“Los árabes pueden perder muchas guerras;
Israel precisa perder una sola para
desaparecer del mapa” Ben Gurion
“Todo hombre que no haga
sacrificios al culto de los ídolos será llamado judío”. El Talmud.
Hermann Broch afirmó que
“el peor crimen de Europa es la indiferencia”, algo que en referencia al
antisemitismo tuvo la forma de un “problema” que inventa a sus precursores.
Para Jean Claude Milner esta historia reaparece en otra clave. Ha escrito un
libro del que nadie parece haberse enterado, Les penchantes criminels de l’
Europe democratique ([1]),
donde el nombre judío como universal singular afecta simultáneamente a la
idolatría de los estados –nación ([2])
y a una globalización supuestamente homogénea: Israel es en ese sentido el
único que no parece tener derecho a la existencia.
Mi lectura de este libro
polémico concierne a una historia donde se cruzan una máquina de hacer creer
con una máquina de matar donde el nombre judío tiene el lugar de un contratiempo sin
solución que alcanza al siglo XXI. ([3])
Al final de la Segunda
Guerra Mundial, los sionistas intentaron volverse europeos, evocando a Theodor
Herlz, que a partir del caso Dreyfus habló de la necesidad de un Estado, es
decir, de tener fronteras. Europa contribuye a su fundación en el mismo momento
en que se constituye, luego de 1945, la Comunidad Europea y cada vez más tiende
a identificar la globalización con la utopía de un mundo sin fronteras pese a
la existencia de estados como Corea del Norte que dispone armas nucleares que
pueden borrar en un parpadeo a Seul y a Kiotto, o de Irán, que, tres años
después de escrito el libro de Milner, acentúa el procesamiento de uranio con
el objetivo de poseer una bomba para, como declaró su presidente, borrar a
Israel del mapa.([4])
Cabe examinar el lugar
del nombre judío en las décadas de 1920-1930. En La Europa Suicida( [5])
León Poliakov recorre a través de citas de escritores los anatemas de quienes
se muestran menos preocupados por el posible rearme de Alemania que en sumarse
a la alucinación colectiva acerca de una conspiración judía internacional. La
peste puede ser comunista - los “judeos bolcheviques” - o norteamericana en
cuanto se argumenta que el capitalismo financiero está dirigido por un
sacerdote judío, que reside en “ el Vaticano de Nueva York”, en la plutocracia
judía de Wall Street según escribe Hugo Wats en el Gran Kahal([6]),
libro donde cuenta cómo los judíos a través de sus mujeres se introducen en las
familias patricias argentinas con el objetivo del ascenso social y al mismo
tiempo destruyen la tradición católica : prosiguen la misión de Judas por
otros medios.
Se les atribuye haber
traído la peste a Europa por parte de la derecha y la izquierda. La Action
Francaise y L’ Humanité( 24/ 12/1920) ven venir la “enfermedad
Número 9” a París desde judíos inmigrados de Rusia o de Polonia.
Hasta el bastión del civismo francés, la Revue de Deux Mondes, trata de
los odios anticristianos de los judíos.
En la década del treinta
la situación se vuelve más dura y como lo ha analizado Henry Meschonnic([7])
hay una estrecha solidaridad entre el tema antisemita y el rechazo creciente de
las democracias.
Se tiene a los judíos por
beneficiarios de la industrialización y la ciencia de la que se apropian
mediante oscuras conspiraciones. Son culpables hasta de la gripe. Mediocres
provocadores y escritores notables se purgan parafraseando el libelo de Maurice
Joly, los Protocolos de los sabios de Sion , que habla de una
conspiración mundial que sirve al antisemitismo para justificar sus prácticas.
Hitler lo explota al extremo. Salvo Churchill, los dirigentes europeos se
repiten que “Hitler quiere la paz”, Littton Strachey aboga no sólo por ésta
sino por la supresión del ejército inglés, las manifestaciones gritan “mejor
Hitler que Blum ” y se va conformando el espíritu derrotista de
Munich que Chamberlain en 1938 resume a través del “ Try, try, and try again”,
dejando de lado el interrogante de si la paz no supone de que hay cosas peores
que la guerra - Auschwitz - algo que Karl Kraus enuncia cuando ice : de
Hitler no se me ocurre nada, es decir, piensa que hay que dejar de
“interpretarlo” y se prepara para un combate que de ocurrir antes lo hubiese
detenido a tiempo.
El pacifismo se le
“ocurren” muchas cosas y niega hasta el ridículo la inminencia de un Hitler
armado hasta los dientes y que gran parte de la clase obrera alemana lo apoye
desconcierta ([8]).
