus íntimos por épocas en que combatir el poder fáctico militar era prioritario. Es una cosa oponerse a una dictadura brutal, aunque sólo fuera anímicamente y en retrospectiva; es otra muy distinta, y mucho más complicada, gobernar con eficacia un país que se ha atrasado tanto como la Argentina.
No solo los kirchneristas, sino también otros peronistas, radicales, izquierdistas y muchos que se suponen progresistas se han acostumbrado a atribuir todas las deficiencias nacionales a la malignidad de sus enemigos particulares; militares, conservadores, oligarcas, “neoliberales”, los agentes de una sinarquía cosmopolita y así, largamente, por el estilo. Parecen estar mucho más interesados en el pasado que en el presente.
Coinciden con los “revisionistas” en que la Argentina es el país víctima por antonomasia.
Tanta autocompasión por parte de los políticos es comprensible: no les convendría que la ciudadanía atribuyera el estado lamentable del país a las deficiencias de una proporción notable de los miembros de la clase política permanente. Con todo, sería mejor que se quejaran menos por lo sucedido en el pasado que, al fin y al cabo, no podrán modificar, y que hicieran un esfuerzo mayor por enfrentar los desafíos planteados por la actualidad.
James Neilson
"No es importante lo de Lázaro Báez" dijo Ricardo Forster, además de defender a Milani, sin decir palabra de los cuestinamientos del CELS.
O bien este imbécil ignora el sentido de la palabra obsecuencia y no sabe lo que dice o bien lo sabe y es un canalla. Lo cierto es que habla en jerga galtierista como Estela Carlotto. Los muertos le resbalan. Patético final de toda una cultura de izquierda predominante en la argentina que culmina abrazada a los saqueadores asociados al Estado, Milani y a los ayatolas de la muerte. "Ya se ver" dice Carloto ...cuando sea demasiado tarde y seamos definitivamente un país de ratas.
Creo
que no se entendió nada cuando dije que las líneas de transmisión han sido
devastadas. No se trata de novelas, poemas ni de obras de teatro.
En la Alemania de Weimar, Berlín era la capital artística del mundo. Estaban las mejores novelas- Broch, Musil, Schnitzler, etc. – los mejores poetas, el mejor teatro- Piscator, Reinhardt, Bretch, Hauptmann, el cine de Von Stenberg y Fritz Lang, la mejor música- Schonberg, Alban Berg, Bartok, Bahaus en las artes visuales, Klee y Kokoscka en pintura y esto para empezar. Trato el asunto detenidamente en Lecturas del Museo.
En la Alemania de Weimar, Berlín era la capital artística del mundo. Estaban las mejores novelas- Broch, Musil, Schnitzler, etc. – los mejores poetas, el mejor teatro- Piscator, Reinhardt, Bretch, Hauptmann, el cine de Von Stenberg y Fritz Lang, la mejor música- Schonberg, Alban Berg, Bartok, Bahaus en las artes visuales, Klee y Kokoscka en pintura y esto para empezar. Trato el asunto detenidamente en Lecturas del Museo.
Pero
venció el nacionalismo de la Kultur, ganaron Heidegger y Carl Schmitt y vino
Hitler. Nadie vio nada, salvo Karl Kraus. Todo era maravilloso. Ni Freud ni
Lacan hubieran podido hacer nada, era demasiado tarde, los zombies venían
marchando y nadie quiso combatir cuando había que hacerlo. Cuando una elite
humillada se une al populacho nadie escucha a los Karl Kraus. Aquí nadie quiso
oír a Murena, era angustiante que no fuera populista o de izquierda y no
hiciera los deberes: había que convertirse en zombie para ser parte del start system.
Se asumía como un efecto retardado de las novelas de caballería, a excepción de Tirant lo Blanch que se bajaba turcos en la neblina para quedarse con Bizancio y Carmesina: Tirant era neoliberal.
Hay que sacar al poeta de lugar rentístico de la víctima. No suponerle una ética porque diga que es de izquierda ni porque se pronuncie populista cederle el monopolio de los sentimientos. Ni ilusionar una profundidad cualquiera porque parafrasea al chanta de Heidegger.
La poesía es lo contrario de la performatividad.
Esta frase de Hernán Brienza es espeluznante y para la posteridad: "Lo que sí es indiscutible es que lo que lastima, lo que molesta a muchos fariseos del pasado no es lo que Milani haya hecho en décadas anteriores. Milani es incómodo por su adscripción indiscutible a un proyecto nacional y popular"- Lo que demuestra que el populismo toma el bautismo de la religión tradicional y lo usa tendenciosamente: no importa que Milani- o Gerardo Martínez, acusado con argumentos de más de cien desapariciones- hayan hecho, torturado o asesinado, basta el bautismo de la Reina Batata para de golpe y porrazo formar parte del Eje del Bien. Milani ya tuvo su bautismo y Brienza lo aprovecha atacando a los "fariseos" como si los Kirchner no hubieran estado en las mejores migas con los militares de la dictadura, votado por la amnistía de Luder, prohibido a las madres en Santa Cruz y retornar en el 2003 con la furia de los conversos.
