jueves, 26 de diciembre de 2013

Las manos de Laura Estrin. Por Jorge Quiroga.

 

                   I


Juega como si no supiera

volviendo  desde el hueco

de  otra mano

que  la abriga..


Se desliza en el parque

que  el tiempo no horadó
y en la tarde transparente,

contesta  mientras acorrala

a quien la desmiente,

Laura pone su mano

en su falda, cierra el libro,

y  piensa en la casa de su infancia.

El  tiempo la sorprende en  esa evocación





  II


Las manos de Laura

se aprietan en el frío

y se adormecen en el verano
siguiendo su rumbo,

cuando  caen desde las copas de los árboles
esas  manchas azuladas que

se amontonan en la loma,

formando  un reguero

que es apenas un camino,

para atravesar la calle

o perderse en el barrio.



III


Está en la  soledad

con  que espera

que cerca del río

el  agua arrastre sus deseos,

y sus manos se quedan inmóviles,

moja en la orilla la yema

de  sus dedos

y no sueña más,

que en los amigos ausentes,.

sale a caminar en ese borde,

y  nunca será la misma mujer.





                                                            Jorge Quiroga






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