Las ilusiones, lejos de ser meros argumentos falsos, refutables desde la
lógica, son el combustible de las máquinas de hacer creer que confunden
el anhelo de paz que sigue a la carnicería de la Gran Guerra con la negativa de
reconocer y detener a tiempo el desencadenamiento letal de la Segunda.
Hitler quiere la paz, es
capaz de conmoverse; en el fondo, es inofensivo: con esta posición la vieja
Europa, ayer, le creyó más a un Chamberlain que a Churchill ([9]).
Hoy acaricia un sueño de plenitud y se
siente como civilización acreedora de las prometedoras figuras de lo ilimitado,
entre ellas, el bienestar y la paz que se hacen presentes con sólo anhelarlos.
La selva, sin embargo,
existe y está dentro y fuera de la ciudad.
En agosto de 2003, la
opinión pública mundial logra que se posponga la lapidación de Amina Lawa,
condenada por adulterio en Katsina, un
estado del norte de Nigeria donde rige la ley de la Sharía y en febrero
de 2005 en Alemania, Hatin Suruco, una joven berlinesa de origen turco, 23 años
de edad, recibe tres balazos de sus propios familiares por adoptar formas de vida
occidental. La lapidación de mujeres en países islámicos ocurre “afuera”, en
Nigeria, que tiene una constitución republicana desde 1998 y ha adhiere al
estado de derecho pero que es amenazada por fundamentalistas internos y
externos El dicho “pueblo chico,
infierno grande” rige hoy a nivel planetario.
El asesinato de la joven
berlinesa acontece en el barrio de Templetot donde se desconocen los hechos de
sangre: el afuera ha entrado en el adentro y los fanáticos experimentan su
identidad amenazada por las figuras de la modernidad y pueden pasar desde el crimen ritual a los
mega - atentados.
Recordemos las declaraciones
poco simpáticas del médico egipcio Ayman Al Zawuahiri, considerado el número
dos de la multinacional terrorista Al -Quaeda, en un audio
emitido en mayo de 2003 y difundido en diversos medios periodísticos, donde
llamaba a continuar la Jihad del 11 de septiembre: “Los cruzados y los
judíos entienden sólo el lenguaje de la muerte y de la sangre. Solo pueden ser
convencidos a través de ataúdes, torres en llamas y economías devastadas.” ([10])
[1] Les penchants criminels de l’Europe démocratique, Jean Claude Milner,
EditionsVerdier,2003. Es curioso que pese a la fama
del autor en medios psicoanalíticos se haya silenciado este libro digno de
Freud, que nunca sucumbió al pánico como ideología ni temió asumir el malestar que hoy para Milner se llama Estado de
Israel. Quienes han asumido algo de su lectura se han limitado al escolar
anatema de que Milner se equivoca…en las fórmulas de la sexuación!...todo queda
en “paz”, especialmente el efecto político del libro que desarma los públicos
cautivos.
[2] En el libro de Milner se habla de lo lógico - políítico en
referencia a formas limitadas de poder, por ejemplo, la democracia
parlamentaria. La referencia no explícita es el Tratado-teológico político
de Baruch Spinoza que aboga por la separación de político y lo teológico que
está en la base de contrapesos del poder en el estado de derecho. Esto no
existe en los estados totalitarios de Partido Unico ni en Estados teocráticos
como Irán. Spinoza habla del derecho de guerra y anticipa los rasgos que caracterizan
a un ejército democrático de uno despótico : en el primero los soldados
son los mismos ciudadanos que, dice, no querrán la guerra por la misma guerra
ni con motivo de conquista.
[3] Que la Tercera Guerra Mundial, que culmina en 1989 con la caída
del Muro - aunque todavía hay letales estertores - haya sido llamada durante 45
años Guerra Fría habla de un curioso eufemismo ya que hubo más víctimas que las
dos guerras anteriores.