Milani no es una casualidad en el gobierno nacional y
popular. Es el producto de una concepción ideológica, pero también la
consecuencia política de una estrategia corporativa que no sé si podrá
concretar con todas sus consecuencias, pero las intenciones existen y
los primeros pasos se han dado. El populismo, por otra parte, necesita
de Fuerzas Armadas adictas con prescindencia de los resultados
decepcionantes que han tenido en la materia. A las enseñanzas de Perón
se suma el ejemplo de ese otro ícono de la superchería populista: Hugo
Chávez.
Decía que el ascenso de Milani preocupa
no tanto por su pasado como por las consecuencias que esta decisión
tiene en el presente. Por supuesto que la decisión es un retroceso en
materia de derechos humanos, tal como se los concibió en 1983. ¿Pero es
una contradicción con la gestión de los Kirchner? Lo es a medias, porque
para un gobierno populista cuya vocación de poder es decisiva, estas
contradicciones son absolutamente previsibles y hasta funcionales a su
estilo.
Seamos sinceros. Este gobierno nunca
creyó en los derechos humanos. Sus principales promotores, empezando por
los Kirchner, estuvieron ajenos a ellos y si alguna vez retomaron
algunas consignas fue por oportunismo. En el camino, como no podía ser
de otra manera, lograron la hazaña cultural de corromper a instituciones
que en su momento fueron símbolos de resistencia a la dictadura. A lo
sumo, los Kirchner se preocuparon por juzgar a represores -en algunos
casos a ancianos que asisten a los tribunales con pañales descartables-
pero el juicio a los represores puede ser en el mejor de los casos un
capítulo en materia de derechos humanos, porque la plenitud de esta
asignatura incluye una filosofía, una ética, una práctica social que
este gobierno desprecia o desconoce. Además requiere la vigencia de un
Estado de derecho que para los Kirchner ha sido siempre más un obstáculo
y una molestia que un espacio a perfeccionar y ampliar.
Rogelio Alaniz
En Guantánamo hay un estatuto, el del “unlawful combattant”, que decreta el estado de suspensión de toda garantía para un nuevo tipo de terrorismo en referencia al urbicidio. El Acta Patriótica no supone que haya caducado la separación de poderes y que Estados Unidos- un país que está en guerra, no hay que pasarlo por alto- sea un estado de excepción como afirma Agamben que considera a las democracias como estados de excepción pero no dice una palabra de estados totalitarios como Cuba, Corea del Norte o Zimbabwe. El estado de sitio tiene una base jurídica, más grave me parece la vuelta a la hipótesis del enemigo interno porque no sabemos quién es. Me temo que con Milani a cargo de la inteligencia se apunte más a opositores y periodistas que a los autores de los saqueos, empujados por los propios punteros como sucedió en Tucumán.
Estamos en pleno reino de la mediocridad. Entre plumíferos sin fantasía, graves, frondosos, pontificadores con la audacia paralizada. Y no hay esperanzas de salir de esto. Los "nuevos", sólo aspiran a que uno de los inconmovibles fantasmones que ofician de papas, les digan alguna palabra de elogio acerca de sus poemitas. Y los poemitas han sido facturados, expresamente, para alcanzar ese alto destino. Hay sólo un camino. El que hubo siempre. Que el creador de verdad tenga la fuerza de vivir solitario y mire dentro suyo. Que comprenda que no tenemos huellas para seguir, que el camino habrá de hacérselo cada uno, tenaz y alegremente, cortando la sombra del monte y los arbustos enanos.
ONETTI
La culpa no es del chancho sino del que le da de comer.
Si hay un militante que es la apoteosis que combina la imbecilidad y lo canalla es el militante anti- Monsanto K. Critica a la empresa como si el gobierno no hiciera contratos con ella, siendo Cristina su máxima apóloga. Porque o bien las semillas transgénicas aterrizan libremente sobre el territorio y no existe el gobierno o hay un gobierno que impulsa la sojización en todo el territorio. Otra discusión sería si la empresa contamina o no y si hay otra agricultura de sustitución posible.
Lo cierto que es el militante anti- Monsanto K es el elemento más tóxico que hasta ahora produjo esta diabolizada empresa. http://youtu.be/gSPMF7v7Uno
El dia de la Lealtad peronista se parece cada vez más al de los Santos inocentes. Su líder tiró la primera piedra traicionado a Cipriano Reyes, luego Vandor traicionó a Perón, Perón a los montoneros y Cámpora a Perón, Menem a Duhalde, todos los masivos aníbales y fellers a Menen pasándose a los K que traicionaron Duhalde. Massa a los K es la última lealtad al revés de una religión que reza: el peronismo exalta la traición, lo que no perdona es la derrota.
Todo bien, porque luego estos santos inocentes se reconcilarán para disfrutar de la torta.
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