[4] Claude Lanzmann ( Le Monde, 3/8/2006) observó que antes de la
captura del sargento israelí (25 de junio), “se olvida de decir que los misiles
ya llovían sobre Sedrot y el Sur de Israel”. El día 12 de julio, el Hezbollah, dice, captura otros dos y en una emboscada
donde matan nueve soldados judíos en la frontera norte de Israel. Los misiles
apuntan sobre la alta Galilea. Haifa, ejemplo de ciudad cosmopolita, donde
conviven civilizadamente judíos, cristianos y árabes, queda en ruinas. Al mismo
tiempo, Nahariya, bajo el fuego de misiles, es transformada en ciudad fantasma. Estas provocaciones que
tuvieron una dura respuesta por parte de un Estado que venía de apalear a la
propia población al retirarse de Gaza, acontecieron el mismo día que el Consejo
de Seguridad iba a tratar acerca del programa nuclear iraní que está en el
centro de esta sexta guerra ( luego de las de 1948,1956,1967,1973 y 1982)en
Medio Oriente. Por la resolución 1556 del Consejo de Seguridad el Estado
libanés debía desarmar al Hezbollah. Hinde
Pomerianec fue una de las pocas voces que recordó que bajo el fuego de los
Katiushas también murieron niños israelíes y Amos Oz se detuvo en un aspecto
olvidado en los comentarios : el uso de civiles libaneses como sacos de
arena por parte de los lanzadores de cada uno de los 17.000 misiles que
Hesbollah acumuló desde la paz de mayo de 2002. Lejos de pedir perdón como Israel por la
muerte de inocentes, los civiles son sus blancos preferidos. El ejército israelí
avisó a la población antes de bombardear las plataformas lanza - misiles en
Qana y lamentó el destino final de la
operación donde murieron 28 civiles según Human Right Watch. Lanzmann denuncia
la hipocrecía y la “voracidad casi gozoza” de una prensa que negando todas
estas evidencias trata de corroborar una supuesta “naturaleza criminal del
pueblo judío”. André Glucksmann, por su parte, recordó que cuando Putin arrasó
Grozni - Chechenia- dejando entre doscientas trescientas mil víctimas - decenas
de miles de niños musulmanes - o los doscientos mil masacrados en Darfour, el
Consejo de Seguridad no se reunió ni hubo ruido en la prensa. No se trata de
evitar toda crítica a Israel, pero ocurre si hubiera una balanza “universal”
donde sólo el musulmán muerto por Israel despierta la indignación universal, en
tanto que las víctimas de los genocidios programados no tienen peso o no
existen. La pequeña nota aparecida en Clarín(10/8/2004)- Whashington acusa a
Sudán de genocidio - informa del asesinato de 50000 negros africanos(
cristianos o animistas) y el desplazamiento de un millón y medio de personas
por parte de la milicia musulmana de Janjawid que pudo continuar matando sin
que mereciera siquiera la letra chica de la prensa mundial.
[6] El gran Krahal/ Oro, Ediciones Thau, Buenos Aires, 1984.
[7] Henry Meschonnic, Le langage
Heidegger, Puf, 1990. Este libro capital analiza
detenidamente las mistificaciones del lenguaje por parte de Heidegger que atrapado en el Ser y lo sagrado- que solo
puede enunciarse en griego que más que una lengua es el mismo logos - es
impotente para leer la tradición judía, por ejemplo, la chekhina, que
habla no de la presencia de Dios, sino de su vecindad, habida cuenta de que su
presencia sería insoportable. Esa separación es la que quieren abolir las
ideologías fundamentalistas y teocráticas.
[8] Este hecho se entiende en cuanto esta clase era considerada la
mejor del mundo. Marx le había dedicado El Capital y la consideraba
elegida para consumar la lucha de clases. El furor nacionalista que creció
luego del humillante Tratado de
Versalles combinado con la hiperinflación ( además del furor de Lenin y
Stalin contra los socialdemócratas, llamados “socialfascistas” y considerados los peores enemigos por no renunciar al estado de
derecho) torna verosímil el discurso de Hitler, que no es de “derecha” como lo
ha demostrado Jean Pierre Faye sino una combinación de todos los enunciados
aceptables que están en juego en ese momento : ayer y hoy, el antisemitismo permite inusitadas
convergencias.
[9] En la Cámara de los Comunes, luego de las claudicaciones de
Munich - 20/9/1938- Winston Churchill dijo : “Francia e Inglaterra podrían
haber elegido entre el deshonor y la guerra. Han elegido el deshonor y no
podrán evitar la guerra”. Otra consecuencia lamentable fue que los ingleses
para estar a tono con el clima pacifista de Munich hicieron la vista gorda ante
las maquinaciones nazi - fascistas en Medio Oriente y se ocuparon de
perseguir la inmigración clandestina de judíos a Israel.
[10] Recientemente, este médico de origen egipcio en un video
difundido por la cadena de Quatar se pronunció respecto del actual conflicto
entre Israel y el Hezbollah “ Oh musulmanes de todos los lugares, los llamo
a combatir y convertirse en mártires en la guerra contra los sionistas y los
cruzados”( Le Figaro, 27/7/2006) La ideología sunnita de Al-Qaeda considera a
los shiítas de Hesbollah como heréticos pero el médico hoy los asocia un
enemigo común y aparentemente cuestiona el terrorismo contra los shiítas en
Irak. ( The Enemy of My enemy is still My Enemy, Bernard Haykel, The New
York Times, 26/7/2006)La crisis de Medio Oriente tiene como telón de fondo un
Islam dividido en facciones múltiples.
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